Con la mirada en el precio de la nafta, el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, encabezó ayer una reunión entre las cámaras que agrupan a los dueños de estaciones de servicio y a las principales petroleras. Los minoristas vienen ejerciendo presión para recuperar márgenes de rentabilidad, comprimidos por un aumento en los costos superior al de sus ingresos. Si bien no lo piden abiertamente, dentro del menú de opciones de los estacioneros figura una suba de los combustibles. El Gobierno decidió intervenir en la discusión para acercar una solución que no pase por esa vía.

El presidente de Shell, Juan José Aranguren, fue contundente en su intervención: “La solución pasa por un aumento de precios o una rebaja de impuestos”, sentenció. Fue el último en llegar a la reunión, pasadas las ocho de la noche, apenas unos minutos después de que Moreno abandonara el lugar. El funcionario no habría querido estar presente en ese momento, y habría decidido partir cuando se confirmó la presencia del ejecutivo. El Gobierno ya tuvo varios choques con Shell y le impuso una multa por 23 millones de pesos por desabastecimiento de gasoil.

Antes que Aranguren, participaron del encuentro directivos de Repsol YPF, Petrobras y Esso. Los representantes de cada petrolera dialogaron con los dueños de las estaciones que llevan su marca. Estos últimos eran alrededor de 120, encabezados por Rosario Sica, presidenta de la Federación de Empresarios de Combustibles (Fecra), quien impulsó la reunión. La dirigente destacó la asistencia de Moreno, que de alguna manera amparó el reclamo de los estacioneros.

Las petroleras no comprometieron ninguna solución, pero llegaron diciendo que estaban dispuestas a escuchar y se fueron ofreciendo negociaciones “caso por caso” con los estacioneros para analizar su situación. “En los próximos 60 días nos vamos a sentar con cada uno de los operadores para estudiar la estructura de su negocio y ver cómo podemos aportar a una solución”, señalaron desde Repsol YPF. Sica le dio otro tono a la misma versión: “En aquellos casos en que haya acuerdo, Comercio Interior resolverá tratando de consensuar entre las partes”.

Los propietarios de estaciones afirman que el virtual congelamiento de los combustibles hundió su rentabilidad, hasta tornar su actividad inviable. “Nuestros costos crecieron un 200 por ciento”, planteó Sica. Entre ellos, el laboral. A fines de noviembre, el sindicato del sector logró comprometer a la cámara empresaria a un aumento de sueldos del 19 por ciento. Ese convenio, sin embargo, fue respetado por las estaciones de la red propia de las petroleras, pero no por los “embanderados”, que en su mayoría son empresarios pymes.

El incumplimiento del convenio por parte del 60 por ciento de las estaciones provocó la reacción de los trabajadores, que llamaron a un paro de 48 horas la última semana de diciembre. La huelga se levantó a las 18 horas, luego de que las petroleras accedieran ante el Ministerio de Trabajo a negociar con los dueños de las estaciones una salida para el canal minorista. Ayer se inició ese diálogo, que continuará las próximas semanas.

Los estacioneros sostienen que la solución debe llegar por una renegociación de contratos con las petroleras, una rebaja impositiva o un subsidio directo del Gobierno. La otra opción sería subir el precio de los combustibles. Eso fue lo que planteó Aranguren, mientras que los directivos de las demás petroleras evitaron hacer comentarios sobre el valor de la nafta. Moreno, por su parte, descartó en la reunión posibles aumentos, según comentó Marcelo Rovasio, presidente de Fecha, otra de las cámaras presentes. El directivo, de todos modos, no descartó que se registren “correcciones mínimas o minúsculas que no tendrán impacto inflacionario”.