El presidente de Chile, Ricardo Lagos, sumó ayer su propia recriminación al gobierno argentino por haber violado los contratos de provisión de gas firmados entre los dos países. “Entiendo el problema que enfrenta el gobierno de Néstor Kirchner, pero debe resolverlo él”, sentenció aquel mandatario, la última voz del país trasandino que demandó a la administración local honrar los acuerdos de integración. En la misma jornada, Argentina respondió esa embestida diplomática a través de una nota de la Cancillería, en la que se intenta minimizar la crisis energética describiéndola como un problema circunstancial.
La misiva oficial, firmada por el vicecanciller Jorge Taiana, fue respuesta a la nota de protesta formal que el día anterior había presentado la ministra de Relaciones Exteriores chilena, Soledad Alvear, exigiendo a la Argentina cumplir con los compromisos contraídos desde 1995 y describiendo el problema como “una mancha” en la relación bilateral. Las obligaciones aludidas incluyen tanto las promesas expresadas en el protocolo de integración binacional como los contratos específicos de provisión de gas firmados por empresas privadas de ambos países.
La respuesta de la Cancillería argentina fue de tono amistoso y plantea la preocupación del gobierno kirchnerista por no poder cumplir con los compromisos asumidos. El mismo texto intenta tranquilizar al país vecino aclarando que se están instrumentando las medidas necesarias para paliar la emergencia, en particular a través de acuerdos con terceros países. Una alusión al flamante pacto celebrado con Venezuela y al inminente acuerdo con Bolivia para importar gas desde este país.
“Lo fundamental es que Chile entienda que no hay un problema de intencionalidad, sino que sólo se priorizó el abastecimiento interno. Seguramente ellos sabrán comprender que faltó previsión empresaria, funcionó mal el órgano de control (Enargás) y hasta faltó confianza en la reactivación”, especulaba ayer ante este diario un funcionario de la Cancillería.
Si el discurso argentino resulta convincente, quizá las empresas chilenas afectadas desistan de acudir al Ciadi, el tribunal arbitral del Banco Mundial, donde Argentina tiene multimillonarios reclamos en contra planteados por las empresas privatizadas por el congelamiento tarifario. La posibilidad de denunciar allí la violación de aquellos acuerdos fue sugerida por varios funcionarios chilenos desde que el jueves pasado Argentina redujo en 2,3 millones de metros cúbicos diarios (luego subidos a 3,3 millones) la provisión de gas natural.
La reacción chilena se comprende mejor si se atiende que el 90 por ciento del fluido que consume lo importa desde Argentina y que éste sirve para generar casi el 40 por ciento de la electricidad que se produce en ese país.