Vie 20.05.2016

ECONOMíA  › EMPRESARIOS Y GREMIOS TEXTILES SE QUEJARON DE LA APERTURA IMPORTADORA ANTE EL MINISTRO DE PRODUCCION

“¿Para ustedes esta industria es viable?”

En una tensa reunión con Francisco Cabrera, cámaras empresarias y la Asociación Obrera Textil expusieron su preocupación por el futuro de la actividad. El ministro les prometió protección. El lunes, otra reunión sectorial.

› Por Javier Lewkowicz

“Este lunes nos vamos a juntar los cuatro gremios del sector con las cámaras empresarias para definir una postura en común. La disputa salarial por paritarias nos mantiene lógicamente enfrentados pero al mismo tiempo hay mucha preocupación por el futuro y eso exige nuestra unidad”, definió José Listo, secretario de la Asociación Obrera Textil (AOT) ante Página/12. La supervivencia de la actividad textil, en un mundo con costos asiáticos, es una decisión política. Por eso, gremialistas y empresarios pidieron al Gobierno días atrás un guiño que se demora en aparecer. La semana que viene comenzarán a diagramar un documento con las demandas del sector. Hacia adentro del Ministerio de Producción gana espacio la disputa entre un sector más proteccionista que encabeza el secretario de Industria y hombre de la UIA, Martín Etchegoyen, y uno más liberal y del riñón PRO que encarna el secretario de Comercio, Miguel Braun.

Como informó este diario en su edición del lunes, mientras la producción textil se redujo en el año alrededor de 20 por ciento, las importaciones subieron 6 por ciento. Particularmente, las compras externas de prendas de vestir subieron 18 por ciento. Esa aparente paradoja, en donde la producción local y las ventas caen, pero en cambio se incrementan las importaciones, es una señal de alarma para el sector, en donde no se registran despidos masivos pero sí desvinculaciones a cuentagotas, explican desde el ámbito empresario.

La semana pasada, los gremios y las cámaras empresarias textiles mantuvieron una tensa reunión con el ministro de Producción, Francisco Cabrera. El planteo fue directo: “Recordamos muy bien lo que nos pasó en los 90 y por eso queremos saber si para ustedes esta industria es viable”, le dijeron al funcionario y a sus colaboradores. “Nosotros no somos los 90”, respondió Cabrera. En ese década, la Asociación Obrera Textil pasó de 100 mil a sólo 16 mil afiliados en el marco de un industricidio.

Sin embargo, la señal que el Gobierno dio hasta ahora es como mínimo ambigua. En diciembre autorizó unos 35 mil pedidos de importación que permitieron a las empresas de todo tipo de rubros stockearse y manejar sus necesidades de mercadería a partir de esos pedidos aprobados, que tienen un plazo de 6 meses de vigencia. El crecimiento de la importación de ropa a lo largo del año se explica por esa primera apertura indiscriminada. Luego, el Gobierno controló el flujo de importaciones a través del nuevo sistema de Licencias No Automáticas de Importación. A partir de junio se verá qué marca el termómetro cuando venzan las DJAI aprobadas en diciembre y sólo rijan las LNA.

En estos meses el Gobierno amplió el espectro de las LNA en 200 posiciones arancelarias (de 1200 a 1400) y evalúa incrementar ese universo en 100 posiciones más. La situación política hacia adentro del Ministerio de la Producción ganó en intensidad porque el sector que encabeza Martín Etchegoyen como secretario de Industria, ligado a la UIA, a favor de cierta protección frente a las importaciones, choca con la ideología liberal del secretario de Comercio, Miguel Braun, un hombre del riñón PRO que proviene de la Fundación Pensar.

En este contexto, los textiles pidieron al Gobierno una “señal contundente” de apoyo. A la espera de una señal, comenzarán a reunirse gremios y empresarios para redactar un documento que defina las necesidades y los riesgos en esta etapa. “Este mismo lunes nos reuniremos todos para ver dónde necesitamos sí o sí la protección de las importaciones, a su vez qué necesidades de importación de insumos y bienes de capital tienen las empresas. Haremos también un relevamiento general de la situación laboral para sacar ideas y armar un plan de trabajo. Necesitamos estar unidos porque hay mucha preocupación”, dijo José Listo. Por ahora, tanto los gremios como las empresas admiten que no hay despidos masivos sino gran cantidad de suspensiones y desvinculaciones a cuentagota, por no reemplazo de los empleados que se van.

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