ECONOMíA
Crece el barril de petróleo y la especulación se mueve sin techo
El viernes cerró con un nuevo record en Nueva York y Londres. Las operaciones especulativas dominan el escenario. ¿Está en juego la hegemonía de EE.UU.?
› Por Raúl Dellatorre
La cotización del petróleo avanza aceleradamente hacia su máximo valor histórico que, en moneda constante, alcanzara en 1979. Los 50 dólares por barril de entonces equivalen a unos 78 a 80 debilitados dólares actuales. Y ayer el precio en Nueva York ya tanteó el terreno por encima de los 67 dólares para cerrar –tipo WTI, que se toma como referencia para el crudo argentino– a 66,86, más de un dólar por arriba del cierre del jueves. Fuera de toda explicación por motivos de oferta y demanda, la acción de los especuladores sigue marcándole el ritmo al mercado. Hoy el negocio petrolero más rentable no es producirlo ni refinarlo, sino la compraventa de contratos a futuro.
Los mercados de Nueva York (Nymex) y Londres (IPE) operan, diariamente, un volumen de crudo muy superior al que realmente se intercambia entre productores y consumidores. Es que gran parte de estas operaciones son compras “a futuro” (a 30, 60 o 90 días) a la cotización del día, que en realidad no son otra cosa que apuestas al precio que tendrá el día de vencimiento. Al llegar esa fecha, no se produce ninguna entrega de crudo: simplemente, el vendedor paga la diferencia si el valor de ese día es superior al contratado o paga el comprador si el precio bajó con respecto al pactado. Mientras persisten las expectativas alcistas, los compradores de contratos a futuro siguen dispuestos a ofrecer precios mayores al del día anterior, esperando que en uno o dos meses el precio subirá todavía más.
En la otra franja del negocio, operando en estos mismos mercados, están los que comercian en la economía “real”: los que venden los barriles producidos por los países árabes y los que compran para su consumo en los países occidentales. Pero, hoy por hoy, son las operaciones descriptas más arriba las que definen los precios.
En medio de este juego, la pregunta es si alguien tiene el control del mismo. Hay quienes empiezan a dudar de que Estados Unidos lo siga ejerciendo plenamente. Hasta la invasión a Irak, se pensaba que su poderío financiero complementado con el posicionamiento en el terreno se combinaban consolidando su hegemonía. Los acontecimientos posteriores abrieron un gran interrogante sobre la certeza de esos argumentos.
La debilidad del dólar y la fortaleza del crudo son, según coinciden varios analistas en política internacional (más que los de mercado), dos caras de una misma moneda. De hecho, una de las mayores amenazas para la hegemonía estadounidense es la intención de Irán de desprenderse del control de los mercados de Nueva York y Londres y empezar a colocar en forma autónoma sus exportaciones. Si lograra tentar en esa aventura a otros miembros de la OPEP y a grandes importadores como China, la hegemonía del dólar podría verse amenazada. Muchos ven en las recientes alertas estadounidenses sobre “el peligro nuclear” de Irán una respuesta a las intenciones de ese país en el campo petrolero. Recuerdan, abonando esa reflexión, que una de las últimas acciones de Saddam Hussein antes de que Bush lanzara su última ofensiva contra Irak fue intentar fijar el precio de su petróleo en euros.
Estados Unidos consume 20 millones de barriles por día de petróleo, de los cuales importa la mitad, aproximadamente. El déficit comercial de la primera potencia occidental pasó de 55.400 millones de dólares a 58.800 millones de junio a julio de este año, incremento resultante del encarecimiento del crudo. Sin embargo, el alza desmesurada de los hidrocarburos impacta más duramente a otras potencias, como China, Unión Europea o Japón. El problema para Estados Unidos no está en estos desequilibrios, que en definitiva le financian sus competidores al convalidar a un dólar devaluado como patrón monetario y hasta como reserva de valor. Lo que le importa es seguir como patrón del juego.
Mientras tanto, la coyuntura sigue agitando las aguas. La agencia de noticias Bloomberg estimó que el precio del crudo Brent (que cotiza en Londres) seguirá subiendo por la interrupción de la producción en el Mar del Norte, por tareas de mantenimiento. El alza del 60 por ciento en los últimos doce meses puede quedar, muy pronto, reducida a una incidencia más.