ECONOMíA › EL NUEVO PRESIDENTE DE LA PETROLERA TRATA DE LIMPIAR SU CURRíCULUM
Páginal12 reveló que el ex ejecutivo de JP Morgan y Telefónica que reemplazará a Galuccio había sido demandado en la Bolsa de Comercio por sus maniobras en la compra de la empresa Percomin. Ya nombrado, se apresuró a conseguir un acuerdo extrajudicial.
› Por Fernando Krakowiak
El 23 de febrero Página/12 reveló que Miguel Angel Gutiérrez, por entonces candidato principal a reemplazar a Miguel Galuccio como presidente de YPF, había sido demandado en la Bolsa de Comercio por el supuesto incumplimiento de obligaciones contractuales vinculadas con la compra que realizó en diciembre de 2013 de la empresa Percomin, propietaria de la cadena de electrodomésticos Las Malvinas, operación por la que le reclamaban 52,7 millones de pesos. Hasta entonces, Gutiérrez se había mostrado reacio a negociar, pero una vez que se confirmó que reemplazará a Galuccio se apresuró a desactivar ese conflicto y el viernes pasado las partes llegaron a un acuerdo extrajudicial.
Percomin es una empresa familiar fundada en 1957 por Mario Ferraro. Luego de su muerte en 2006, sus hijos Marcelo y Martín se hicieron cargo de la firma, la cual llegó a tener ocho sucursales en Capital y Gran Buenos Aires. En diciembre de 2013 le vendieron la empresa a Vocación Empresaria S.A., una compañía controlada por Ristur S.A., sociedad uruguaya que, según la denuncia, es propiedad de Gutiérrez y tiene como representante legal en la Argentina a Gonzalo Martín Gutiérrez, hijo de Miguel Angel Gutiérrez. A su vez, el actual director de YPF hizo figurar el 2 por ciento de la tenencia adquirida a nombre de otra sociedad de su propiedad llamada Villarmeriel. De este modo, el 98 por ciento del paquete accionario de Percomin quedó bajo la titularidad de Vocación Empresaria y el 2 por ciento restante en poder de Villarmeriel, ambas firmas vinculadas a Gutiérrez, quien tomó posesión de la empresa el 26 de diciembre de 2013.
La venta de Percomin fue pactada en 1.465.110 dólares, a pagar en cinco cuotas, venciendo la primera recién en diciembre de 2014. Además, se acordó el pago mensual de un canon de 1500 dólares durante dos años a los hermanos Ferraro, como compensación por el mantenimiento de garantías otorgadas por los mismos con su patrimonio personal, a favor de diversas entidades acreedoras de Percomin. Sin embargo, apenas se hizo cargo de la firma, Gutiérrez forzó una renegociación con el argumento de que había detectado una serie de pasivos ocultos. Luego de varios meses de conversaciones, el 3 de abril de 2014 pusieron fin momentáneamente a las diferencias. El saldo resultante de la cuenta de los pasivos se fijó en 53,6 millones de pesos y se compensó con la cesión de dos inmuebles. Además, como parte de esa negociación se acordó un precio complementario por la venta del paquete accionario de 30,5 millones de pesos a cancelar por Gutiérrez en cuotas mensuales durante 11 años, pero al poco tiempo los problemas resurgieron y recién el viernes pasado se llegó a un acuerdo que contempla un nuevo plan de pagos. En medio de este conflicto, Percomin se fue achicando. Gutiérrez paralizó la actividad de la fábrica en septiembre de 2015 y la cantidad de sucursales de la cadena Las Malvinas se redujo de 8 a 4, incluyendo la sede administrativa. A su vez, el personal cayó de 114 a 25 personas.
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