La decisión de Brasil de encarecer por vía indirecta el uso de insumos importados en las empresas de su país motivó una fuerte reacción de los exportadores argentinos. El presidente de la cámara que los agrupa, Enrique Mantilla, dijo que el país vecino “eleva sus cargas sociales y nos las cobra a nosotros”. La Embajada brasileña en la Argentina rechazó las acusaciones y, a través de un comunicado, consideró que “el aumento de impuestos sobre los importados no constituye distorsión, sino corrección del desequilibrio anterior”. La Cancillería, en tanto, minimizó la medida: el subsecretario de Integración Latinoamericana y Mercosur, Eduardo Sigal, afirmó que la reforma “no afecta a nuestras exportaciones”.
En Brasil, a diferencia de la Argentina, las contribuciones de las empresas al financiamiento de la seguridad social (Cofins) no son un costo fijo sobre los salarios sino una alícuota sobre la facturación. Un decreto firmado días atrás por el presidente Lula da Silva estableció que, a partir de 2004, dicha alícuota será aumentada del 3,0 al 7,6 por ciento. En contrapartida se eliminará su carácter “acumulativo”. Hasta el presente, la carga es cobrada en cada etapa de la producción. Cuando la modificación entre en vigencia, los empresarios recibirán la devolución de lo tributado en los procesos intermedios. En consecuencia, el tributo sólo recaerá sobre el valor final del producto, es decir, sobre el valor agregado en cada etapa de su producción.
Este cambio, largamente demandado por los empresarios brasileños, no debería afectar a los exportadores argentinos, salvo por un detalle. La devolución de lo pagado no se hará efectiva cuando se utilicen insumos importados, lo que por la vía indirecta terminará siendo un impuesto a las importaciones de dichos insumos. El mecanismo busca saltar una restricción explícita de la Constitución brasileña: la prohibición de que la Cofins alcance a los insumos importados. En cualquier caso, para los empresarios brasileños utilizar insumos importados será más caro. Sigal sostuvo que la Cancillería buscará que los productos con origen Mercosur sean exceptuados del nuevo esquema.
La medida podría afectar a las exportaciones argentinas debido a que el grueso de las ventas a Brasil es de insumos. Un reciente estudio del Centro de Estudios Bonaerenses (abeceb.com) sobre la evolución del comercio bilateral mostró que las ventas al socio mayor se originan “fundamentalmente en tres complejos”, cerealero y petrolero –cuya evolución depende de los precios internacionales–, y automotor, que depende de los acuerdos internacionales. En este marco, los productos más elaborados continúan perdiendo participación en el Mercosur. El trabajo del CEB sostiene que las ventas a Brasil de Manufacturas de Origen Industrial (básicamente pertenecientes al complejo automotor), que en 2001 representaban el 53 por ciento de las exportaciones totales y en 2002 el 50,8, este año serían del 44,6 por ciento, una reducción de casi el 20 por ciento en dos años.
Sin embargo, esta pérdida de participación industrial se explica por la evolución de la estructura productiva en ambos países, y no por los acuerdos comerciales ya que, desde 1989 a la fecha, las exportaciones a Brasil se incrementaron en 3,7 veces, mientras que las importaciones lo hicieron 5,7 veces. La balanza comercial durante el período fue siempre superavitaria para la Argentina.