Vie 28.03.2014

ECONOMíA  › ECONOMIA EXPLICO POR QUE LOS SUBSIDIOS DEJARON DE SER NECESARIOS

Por qué antes sí y ahora no

Un informe de la cartera económica ofrece las razones centrales que justifican la aplicación de los subsidios a los servicios públicos durante una década y las transformaciones que demuestran la decisión de recortarlos.

La política de subsidios fue útil para sacar al país de la recesión y del alto desempleo, pero no se justifica mantenerla eternamente en el tiempo porque su costo es socialmente elevado y limita la posibilidad de disponer de recursos para otras políticas públicas más necesarias para esta etapa. Esa es la conclusión que surge de un informe elaborado por el Ministerio de Economía, titulado “Política de reasignación de subsidios y consumo responsable de gas y agua”, dado a conocer ayer pocas horas después del anuncio realizado por Axel Kicillof y Julio De Vido.

“¿Por qué había que subsidiar a todos en 2003?” se pregunta el informe de la cartera económica, y responde en un cuadro comparativo de la situación económica en ese año y diez años después, en el que se observa la evolución del desempleo (pasó del 20,4 al 6,4 por ciento), la cantidad de puestos de trabajo (de 3,1 millones a 5,4 millones), cantidad de beneficiarios de programas de transferencias (de tres millones a cinco millones) y nivel de informalidad laboral (bajó del 50 al 34 por ciento). También refiere cómo bajó la incidencia de la tarifa del gas y el agua sobre los gastos totales de los hogares (del 1,1 al 0,5 por ciento en el primer caso, del 0,55 al 0,23 por ciento en el otro).

Según la mirada de Economía, el impacto de la política de subsidios en el Producto Bruto (medido en millones de pesos corrientes) representó un incremento adicional de 1,6 puntos, en promedio por año. Es decir, en vez de lograr un incremento del PBI de 6,8 por ciento en promedio en la década, sin política de subsidios el resultado hubiera sido un aumento del 5,2 por ciento.

Por otro lado, el informe destaca cómo fue reduciéndose el peso de las tarifas de gas y electricidad sobre el salario mínimo. En 2003, la tarifa eléctrica para un consumo residencial de 250 kwh/mes y del gas natural para un consumo de 42 m3/mes representaban, en conjunto, el 13,5 por ciento de un salario mínimo. Esa relación bajó rápidamente en los primeros años de la década, al 5,5 por ciento en 2005 y 3,6 por ciento en 2007, pero siguió cayendo paulatinamente hasta estabilizarse entre 1,5 y 1,3 por ciento entre 2011 y 2013.

El trabajo de la cartera económica muestra cómo, paralelamente, fue incrementándose el consumo de ambos servicios de manera persistente. El consumo de gas natural acumulaba un aumento del 40,8 por ciento al arribar a 2013, aunque alrededor del 25 por ciento ya se había alcanzado en los primeros cuatro años (2003 a 2007). En el caso de la energía eléctrica, el crecimiento acumulado en la década es del 52,2 por ciento, con casi un 30 por ciento registrado hasta 2008 (primeros cinco años).

En el capítulo de Uso Responsable, el informe de Economía destaca que por cada punto porcentual que baja el consumo de gas, el país ahorra 86,5 millones de dólares. Para este cálculo, se tomó en cuenta el precio de importación del GNL. Además, señala que una hornalla prendida durante 24 horas tiene un costo para el usuario de 54 pesos, pero para el Estado nacional un costo en subsidios de 274 pesos. Una estufa prendida 24 horas le cuesta 157 pesos al usuario y 797 pesos en subsidios al Estado.

Según el informe, la Argentina presenta uno de los más altos niveles de consumo de energía en Latinoamérica. Con datos por país correspondientes al año 2010 (sobre la base de un reporte de la Administración de Información Energética de Estados Unidos), el consumo de energía primaria per cápita de la Argentina es un 33 por ciento menor al de Venezuela, pero mayor a cualquier otro país de la región. Supera al de Chile en un 1,5 por ciento, a Uruguay en más de un 25 por ciento, a Brasil en más de un 35 por ciento y a países como Ecuador, Colombia y Perú, entre un 120 y 140 por ciento más alto.

La comparación es más notable si se realiza en base al consumo de gas natural residencial, ya que en el resto de la región no existe la extensión de redes de distribución domiciliaria que hay en las grandes ciudades de la Argentina. Mientras en el país se consumen 0,65 tep (toneladas equivalentes de petróleo) por hogar, en Chile apenas llega a 0,09; en Colombia, a 0,06; en Uruguay, a 0,02; y en Brasil, a 0,01.

Comparado con la tarifa del transporte en la ciudad de Buenos Aires, Economía pone de relieve que la factura media mensualizada de usuarios residenciales de consumo promedio de gas en todo el país (14,90 pesos) equivale a tres viajes en subte (de 4,50 pesos). En tanto que la factura promedio mensualizada de agua en el área metropolitana (28,90 pesos) equivale a un viaje en taxi de 32 cuadras.

Según el informe detallado del Ministerio de Economía, el valor total de subsidios sobre los servicios públicos alcanzó en 2013 a 98.028 millones de pesos. Los que corresponden al sector energético suman 70.302 millones; al transporte, 24.153 millones; a AySA, 2783 millones de pesos; y al sector agroalimentario, 791 millones de pesos. De tal manera, según Economía, “los subsidios relacionados con el mantenimiento de tarifas de servicios públicos en 2013 ascendieron a 3,6 por ciento del PBI”.

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