Dom 01.08.2004

ECONOMíA  › CAIDA DE LOS PLAZOS FIJOS BANCARIOS

Pesitos en fuga

El año pasado parecía que se había recuperado la confianza y los depósitos eran record. Un año después, el drenaje es constante. La explicación es una mezcla de tasas en baja, política de los bancos hacia las empresas y miedo a futuros corralitos.

› Por Claudio Zlotnik

Los plazos fijos tuvieron su pico máximo entre junio y julio del año pasado. Empresas e individuos tenían depositados 38.000 millones de pesos. Desde entonces se observó un drenaje constante. Ahora rozan los 30.000 millones. ¿Qué pasó? ¿Por qué se van los depósitos? ¿Quiénes sacaron el dinero de los bancos? Página/12 hizo un rastreo en los datos del Banco Central y consultó a los propios banqueros, quienes siguen con atención cómo evoluciona este proceso.
El año pasado sorprendieron. A pesar del corralito de finales de 2001, los ahorristas volvieron masivamente a los bancos. Los plazos fijos aumentaban a razón de mil millones de pesos por mes. Ni los propios financistas podían creerlo. ¿Tan rápido se había recompuesto la confianza? Visto en perspectiva puede concluirse que, si bien ni los individuos ni las empresas esperaban otro terremoto, quedó claro que la principal atracción fueron las elevadas tasas de interés que ofrecían las entidades financieras.
Pero el escenario cambió en el 2004. Los rendimientos cayeron en forma sensible y los plazos fijos dejaron de ser tan tentadores. Un depósito a 30 días en la primera parte del año pasado rendía entre 10 por ciento y 15 por ciento anual. Ahora, la tasa cayó al 3 por ciento en promedio. Ante esta realidad, los inversores tomaron distintas actitudes:
u Las empresas forman filas frente a las cajas para cancelar sus depósitos.
u Sin visualizar mejores opciones, los pequeños y medianos ahorristas prefieren quedarse y siguen renovando sus certificados.
u Los más chicos –aquellos que tienen depósitos inferiores a 10.000 pesos– se pasan a las cuentas a la vista. No sea cosa que por un puñado de monedas pierdan todo, especulan, con el recuerdo fresco de la debacle.
Para saber cuál es el comportamiento de los ahorristas basta con observar lo que ocurre en las distintas franjas de plazos fijos. El Banco Central publica los diferentes tramos y si las colocaciones pertenecen a individuos o a empresas (ver cuadros). El comportamiento de los individuos es parejo. Con la excepción de los más pequeños, que ante la caída de las tasas de interés prefieren tener el dinero en la caja de ahorro o en la cuenta corriente, el resto mantiene sus certificados. Incluso se nota que en los últimos meses hubo una afluencia de nuevos inversores. El tramo que más se benefició corresponde a los medianos ahorristas, aquellos que tienen depositados entre 10 mil y 50 mil pesos. En este segmento, la cantidad de inversores creció en un 63 por ciento y totalizan 290.500 certificados. Medido en dinero, el salto resultó del 27 por ciento, totalizando 5973 millones de pesos.
De acuerdo con la publicación del Banco Central, la conducta de las empresas también fue pareja: hubo una amplia mayoría que canceló sus plazos fijos. La excepción fueron las AFJP y los fondos comunes de inversión. Es por ese motivo que los únicos depósitos que aumentaron corresponden a la franja de más de un millón de pesos (ver cuadro aparte). El fenómeno se profundizó con la estrategia que diseñaron los bancos, de ofrecerles menores rendimientos a las compañías que a los individuos. Eso se decidió así dada la enorme liquidez con que cuentan las entidades financieras.
Hubo otro hecho que alejó a las empresas de los plazos fijos: el impuesto a las transacciones financieras, del 1,2 por ciento, que deben abonar cuando traspasan el depósito a su cuenta corriente y luego mueven ese dinero. Por ese motivo, hubo compañías que hicieron plazos fijos a través de los fondos comunes de inversión, que están exentos del gravamen.
Ante este panorama, algunos banqueros afirman que en el sistema financiero se está dando un cambio estructural. Los datos de ese movimiento son los siguientes: mientras a comienzos del año pasado, los plazos fijos del sector privado equivalían al 65 por ciento del total de depósitos del sistema, ahora sólo abarca al 49,4 por ciento. En contraste, las colocaciones a la vista (cuentas corrientes y cajas de ahorro) incrementaron su participación del 35 por ciento al 50,6 por ciento (ver cuadro).
Para evitar la sangría de los pequeños ahorristas, los bancos están ofreciendo un nuevo atractivo: los plazos fijos que ajustan por la inflación. Tienen como característica que otorgan una tasa de interés fija, del 0,2 al 0,3 por ciento anual, a la que se añade la evolución del CER. El secreto es que estos depósitos pueden colocarse a un mínimo de 90 días. Y ya hay varias entidades financieras que propusieron en sus respectivas cámaras elevar ese piso a 180 días. Financistas consultados por este diario estimaron que la mitad de las nuevas colocaciones se pacta con el ajuste del CER.
¿Por qué los bancos hacen planes para retener a los clientes más chicos y, en apariencia, no presentan planes para los más grandes? Según explicaron a Página/12, los más pequeños son clientes más fieles, mientras que las corporaciones van cambiando de marca, en busca de las mejores rentabilidades. Son los clientes “golondrina” con las empresas, los bancos están priorizando la concreción de negocios puntuales y no los planes de largo plazo. En este contexto, mientras a los pequeños ahorristas se les ofrece una tasa de entre 3 por ciento y 3,5 por ciento anual, a las empresas les pagan entre 1,5 por ciento y 2 por ciento.
¿Qué pasa con los depósitos en dólares? A pesar de que el Banco Central desincentivó esta inversión, las colocaciones en moneda dura vienen en aumento. Hace un año representaban el 3,6 por ciento del total de depósitos y ahora treparon al 7,7 por ciento. Si sólo se toman los plazos fijos dolarizados del sector privado, en el último año y medio se triplicaron: pasaron de 428 a 1250 millones de dólares.
Los bancos están obligados a aplicar esos depósitos a operaciones de comercio exterior, de manera que ya no existe el “descalce” entre monedas que hubo en la convertibilidad. La tasa de estos plazos fijos asciende a tan sólo el 0,5 por ciento anual. Son utilizados por aquellas personas que prefieren esta opción antes que pagar una caja de seguridad en el banco o dejar el dinero debajo del colchón. Como última cuestión queda saber qué hacen las empresas con el dinero que evitan colocar como plazos fijos. Según las fuentes consultadas se notan diversas decisiones:
u Mantienen sus fondos en las cuentas a la vista. En lo que va del año, este tipo de depósitos creció en 4000 millones de pesos.
u Muchas de ellas cancelaron deudas bancarias.
u Otras también aprovecharon para reestructurar sus pasivos. Se estima que el 70 por ciento de las deudas en default de los privados ya se renegoció.
u También hay compañías que invierten y otras que prefieren acumular stocks en resguardo de un eventual incremento de los precios.
Preocupados, los banqueros observan la caída de los plazos fijos como una traba a la evolución de los créditos. Algunos suponen que si no cambia la tendencia de los depósitos y se acelera la demanda de préstamos, las tasas de interés de las líneas podrían encarecerse.

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