Miércoles, 18 de marzo de 2015 | Hoy
ECONOMíA › MACRI PROMETE QUE, SI GANA, LIBERA LA VENTA DE DóLARES AL OTRO DíA
¿Qué puede suceder si se libera completamente la venta de dólares, como prometió hacer Macri? Ni los propios neoliberales creen en su augurio de que “sobrarán dólares” por el shock de confianza. El camino hacia un ajuste brutal.
Por Raúl Dellatorre
“A partir del 11 de diciembre no hay más cepo, yo lo dejo flotar como corresponde; yo dejo que la gente compre y venda dólares, porque van a sobrar dólares en Argentina de diciembre en adelante.” La promesa, o profecía según se vea, fue enunciada por el candidato a presidente del PRO, Mauricio Macri, ayer en una entrevista radial. Es lo que aseguró que sucederá, si gana las elecciones, al día siguiente de asumir. El jefe de Gobierno porteño, que desde el sábado goza con el favor de la Convención Radical, además del que ya le prodigara Elisa Carrió, no sólo prometió la liberación total del mercado cambiario desde el día 2 de su eventual mandato, sino que además aseguró que ingresarán tantos dólares al país que hará necesario que el Gobierno haga un esfuerzo por sostener la cotización de la divisa. Por ahora, son mayoría los que, a izquierda y derecha, desconfían hasta de que el propio Macri se lo crea.
“Yo dejo que la gente compre y venda dólares, porque van a sobrar”, dijo. La diferencia fundamental entre esta política, de ser aplicada, y la actual, de flotación administrada (intervención del Banco Central para manejar el tipo de cambio, mediante leves correcciones pero sin altibajos bruscos, como sucede por ejemplo con el dólar marginal), es que el Gobierno se desentendería de la cotización y dejaría que la maneje “el mercado”. Es decir, que si hay presión especulativa para que el dólar suba, basta que haya un grupo con suficiente capacidad financiera para provocar una demanda excedente de dólares y hacer saltar el tipo de cambio a su gusto.
Hasta los analistas del establish-ment desconfían de una irreal libre flotación. En un artículo reciente (que ayer recordaba la web de negocios Inversor Global), el economista José Luis Espert sostenía que “para lograr una eliminación efectiva de los controles cambiarios es necesario realizar reformas abruptas dentro del programa económico nacional. Esto incluiría una fuerte devaluación de la moneda local y una sustancial reestructuración fiscal y monetaria; en paralelo, sería necesario trabajar en un plan antiinflacionario para atenuar los efectos de los ajustes”. La traducción sencilla de esa fórmula es megadevaluación (no menor del 50 por ciento, como para que la cotización supere a la vigente en el mercado paralelo y deje un “colchón” que permita esperar un inicial exceso de oferta sobre demanda de dólares), caída violenta del ingreso real de la población y políticas impositivas y monetarias que castiguen al consumo e incentiven la inversión (incluida la financiera). Socialmente hablando, una bomba. Aun para los que creen en fórmulas de libre flotación, el camino pasa primero por medidas de ajuste socialmente violentas.
“Van a sobrar dólares en Argentina porque vamos a restablecer la confianza. Porque con la confianza vienen las inversiones, vienen las fábricas. Nosotros vamos a tener que sostener el tipo de cambio porque, seguramente, van a venir tantos recursos, va a pasar lo que pasó en Brasil, que el tipo de cambio tendió a apreciarse”, dijo además Macri ayer, por Radio La Red. Por inoportuno, o desinformado, Macri hizo referencia a Brasil justo cuando este vecino está sumergido en un proceso de fuga de divisas y una brusca devaluación de su moneda, que suma 17 por ciento de aumento en el tipo de cambio en lo que va del año y se acumula a otro 13 por ciento que trepó el año pasado. A Brasil no le falta inversión extranjera, pero si se libera el mercado cambiario, tal cual es la política de su actual ministro de Hacienda, Joaquim Levy, la especulación manda. Es la lección que Macri (o sus asesores) no atendieron.
Volviendo a echar una mirada sobre la opinión de expertos del establishment, según Diego Martínez Burzaco, economista jefe de Inversor Global, “para levantar el cepo tienen que pasar dos cosas: devaluar, porque a este valor van a querer comprar todos dólares, y tener reservas suficientes para afrontar una posible corrida cambiaria; porque si esto no ocurre, el remedio puede ser peor a la enfermedad: el dólar puede subir mucho y alimentar la inflación”. También descree de que un cambio de política cambiaria vaya a generar expectativas favorables y un ingreso de dólares masivos en lo inmediato. “Los dólares van a entrar si hay negocios para hacer, no por el sólo hecho de que suba Macri”, advirtió.
En campaña se suele decir que “nadie ofrece tanto como el que no va a cumplir”. Las promesas de los últimos gobiernos neoliberales, los de Carlos Menem (revolución productiva, salariazo) y de Fernando de la Rúa, no están tan lejos en el tiempo. La particularidad de Mauricio Macri es que sus declaraciones de ayer pretenden ser un canto de sirena para quienes sienten los dólares en sus manos (o en el colchón, o en cuentas en el extranjero) como un símbolo de “libertad”. Pero ni a los de su propia vereda lo convencen: al contrario, advierten que el “fin del cepo del día 2” equivale a encender la mecha de una bomba. Y una mecha corta.
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