ECONOMíA
› CONTRA LA OPINION DE LOS BANQUEROS, HOY REABRE EL MERCADO
Ruidosa recepción al cambio libre
Con fondos de cacerolazos, llegó el día del debut del mercado libre de cambios, la apuesta más fuerte del gobierno de Duhalde para cambiar el modelo. La mala recepción del público, afectado por la agónica salida propuesta para el corralito, no es el mejor augurio. Los bancos tampoco se mostraron conformes. La apuesta es a un dólar que no se dispare a más de 1,60.
› Por Claudio Zlotnik
Si los cacerolazos de esta madrugada no obligaban a cambios de último minuto, la campana de largada será a la diez en punto de la mañana. Después de 11 años y 9 meses, la Argentina vuelve a tener un mercado libre de cambio. Se acabó el imperio del “riesgo país”, ese indicador que catapultó a la Argentina como la nación menos confiable del mundo para las inversiones. Pero esta empieza a ser historia pasada. A partir de hoy la vedette vuelve a ser la cotización del dólar. El oficial debutará sin sorpresas: cada uno valdrá 1,40 peso, pero sólo regirá para el comercio exterior y para la pesificación de los depósitos. En cambio, todas las miradas estarán centradas en el mercado libre, donde la apuesta del Gobierno es que la brecha con el oficial sea lo más pequeña posible. En la city creen que la reaparición del dólar libre vendrá con volatilidad. Ayer, el dólar libre se operó a 1,60/1,65.
A pesar de que el Gobierno espera que la falta de pesos restrinja la corrida a favor del dólar, merced al congelamiento de los depósitos y la depresión de la actividad económica, lo cierto es que se aguarda una fuerte especulación alrededor del tipo de cambio. En especial por los contratos que se hicieron en el mercado futuro del dólar, cuyos vencimientos quedaron para hoy debido al extenso feriado cambiario, que empezó junto con el verano.
Los inversores que hace uno, dos o tres meses apostaron a que seguía la convertibilidad intervendrán para que el dólar libre no se aleje del oficial para tener que desembolsar lo menos posible al final del día, cuando se hagan las liquidaciones. Por el contrario, quienes se jugaron a la devaluación querrán que aquella brecha se amplíe para engrosar sus ganancias. Bajo el nuevo esquema cambiario, el Banco Central estará habilitado a intervenir en el mercado comprando o vendiendo dólares. Analistas consultados por este diario dijeron que hoy debería haber ventas del Central si es que se nota una disparada del dólar. En medio de la volatilidad, las apuestas sugieren que la divisa estadounidense se moverá entre 1,55 y 1,75 peso.
En el microcentro, los financistas ya bosquejaron una suerte de tabulación en la cual a cada valor del dólar le corresponde una determinada fortaleza o debilidad política del equipo económico. Ejemplos: si el dólar termina el día a 1,80, Jorge Remes Lenicov quedaría muy débil ya que la devaluación se ubicaría en 45 por ciento, muy superior al 28,6 por ciento de depreciación oficial. También sería catalogado como “muy malo” si el dólar queda a 1,70. En ambos casos, reflexionó un importante financista en diálogo con Página/12, existen serios peligros de que vuele por los aires la estrategia gubernamental de pactar un control de la inflación con los formadores de precios y se desate una ola de remarcaciones. El valor límite, según los operadores de la city, se ubicaría en 1,60. Y sería considerado exitoso un cierre a entre 1,50 y 1,55 peso por dólar.
El nuevo Gobierno optó por la devaluación como estrategia para salir del estancamiento y fundar la ilusión de una economía que sea capaz de seducir inversiones. Pero el descontento por la crisis y el corralito amenaza con voltear cualquier programa. Preocupados por la cantidad de gente que pueda agolparse frente a las entidades financieras, la Asociación de Bancos (ABA) advirtió anoche que habrá inconvenientes en la atención al público. Y responsabilizó al Gobierno por “lo avanzado de la hora en que implementó las nuevas medidas que inciden en la operatoria” de los bancos. Desde Economía también fueron explícitos. Voceros del ministro pidieron que los ahorristas dejen pasar algunos días antes de concurrir a los bancos para recibir los certificados de depósitos que fueron reprogramados.
Mientras tanto, en el Gobierno junto a los máximos funcionarios del Banco Central y los ejecutivos de los bancos están diseñando las próximas medidas financieras. Una vez establecida la férrea estructura delcorralito, los principales temas que se vienen tienen que ver con el esquema que se instrumentará para dotar de liquidez al mercado en donde se negociarán los certificados de plazos fijos (ver nota aparte) y las tasas de interés que los bancos aplicarán sobre los nuevos créditos pesificados. Otro punto importante será la solución que se le dará a las empresas a las que no les pesificaron las deudas y siguen debiendo en dólares.
Si bien sobre estos temas trabajan cuadros técnicos de los principales bancos de plaza, lo cierto es que las negociaciones son encabezadas directamente por las cúpulas de las entidades financieras. Desde España, por ejemplo, arribaron ejecutivos que ayer mantuvieron extensas reuniones con la plana mayor del Banco Central.
A pesar de que las largas negociaciones estuvieron enmarcadas en la enunciación presidencial de romper la alianza con el poder financiero para unirse al sector productivo, todo hace suponer que, al final, los bancos armaron el corralito que más les gustaba. Si bien se respeta la moneda en que fueron hechos los depósitos, será imposible que los ahorristas se reencuentren con sus dólares antes de un año. La solidez del corralito da garantías de que se puso fin a la corrida contra los depósitos y al “traspaso hacia la calidad” entre los propios bancos.
Seguramente, no resolverá la crisis de solvencia del sistema. Es muy difícil de imaginar que, tal como especulan algunos banqueros, la gente y las empresas utilicen los dólares que tienen atesorados para pagar sus deudas con los bancos. Antes, preferirán guardarse la moneda dura, lo que ahondará los agujeros en los activos bancarios. Justamente, los ejecutivos querrán que, lo antes posible, el Estado vuelva a tenderles un salvataje absorbiendo las deudas empresarias. Pasó en cada crisis internacional, incluida la de la Argentina de 1982.
Hoy a las tres de la tarde, cuando cierre el mercado de cambio, se sabrá el primer resultado de la nueva estrategia económica de la Argentina. Junto con los cacerolazos, el cierre del dólar también marcará el nuevo rumbo del país.
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