ECONOMíA
› ECONOMIA DESPLIEGA SU ESTRATEGIA PARA CONTROLAR EL DEBUT DEL DOLAR LIBRE
Cómo vender verdes y no morir en el intento
El Gobierno sabe que buena parte de la suerte del plan económico se jugará mañana cuando empiece a cotizar el dólar libre. Para asegurarse de que no vuele más allá de un 15 por ciento, ya prepararon el decreto que prohíbe la compra por cualquier otro medio que no sea pesos billete. También están dispuestos a utilizar hasta 2000 millones de las reservas, una cantidad más que suficiente para inundar el mercado. En el Gabinete cruzan los dedos.
› Por Maximiliano Montenegro
Mañana se levantará el feriado bancario y cambiario, y el plan económico de Duhalde deberá pasar su primer gran test: ¿cuál será el valor del dólar en el mercado libre de cambios? Ayer, el dólar libre rondó los 1,55 pesos para quienes querían comprarlos “ilegalmente” a los arbolitos de la city porteña. El gobierno apuesta todo a que la cotización, con los bancos en pleno funcionamiento y legalizado el mercado libre, sea similar a ese valor, compatible con el tipo de cambio oficial de 1,40. Según la definió un integrante del elenco conducido por Jorge Remes Lenicov, ésa es “la madre de todas las batallas”; porque, si el dólar libre se disparara, alentaría aún más la remarcación de precios observada en los últimos días. Por eso, en Economía tienen preparada una estrategia no exenta de picardía para domarlo apenas salga a la cancha: sólo se podrá comprar divisas con pesos billete. El otro punto marcado en rojo en la agenda de Remes se vincula con la fuerte puja desatada entre el gobierno y los bancos, que pretenden una compensación de 5000 millones para cumplir con la pesificación de créditos de hasta 100 mil dólares.
En el equipo económico están confiados. Dicen que mañana, cuando se levante el feriado bancario y cambiario, el dólar libre no debería volar más allá del “10 a 15 por ciento por arriba del oficial”, según dijo a este diario una altísima fuente del Gabinete nacional. Es decir, entre 1,55 y 1,60 pesos por dólar. Ese precio será clave por varios motivos:
- El dólar oficial fijo fue pensado como “ancla nominal” de los precios de la economía, un valor de referencia para morigerar las expectativas inflacionarias. Sin embargo, con un dólar libre volando alto, el ancla se soltará y la economía quedaría a la deriva, indexada por esa cotización. ¿Alguien puede creer que quienes aumentaron precios en los últimos días -ya sean de productos nacionales o importados– no le darán una nueva pasada a la remarcadora si el dólar si escapa por encima de los 2 pesos? * Hoy el Gobierno dará a conocer el texto del decreto que especifica bajo qué condiciones deberán vender los exportadores sus dólares al Banco Central al cambio de 1,40 peso; y para qué importaciones el Central entregará dólares a esa misma paridad. Sólo las importaciones críticas, como medicamentos, bienes de capital e insumos industriales, se pagarán al dólar oficial. Mientras que todas aquellas importaciones de bienes no esenciales (como autos, indumentaria, electrodomésticos, calzado, etc.) deberán realizarse pagando el dólar libre. Así que, más allá de las expectativas, todos estos productos se encarecerán al ritmo de esa cotización. Demás está decirlo, subas de precios en el actual contexto recesivo no harían más que profundizar la depresión y calentar aún más el clima social por la caída del salario real.
- Cuanto más alejado esté el dólar libre del oficial, mayor será el incentivo de los exportadores a subfacturar sus ventas y liquidar la diferencia por el dólar paralelo. En este caso, se perderían que el Estado les reintegre el IVA, pero eso no sería problema si la diferencia por vender dólares en el mercado paralelo supera largamente el 20 por ciento.
- El precio del dólar libre también será decisivo en la compensación que reclamarán los bancos para cumplir con la pesificación de los créditos y devolver los depósitos en dólares, porque el valor de la divisa en el sistema financiero no será el oficial sino el libre.
Así, buena parte del éxito o fracaso del plan se medirá en los próximos días por la marcha del dólar libre. Para eso, la estrategia del equipo económico, según confió a este diario un estrecho colaborador de Remes, será la siguiente:
- Limitar al máximo la cantidad de pesos que podrían canjearse por dólares, de manera de desabastecer de combustible a la demanda de la divisas. Sólo se podrán comprar dólar con pesos billete, los que podrán extraerse de acuerdo a los montos previstos para las cuentas salariales y de autónomos.
- No estará permitido pasar cajas de ahorro o cuentas corrientes de pesos a dólares. Así como tampoco estará autorizado adquirir la moneda norteamericana con cheques de cualquier tipo y tarjeta de débito.
- El Banco Central intervendrá en el mercado libre vendiendo dólares, si fuera necesario frenar una suba descontrolada de la divisa. “La ley de emergencia habilita al Central a intervenir en el mercado y vamos a vender dólares en la medida que sea necesario para mantener en línea al dólar libre”, confió la fuente.
En Economía, calculan que de los 8000 millones de pesos en los bolsillos de los argentinos (circulante), la mitad son monedas y billetes de baja denominación que se utilizan en transacciones cotidianas. El resto sería perfectamente manejable con unos 2000 millones de reservas que se utilicen para inundar el mercado libre si hay picos de demanda de verdes.
A presión
La otra batalla que libra Remes Lenicov se refiere a la avalancha de presiones de los bancos para que les compensen la pesificación de los créditos. El funcionario de Economía dijo a este diario que hoy se anunciará la conformación de un fondo de compensación “de activos y pasivos” de los bancos por 5000 millones de dólares, integrado con lo recaudado por la tasa de exportación impuesta a los hidrocarburos y préstamos internacionales que aportarían los organismos multilaterales.
La cuenta es la siguiente. El gobierno calcula que hay 16.000 millones de dólares de préstamos (el activo bancario) inferiores a 100 mil dólares, y que compensar a los bancos por la devaluación del 30 por ciento sobre ese monto arroja unos 4800 millones de dólares. Porque del lado de los depósitos (el pasivo) en dólares el compromiso es devolverlos en esa misma moneda.
Sin embargo, los bancos no se conforman con eso. Dicen que el gobierno debería compensarlos también por la inflación, que iría licuando los créditos pesificados. “Acá el esquema que cerraba clarito era el de (Ricardo) Hausman (ex economista jefe del BID): pesificar todo e indexar por inflación. Así se mantenía el poder adquisitivo doméstico, el ahorrista no perdía y los bancos no perdían frente a los deudores. Eso era consistente. Lo que se pretende hacer ahora no lo es”, se quejó ante este diario el ejecutivo de un banco de primera línea.
El funcionario de Economía no dudó en contestar tal aseveración: “no habrá cláusula indexatoria en los créditos en pesos. Si hay inflación entonces las cuotas se irán degradando, pero no habrá indexación”, aseguró. Sea como fuere, el gobierno todavía no encuentra la fórmula para garantizar a los ahorristas que se les devolverán los depósitos, rescatando simultáneamente a los deudores en dólares. (Ver más información en página 8.)
Ayer, el Ejecutivo vetó un párrafo de la ley de Emergencia que obligaba a pesificar hasta el tope de 100.000 dólares incluso préstamos por un monto superior. “Ahora un préstamo de 110.000 dólares deberá pagarse todo en dólares, no se pesifica nada. Si no era inmanejable, pasarían a pesos una cantidad para la que no hay financiamiento”, dicen en Economía.
Respecto del corralito, supuestamente hoy se daría a conocer el cronograma de liberación. Sin embargo, un ministro del Gabinete reconoció anoche que todavía no había acuerdo sobre cómo elaborar una secuencia creíble. Lo único seguro es que por los próximos 6 meses sólo se podrían liberar, a lo sumo, las cuentas sueldo, para las cuales se anunciaría hoy que podrán retirarse hasta 1500 pesos mensuales. Para el resto de los depósitos, los de montos inferiores a 10.000 dólares estarían primeros en la fila, pero recién de acá a 180 días.
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