ECONOMíA › EL ORGANISMO ELOGIó EL GIRO ORTODOXO DE LA POLíTICA ECONóMICA, QUE RECIéN EMPIEZA
En su informe sobre América latina, el Fondo Monetario abandonó los cuestionamientos a la Argentina, que eran usuales durante el gobierno anterior, y valoró la devaluación, los aumentos de tarifas y la apertura comercial. A mitad de año revisará las estadísticas.
“El nuevo gobierno se ha embarcado en una ambiciosa y muy necesaria transición para eliminar los desequilibrios y distorsiones macroeconómicos que han reprimido la inversión y erosionado la competitividad”. El elogio en este caso no es del magnate buitre Paul Singer sino del FMI. En su informe sobre la región difundido ayer, el organismo felicitó al gobierno de Mauricio Macri por las medidas económicas tomadas hasta ahora, desde la devaluación, eliminación de controles cambiarios y a la exportación, suba de tarifas y el reciente pago a los fondos buitre. El pronóstico del Fondo es que la economía argentina caerá este año un 1 por ciento y el año que viene crecerá 2,8 por ciento. Las estadísticas que emite el Indec, parcialmente frenadas, volverán a ser analizadas en la segunda parte del año por el FMI.
El entusiasmo del Fondo con la marcha de la economía argentina contrasta con la mirada que el organismo tuvo durante el kirchnerismo. Por ejemplo, en un informe de abril de 2014 alertaba que “Argentina necesita ajustes adicionales de política económica para restablecer la estabilidad macroeconómica”. El año pasado decía que “la eliminación de las distorsiones de precios (recorte de subsidios a la energía y el transporte) y del tipo de cambio, junto con un ajuste fiscal y una política monetaria algo más restrictiva, elevarían la confianza del sector privado e impulsarían el crecimiento a mediano plazo en Argentina”.
En su documento “Perspectivas económicas: Las Américas 2016” el Fondo describe que “en diciembre de 2015 se redujeron los controles del tipo de cambio, lo que derivó en una devaluación inicial del peso del 40 por ciento y cerró la brecha entre los tipos de cambio oficial y paralelo; se removieron diversas restricciones sobre el comercio internacional; se anularon o redujeron las tasas de impuestos a la exportación sobre productos agrícolas, y se aumentaron las tarifas de los servicios públicos para contener el impacto fiscal de los subsidios energéticos, con mecanismos orientados a mitigar el efecto en los segmentos más vulnerables de la población –en relación a la muy reducida tarifa social–”, dice el informe. Luego describe que “el tipo de cambio se ha depreciado en aproximadamente un 10 por ciento desde mediados de enero. Esto llevó al Banco Central a aumentar fuertemente las tasas de interés para contener las presiones a la depreciación. Aun así, la depreciación del peso y el aumento de las tarifas resultaron en un incremento significativo de la inflación en los primeros meses de 2016”.
En relación al pago a los fondos buitre, el Fondo indicó que “después de muchos años de litigio, las autoridades llegaron a un acuerdo con numerosos acreedores, lo cual permite que el país regrese a los mercados internacionales de capital. Este es un paso importante para permitir que Argentina recupere su posición financiera y acceda al ahorro externo para financiar el costo de la transición hacia un marco de política macroeconómica más consistente”.
El elogio al macrismo contrasta con la previsión económica de caída del 1 por ciento del PIB para 2016, debido a la “contracción en la demanda interna a medida que tiene lugar el ajuste a los nuevos precios relativos y los cambios de políticas”. En línea con la promesa del Gobierno, el informe advierte que “el nuevo marco de políticas ha mejorado las perspectivas a mediano plazo, y se prevé que el crecimiento del PIB repunte en alrededor del 2,8 por ciento en 2017”. De todos modos, aclara que el riesgo es que las “presiones inflacionarias sostenidas pudieran exigir una mayor contracción de la política monetaria con el fin de alcanzar la meta inflacionaria anunciada”.
El FMI sostiene que la economía argentina creció 2,9 por ciento en 2013, 0,5 por ciento en 2014 y 1,2 en 2015 gracias a un “generoso estímulo fiscal y el dinamismo de la actividad en los sectores de la construcción y agrícola”. Como sucedió con el Indec de Jorge Todesca en relación a la evolución económica en 2015 y con la AFIP en el tema del empleo en estos años, el discurso del macrismo de que “hace cuatro años que la Argentina está estancada” choca con la realidad.
El Fondo aclara que “los pronósticos son particularmente inciertos debido a la suspensión de la publicación de algunas estadísticas oficiales clave”, en relación a la paralización del Indec en los meses de más alta inflación desde 2001/02. La Directora Gerente del Fondo, Christine Lagarde, informará al Directorio Ejecutivo sobre las nuevas estadísticas en julio. Luego el organismo emitirá su evaluación.
En relación al contexto económico global, el informe ofrece una perspectiva bastante negativa, especialmente para los países emergentes, cuyo crecimiento se ha desacelerado de manera generalizada a partir de la reducción de la demanda de China, la caída del precio de los commodities y el endurecimiento de las condiciones financieras. En América latina y el Caribe la actividad económica cayó en 2015 y se espera que se repita ese comportamiento este año, lo que configuraría el peor resultado desde la crisis de la deuda en 1982-83.
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