ECONOMíA › LOS GRANDES DEPOSITANTES TENDRAN QUE ESPERAR TRES AÑOS

Seis meses de corralito como mínimo

Duhalde prometió respetar los depósitos en dólares, pero para juntarse con los dólares los ahorristas deberán armarse de paciencia. Los planes para reprogramar las deudas en dólares.

 Por Claudio Zlotnik

Frente a la Asamblea Legislativa, Eduardo Duhalde siguió al pie de la letra el consejo de sus operadores y anunció que los depósitos serán respetados en la moneda en que fueron constituidos. Fue la fórmula elegida para intentar silenciar los cacerolazos. Pero el éxito de esta teoría acercada por sus colaboradores aún está por verse. Lo seguro es que con su promesa, Duhalde no hizo más que afianzar el corralito. Anoche, en el equipo comandado por Jorge Remes Lenicov todavía no habían encontrado la llave para abrirlo. Los pequeños ahorristas deberían esperar otros seis meses para reencontrarse con su dinero. Los más grandes, en cambio, recibirían sus depósitos recién dentro de tres años. Con excepción de los españoles, que aportarían 800 millones de dólares, las casas matrices de los bancos se niegan a enviar fondos para fortalecer sus filiales en la Argentina.
El designado ministro de Economía tomó la posta dejada por el también duhaldista Rodolfo Frigeri, cuya participación en el nuevo equipo económico no está garantizada. Las obsesiones de entonces son las mismas que ahora: la manera de evitar que la salida de la Convertibilidad se traduzca en una maxidevaluación del peso y qué hacer con los depósitos.
El cacerolazo del último viernes, que selló la suerte del efímero gobierno de Rodríguez Saá, encontró a Frigeri rememorando el desenlace común que habían tenido los países que en los últimos años cambiaron de régimen cambiario. En todos los casos –Brasil, México, Rusia, el sudeste asiático y Ecuador–, la realidad fue muy diferente a la estipulada en los análisis teóricos. Y el mercado terminó por fijar precios del dólar muy superiores a los previstos en las hojas de papel. En Brasil, por caso, el real se devaluó de 1,21 a 2,25 por dólar durante el primer mes de flotación (46 por ciento de devaluación), cuando Fernando Henrique Cardoso se había fijado un objetivo de no más del 8 al 10 por ciento.
El otro tema que ya le quita el sueño al equipo que asumirá hoy es el corralito bancario. Si bien el respeto de la moneda en que fue suscripto el depósito es una cuestión aceptada por los banqueros –de esa forma se evitaría resentir aun más la confianza en el sistema, creen–, lo cierto es que la promesa de Duhalde de reconocer dólares cuando se depositaron dólares es uno de sus principales activos para regenerar la confianza de la población. El cronograma de apertura del corralito recién empezaría dentro de seis meses, y bajo un esquema gradual iniciado con las colocaciones de menor monto. Para los depósitos superiores a 100 mil dólares se constituiría un fondo fiduciario, del cual los ahorristas podrían retirar dinero a medida de que el banco va cobrando acreencias.
El problema empieza a hacerse más complejo cuando, frente a la devaluación, se analiza qué hacer con los préstamos otorgados por las entidades financieras. Para no afectar los balances de los bancos, lo lógico es que los créditos, al igual que los depósitos, permanezcan en dólares. La cuestión es que si ello ocurriese, se produciría una oleada de empresas en mora o directamente quebradas. En ese escenario, los bancos deberían previsionar las pérdidas, lo que les asestaría un duro golpe a sus patrimonios. Frente a esta situación, tanto fuentes de la city como cercanas al equipo económico admitieron a Página/12 que se están estudiando dos alternativas. En cualquier caso, se trata de programas a aplicar para créditos individuales (prendarios, hipotecarios y personales) y para las pymes.
u Al contrario de los depósitos, se pesificarían los créditos. Pero frente a la pérdida de valor de los activos por la devaluación, los bancos reclaman una compensación. Esta compensación sería otorgada a través de un bono de largo plazo emitido por el Estado, que sería computado en los balances de los bancos al ciento por ciento de su valor nominal. “Si no se hace algo de este tipo muchos bancos se caerían”, dijo un banquero a este diario. Otro financista añadió: “Cavallo sponsoreó la dolarización del sistema. Lo más lógico es que, por ende, ese costo lo termine asumiendo el Estado”. Algunos funcionarios admitían la posibilidad de que una parte de la diferencia por la devaluación sea asumida por el Estado pero también se haría una quita de las deudas de los privados.
u La opción sería pesificar la deuda a 1,40 peso por dólar, alargando plazos y bajando las tasas de interés de manera de mantener el monto actual de la cuota.
En la city creen que la resolución del corralito dependerá de las negociaciones del nuevo gobierno en Washington. “Es imposible devolver depósitos sin dinero fresco del Fondo”, señaló un banquero. Según un sondeo realizado por este diario, las casas matrices no están dispuestas a enviar dinero a la Argentina. “Sería financiar una fuga de divisas”, señaló un ejecutivo a Página/12. La excepción serían los españoles del BBVA y del Santander. Juntas aportarían 800 millones. Un monto que parece exiguo frente a los 13.000 millones en depósitos que poseen en conjunto.

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Las casas matrices de los bancos no parecen dispuestas a enviar fondos a sus filiales locales.
Pero las españolas aportarían 800 millones frente a los 13.000 millones que tienen en depósitos.
 
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