ECONOMíA
› LA FRACTURA EN DOS DE LA UIA QUEDO VIRTUALMENTE DECRETADA
Ni la industria tiene central única
Como un signo de los nuevos tiempos y el fin del pensamiento único, también la central fabril vive su propio resquebrajamiento entre sectores encontrados. Antes sucedió entre centrales sindicales y luego entre banqueros. Duras acusaciones a Gaiani.
› Por David Cufré
La Unión Industrial Argentina quedó virtualmente fracturada. La línea opositora, liderada por el Grupo Techint, abandonó ayer a los gritos una sesión de la Junta Directiva, acusando al oficialismo, que encabezan Alberto Alvarez Gaiani y Héctor Massuh, de aplicar “maniobras ilegales de estilo patoteril”. Esas supuestas maniobras buscarían “desplazar a los consejeros alineados con la oposición” y “perpetuar en la UIA el modelo y las prácticas menemistas antiindustriales”. Las autoridades de la central fabril rechazaron indignadas las imputaciones y enfatizaron que “no se puede hablar ahora de ruptura, cuando ellos fracturaron la entidad con sus permanentes provocaciones”.
El quiebre por ahora no se formalizó y hasta es probable que todos sigan bajo el mismo techo. Pero el enfrentamiento es cada vez más agudo, al punto de que cada parte dedica más tiempo a operar en contra de la otra que a explicar cuáles son las razones de fondo que las diferencian. El principal motivo de la disputa es por espacios de poder, a lo que se suman viejos conflictos personales. Alvarez Gaiani, actual presidente de la central fabril, está peleado de manera irreconciliable con su antecesor, José Ignacio de Mendiguren, quien es el principal operador de la línea opositora, autodenominada Industriales. Pero ese espacio lo creó y lo sostiene el Grupo Techint, que a su vez cuestiona al papelero Massuh.
El holding más grande del país por ahora se resiste a cargar con el costo de dividir la UIA, pese a las presiones de otros dirigentes que proponen crear una nueva entidad: la Confederación Nacional de la Industria, el mismo nombre que tiene la central fabril brasileña.
Industriales considera que la UIA debería aprovechar el momento político para acercarse al Gobierno y ser su principal interlocutor del ámbito empresario, fijando en conjunto los temas de la agenda económica. La central fabril debería ser al gobierno de Kirchner lo que las asociaciones bancarias fueron al de Menem, explican. Pero como la conducción de la UIA es ejercida por dirigentes identificados con el menemismo, esa oportunidad se está perdiendo. Industriales se visualiza a sí misma como un conjunto de dirigentes que podría conseguir más concesiones para la actividad fabril de lo que pueden hacerlo Alvarez Gaiani y compañía, que ciertamente tienen una relación fría con el Gobierno.
En cuanto al discurso, los hombres de la oposición remarcan la necesidad de fortalecer el mercado interno, con una distribución del ingreso más justa. Pero lo cierto es que Techint, al igual que Cargill, la multinacional exportadora de granos que sostiene a Alvarez Gaiani, se benefician por igual con un tipo de cambio alto que afiance su perfil exportador. Y a los textiles, que apoyan a Gaiani, les convienen las mismas cosas que a los productores de calzado, que reportan al otro bando.
Todos los rencores estallaron ayer durante la reunión de la Junta Directiva. El detonante fue la distribución de consejeros. El oficialismo aceptó la escisión de los autopartistas de AFAC de los metalúrgicos de Adimra, en una maniobra que pareció destinada a quitarle representación a la oposición. Adimra tenía hasta ahora 18 consejeros, pero con la separación de AFAC debió ceder cuatro representantes a esa asociación, que se alinea con Alvarez Gaiani. Por otra parte, la cámara de las empresas alimenticias, Copal, pidió para sí dos nuevos consejeros, que antes eran de Unida, otra cámara de compañías alimenticias que hace tres años se incorporó a la Copal.
Ambas acciones provocaron la reacción de Industriales. En especial, la división de AFAC. Adimra aseguró que hubo una serie de irregularidades de procedimiento y anunció que hoy presentará una denuncia judicial contra todo lo actuado. La reunión de la Junta Directiva terminó con todos los representantes de Industriales abandonando a los gritos el salón, mientras el oficialismo respondía con otras acusaciones.
Más tarde, cada sector emitió un comunicado para expresar su posición. El del oficialismo buscó ser más institucional, informando que se había aceptado la incorporación de consejeros de AFAC y el aumento de los representantes de Copal.
El comunicado de Industriales tuvo otro tono: “Denunciamos que el oficialismo está llevando una campaña ilegal, con el abuso de la mayoría, para desplazar a través de maniobras nunca vistas a consejeros alineados con Industriales”. Más adelante, señaló que “esta maniobra está conducida por Alvarez Gaiani, Massuh y Cristiano Rattazzi, y apoyada y financiada por una empresa monopólica azucarera y una ex fabricante de automóviles que ahora se dedica a importarlos”. En respuesta a este último punto, voceros de Rattazzi, presidente de Fiat, respondieron que “si ahora nos dedicamos a importar es porque en su momento Javier Tizado, un empleado de Techint, nos bloqueó las exportaciones a Brasil cuando fue secretario de Industria”.