ECONOMíA › TEMAS DE DEBATE: EVOLUCIóN DEL TIPO DE CAMBIO, PRECIOS Y LOS SALARIOS EN 2014
Luego de la devaluación, los pronósticos más pesimistas parecieron hacerse realidad. Sin embargo, la situación se estabilizó y la discusión de las paritarias comienza en un contexto de mayor tranquilidad. Qué puede ocurrir en lo que resta del año.
Producción: Javier Lewkowicz.
Por Alejandro Barrios *
Terminado el primer bimestre de 2014, las pocas personas que participamos de debates públicos sobre cuestiones económicas, entramos a una nueva agenda. Dejamos las discusiones sobre las variaciones diarias de las reservas internacionales y el precio del dólar y pasamos a preocuparnos –por suerte otras personas se están ocupando– de temas más relevantes para el resto de los argentinos: los precios, los salarios y los puestos de trabajo. Es que hasta los economistas más activos militantes del proyecto de país abierto e integrado al mundo están aceptando dos cosas: a) las reservas internacionales como poco se mantendrán en el nivel actual o subirán, no tanto por el flujo positivo de la cuenta corriente y sí tal vez por el de la cuenta capital del balance de pagos; b) que el tipo de cambio seguirá estable el resto del año, que difícilmente se den escenarios para saltos bruscos de su nivel.
Antes de pasar a la secuencia-causalidad precios, paritarias y puestos de trabajo, planteo una moción de orden. Responder algunas preguntas sobre dicha secuencia-causalidad y nuestra profesión: ¿por qué la agenda pública argentina tiene esa secuencia y no al revés como indicaría la teoría económica? ¿No es el nivel de empleo el que determina los niveles y variaciones salariales? ¿No son éstos los que impactan proporcionalmente en los costos? ¿No son los costos los que impactan en los precios? Si esta secuencia es así, ¿por qué será que la causalidad teórica no se corresponde con la agenda pública en nuestro país? ¿Los economistas vamos a seguir forzando la realidad para que encastre en nuestros intocables modelos? ¿O vamos a modificar nuestros modelos para poder dar cuenta de una realidad concreta, situada en tiempo y espacio? La moción es rechazada.
Vamos a la agenda que viene. Primero los precios: nuevamente merece destacarse que, hasta los más activos militantes del proyecto de país abierto e integrado al mundo desarrollado admiten que la tendencia reciente indica que los próximos meses tendrán variaciones de precios menores a las verificadas en el primer bimestre. Además de las explicaciones macro, que abundan, se podrían agregar algunas consideraciones que surgen de los resultados del IPCNu para avalar dicha tendencia decreciente de los precios. A la variación del bimestre (7,2 por ciento), se llega en gran parte por el aporte de 2,45 de Alimentos y Bebidas, 1,76 de Transporte y 0,69 de Salud. En el programa de Precios Cuidados, la división Alimentos y Bebidas ocupa un lugar central (casi el 70 por ciento de los productos) y hasta el mes de abril, que es cuando se vuelven a discutir los costos de la cadena de valor, estos precios deberían tener (y están teniendo) una mayor estabilidad que la que tuvieron en enero y febrero. Por su parte, el aumento en Transporte y Comunicaciones (9,5 por ciento), se debió al componente Transporte Público que en enero aumentó mucho (13,9 por ciento), pero que ya en febrero lo hizo en sólo 0,7 por ciento. La otra división que impactó fuerte en el nivel general, especialmente por su variación (12,3 por ciento), y no tanto por ponderación en el mismo (5,6 por ciento), es Atención Médica y Gastos en Salud. La variación de precios de esta división en el primer bimestre, estuvo impulsada fuertemente por Productos Medicinales (20,1 por ciento). El acuerdo alcanzado recientemente para retrotraer los precios de estos productos permite anticipar que en marzo los precios de esta división, como poco, mantendrán sus niveles.
Segundo, los salarios. Recientemente, el Cepes publicó en el suplemento Cash de este diario del 12/1/2014 un artículo de Martín Pollera y Mauro Alvarez que demostraba que el poder adquisitivo de los ingresos salariales había aumentado en el período 2003-2013, dados los aumentos en cantidades vendidas de bienes y servicios en el mercado interno. Si esto es así y existe un acuerdo casi generalizado sobre la presente y futura desaceleración de las variaciones de precios en 2014, ¿no sería conveniente acordar una suma fija y posponer las discusiones sobre niveles para cuando esté definitivamente superado el séptimo ataque especulativo destituyente contra el gobierno más legítimo desde 1983?
Tercero, los puestos de trabajo. Si las personas y organizaciones directamente afectadas por este tema siguen postergando la discusión sobre cómo aumentar su demanda, no vamos nosotros a forzar su instalación. Esperemos. Tal vez próximamente, cuando lleguen las paritarias del sector privado, que si incorporan esa variable en sus reclamos, sea parte de la agenda. De todas maneras, para el 3º y 4º trimestre del 2014, se espera que vuelva a dinamizarse la demanda laboral, con lo cual tal vez tenga, lamentablemente, un ingreso menor a ésta.
* Economista de la Universidad Nacional de Moreno, miembro del Centro de Estudios en Políticas de Estado y Sociedad (Cepes).
Por Fernanda Vallejos *
La semana pasada se publicó el IPCNu de febrero, que arrojó una variación de precios de 3,4 por ciento, 0,3 puntos porcentuales por debajo del registro de enero. A partir de ello, los propaladores del pensamiento hegemónico han reforzado sus pronósticos de catástrofe inminente. Si bien convendría detenerse en la autoridad técnica y moral de los emisores del mensaje, vamos a abocarnos a desentrañar si existen bases para el clima de zozobra que se intenta instalar. Descartemos la remanida mención a la crisis. Es poco serio en una economía con 6,4 por ciento de tasa de desocupación (veníamos del 25 por ciento a la salida de la crisis), con una participación del salario en el ingreso nacional del 47 por ciento (en 2003 era del 34 por ciento), con un coeficiente de Gini (coeficiente sintético de desigualdad) que mejoró, en la década, desde el 0,54 hasta el 0,41, según el Banco Mundial, con un profundo sistema de inclusión (política previsional, AUH, plan Progresar) que no es sólo justicia social, sino parte de la racionalidad económica de un modelo donde las políticas de ingreso alimentan el consumo y la demanda efectiva que tracciona la inversión y la expansión del producto.
Salvedad al margen, nos cuentan que la inflación es altísima, que los salarios reales y el consumo caen en picada, que vamos del estancamiento a la recesión y que también cae el empleo. Ah sí, y que como la inflación es alta, habrá que volver a devaluar. Es un dato que la inflación es alta en el bimestre. Los patrones estacionales señalan que las variaciones de precios son más pronunciadas en los primeros meses del año, tendiendo a moderarse después. Tampoco puede obviarse el impacto de la devaluación: es esperable por el mayor precio de insumos importados y el especulativo por el que muchos trasladaron la variación en el tipo de cambio a precios.
También es un dato que Precios Cuidados ha tenido buen desenvolvimiento. En lo cuantitativo, vía expansión de hasta 700 por ciento en la demanda de los productos de la canasta, que amerita una reflexión de productores y comercializadores sobre la conveniencia de avanzar a una convergencia de precios de otros productos hacia los de referencia y, por ende, de sus tasas de ganancia hacia los márgenes normales, contemplados en el programa. En lo cualitativo, por la participación ciudadana y la posibilidad de abrir un debate, desconfiando de los postulados que estigmatizan el gasto público o la política monetaria, para entrar en el terreno de la disputa distributiva, en la que ya no se trata sólo del requerimiento de moderación salarial para no inflar costos, sino de incorporar la tasa de ganancia interpelando al capital sobre cuáles son los márgenes que hacen sustentable el desarrollo virtuoso de la Argentina. Por lo demás, los salarios crecerán al compás de las paritarias libres. El consumo en enero (último dato publicado) medido por ventas en supermercados y centros de compras, creció 33 por ciento y 37,1 por ciento interanual, respectivamente, con una dinámica semejante a la de años anteriores. Al margen de apreciaciones trasnochadas de los diputados del Frente Renovador sugiriendo reducciones salariales y suspensión de paritarias, la realidad indica que el consumo irá en ascenso –paritarias mediante– con la mejora de la capacidad adquisitiva de los trabajadores y la normalización de los planes a doce cuotas sin interés, que siguen vivitos y coleando, como evidencian publicidades en vía pública, subtes o medios masivos. Según muestra la encuesta de indicadores laborales, hay estabilidad en el empleo. Los despidos en enero alcanzaron a 0,8 por ciento sobre el empleo total, porcentaje apenas superior al registrado el año pasado (0,7 por ciento) e inferior a los observados en los años 2012 y 2011, para el mismo período.
Entonces, ¿a qué se deben los pronósticos que se propalan? Uno, a la voluntad de poner límites al proceso redistributivo en marcha, disciplinando con el fantasma del desempleo. Dos, a la intención de deslegitimar al Estado, insistiendo en planes antiinflacionarios que disfrazan el ajuste del gasto, para debilitar el rol redistribuidor de las políticas públicas. Por último, a las expectativas de los devaluadores que no se vieron satisfechas –expresadas en la cotización del dólar ilegal, aspiraban a llevar el valor a 14 o 15 pesos– por lo que vuelven a blandir la amenaza de retener cosechas.
Descartada cualquier política de ajuste por parte de un gobierno que –vale la pena recordarlo hoy que celebramos el Día de la Memoria– ha hecho honor al principio de progresividad al que se comprometió el Estado en materia de derechos económicos, sociales y culturales en la Convención Americana de Derechos Humanos, en un escenario de estabilidad económica que no hace prever las hecatombes que algunos auguran (o desean), el mayor riesgo para la economía está en las conductas lesivas de algunos actores. En tal caso, deberíamos plantearnos cómo mejorar el marco jurídico-institucional para limitar esas conductas y fortalecer el campo de acción estatal para seguir poniendo la economía al servicio del hombre y la mujer argentinos.
* Economista de la Gran Makro.
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