ECONOMíA › ARGENTINA POSTERGA LA APERTURA AUTOMOTRIZ CON BRASIL
La integración pinchó antes de partir
Kirchner anunció que Argentina desconocerá el compromiso de abrir el mercado automotor con Brasil a partir de enero de 2006.
Por David Cufré
A partir del 1º de enero de 2006, los mercados argentino y brasileño de automotores debían quedar definitivamente integrados. Las terminales tendrían libertad para producir sus vehículos aquí o allá y venderlos en cualquiera de los dos países sin ningún tipo de restricción ni pago de arancel. Así lo establecía un acuerdo firmado en 2002, después de más de cuatro años de negociaciones. Sin embargo, el Gobierno anunció ayer que desconocerá el convenio y que pedirá replantear las reglas de juego en el sector, para evitar que las inversiones y los puestos de trabajo se sigan concentrando casi exclusivamente en Brasil. La noticia la comunicó Néstor Kirchner, para que la decisión tuviera el máximo peso político. “Estoy seguro que esto será absolutamente entendido por mi amigo Lula”, aseveró el Presidente.
La relación entre Argentina y Brasil en el Mercosur atraviesa toda una etapa de revisión. La posición del Gobierno es que deben corregirse las asimetrías que favorecen el desarrollo industrial en el país vecino, a costa de productores locales que sufren la “invasión” de importaciones. El Poder Ejecutivo salió varias veces en su defensa. La última vez fue cuando puso trabas a la entrada de lavarropas, heladeras y televisores. La intervención oficial en distintos conflictos contrasta con la política seguida por los gobiernos de Carlos Menem y Fernando de la Rúa. La única objeción que hacen algunos empresarios es que esa buena actitud no es respaldada con el diseño de una verdadera política integral para la industria.
“Hemos tomado la decisión de no liberalizar el mercado automotor con Brasil en 2006 como estaba previsto”, informó Kirchner ayer al mediodía, al participar de un acto en la planta de Volkswagen en General Pacheco. La terminal anunció allí que invertirá 300 millones de pesos y contratará a 400 personas para producir desde el año próximo un nuevo modelo –no se precisó cuál– que exportará en un 80 por ciento. “Hay que equilibrar asimetrías”, continuó Kirchner. “Queremos que se desarrolle la industria automotriz en nuestra querida y hermana Brasil, pero también que se desarrolle en la Argentina en términos igualitarios”, remarcó.
De las últimas 23 plataformas para producir modelos nuevos en la región, 21 fueron a Brasil y sólo 2 a la Argentina. Desde 1998 a la actualidad se instalaron 10 plantas productoras de vehículos en el país vecino, contra ninguna aquí. Las importaciones de autos brasileños acaparan el 59 por ciento del mercado local, mientras las exportaciones argentinas cubren sólo el 2,5 por ciento de aquel mercado. En 2003, la participación era del 2,9 por ciento. Este año se venderán menos de 40.000 unidades a Brasil, contra las 223.000 de 1998. Los datos fueron recopilados por el Centro de Estudios Bonaerenses, que concluyó que el problema es la abrumadora diferencia de incentivos que reciben las empresas para instalarse en uno u otro país.
Kirchner dijo que su gobierno está tomando “todas las medidas” para revertir la situación, “porque no puede ser que la Argentina se inunde de importaciones y nuestras exportaciones vayan disminuyendo”. Roberto Lavagna aclaró que las autoridades brasileñas ya habían sido informadas sobre la decisión de desconocer el acuerdo para liberalizar el comercio en 2006. El ministro partió ayer a Brasilia junto al secretario de Industria, Alberto Dumont, para entrevistarse con el canciller del país vecino, Celso Amorín, y con los ministros de Economía, Antonio Palocci, y de Industria, Luiz Furlan: un encuentro clave en el marco del nuevo rumbo que impuso la Argentina a la integración con Brasil.