ECONOMíA
› QUE DEFENDIO Y QUE CONCEDIO LAVAGNA EN WASHINGTON
Un ministro frente al mundo
Por M. M.
“Ustedes no pueden decir que los 20.000 millones (de deuda en poder de los que no entraron en canje) se evaporaron. Eso fue lo que nos planteó en Washington la administración Bush”, cuenta un funcionario del máximo nivel del equipo económico que acompañó a Lavagna a la asamblea del FMI. “Entonces recorrimos un delgado espacio de diálogo entre el reconocimiento de esa deuda, a la que habrá que encontrar un proceso de negociación en el futuro, y la posición inamovible de que el canje no se reabrirá”, agrega.
Según la fuente oficial, la mayor preocupación de Washington era que Argentina no sentara un precedente de “paga Dios” sobre una porción relevante de su deuda, actitud que podría ser tomada como ejemplo a seguir por otros países latinoamericanos más chicos, como ser Ecuador. Dicho sea de paso, por primera vez en mucho tiempo, el bloque latinoamericano, con el liderazgo de Brasil, se mostró unido en su apoyo a la Argentina.
La idea del Gobierno en las próximas semanas es abocarse a la concreción del canje de la deuda para el 76 por ciento que aceptó la propuesta oficial. Pero una posibilidad a futuro para encarar el problema de los “holdouts” (los que quedaron afuera) sería el inicio de negociaciones bilaterales con el gobierno italiano. Sólo un 25 por ciento de los bonistas radicados en ese país aceptó el canje. Los pequeños inversores italianos –asesorados por los bancos que temen juicios en su contra– ejercen una presión incontenible sobre el gobierno de Berlusconi, el que a su vez lidera la “coalición anti-Argentina” en el directorio del FMI. La situación con Japón es distinta: allí el 95 por ciento de los bonistas aceptaron el trueque de papeles, pero el gobierno nipón se quedó con “la sangre en el ojo”, como lo demostró en los últimos días.
Así, mientras que para Estados Unidos alcanza con el reconocimiento de la deuda que no entró al canje, Italia, Japón y Gran Bretaña, entre otros países, seguirán reclamando que la administración Kirchner explique en detalle cuáles serán sus próximos pasos hasta sentarse a la mesa de negociación con los acreedores descarriados.
Otros temas que no faltaron en la agenda de Lavagna durante sus reuniones en Washington son los siguientes:
- Condiciones: El staff del FMI blanqueó la exigencia de elevar las metas de superávit fiscal y la pretensión de acelerar los reajustes de las tarifas de servicios públicos.
- Dólar: La posición del Gobierno fue clara. No se lo dejaría caer (mucho) más allá de 2,90, aún a costa de tener que emitir más desde el Banco Central.
- Inflación: El ministro llevó los números que le acercó el Indec para la primera quincena de abril, según los cuales la inflación en ese período fue inferior al 1 por ciento. En Economía consideran que “a menos que ocurra algo sorprendente” ese sería el techo para el índice de precios minoristas durante este mes.
Desde el ala política del Gobierno aseguran que si la inflación de abril se estabiliza el Presidente volverá a revisar los informes que solicitó sobre el impacto fiscal de un paquete de medidas para junio. El plan incluye aumento de jubilaciones y pensiones y mejoras para los estatales, que van desde anticipos de aguinaldos a algo más. Lavagna ni siquiera mencionó el tema durante sus conversaciones en Washington. No sólo porque hubiera sonado a herejía para el Fondo. El tampoco está muy convencido.