El abastecimiento de tampones se volvió uno de los temas del verano, a partir de los notables faltantes que enfrentan las mujeres a la hora de ir a las farmacias y supermercados. La Cámara de Importadores asegura que el problema es que el Gobierno no aprueba el ingreso de los productos desde el exterior, justificación que hace propia el sector farmacéutico. Sin embargo, fuentes oficiales ofrecen una explicación distinta: en un contexto del mercado donde no hay dificultades generalizadas de oferta y con mayor holgura de dólares en el Banco Central, aseguran que las autorizaciones para importar fueron en su momento aprobadas y que los faltantes obedecen a una mala planificación de parte de las empresas.

“Las farmacias estamos sin stock del producto, tenemos dificultades hace varios meses, pero en los últimos 15 o 20 días se ha incrementado el tema por el mayor consumo que se produce normalmente en el verano. En este momento casi no se consiguen tampones de ninguna marca. Durante el año las mujeres lo han suplantado con las toallitas, pero en el verano tienen más necesidad del tampón. Según lo que nos dicen nuestros proveedores, el faltante es por problemas de importación, porque todo que lo que tiene reemplazo por manufactura argentina, hay oferta suficiente”, dijo en declaraciones radiales Ricardo Presenti, tesorero de la Asociación Farmacéutica Argentina. En una línea similar se manifestó el presidente de la Cámara de Importadores, Diego Pérez Santisteban, aunque advirtió que “no es un producto, es el sistema”.

Fuentes oficiales no niegan el faltante de tampones, que está relativamente extendido, pero advierten que el problema se origina por otra causa. Aseguran que Comercio autorizó los cupos de importación que fueron solicitados por las empresas importadoras, que son Johnson & Johnson y Kimberly Clark, aunque las firmas no habrían utilizado todas las autorizaciones. La interpretación oficial, transmitida ayer por Jorge Capitanich, jefe de Gabinete, es que las empresas tuvieron errores de diseño administrativo que provocaron retrasos en el abastecimiento. Esa mala planificación se da en el marco de un entramado administrativo alrededor de las DJAI (Declaraciones Juradas de Importación) que no tiene facilidad para acoplarse a cambios abruptos en el volumen de demanda, como exige una situación como la actual. Según el Gobierno, las cantidades originalmente pedidas y aprobadas para importar respondían a las características del mercado de los últimos años.

En el medio, las mujeres tienen complicaciones para acceder al producto. En la costa atlántica el faltante se hace notar todavía más. Los tampones que se comercializan en el país se importan desde Brasil, donde las empresas tienen localizadas sus fábricas. La escasez es notable en las marcas OB y Kotex. En el Gobierno aseguran que no hay otros faltantes significativos, según lo que transmiten las cámaras del sector, en línea con la mayor holgura general de divisas en la economía.