ECONOMíA
› VIOLANDO NORMAS, YA CONSIGUIO UN PRESTAMO DEL BANCO CENTRAL POR 328 MILLONES
El Río aprovecha las ventajas del río revuelto
En abierto desafío a los dictámenes técnicos del Central, el Banco Río ya consiguió un redescuento gracias a una decisión de Pignanelli. Los banqueros ofrecen una operación con la multinacional Cargill que incrementaría la emisión monetaria y ayudaría a disparar el dólar.
› Por Maximiliano Montenegro
A río revuelto el Banco Río, controlado por el español Santander Central Hispano, solicitó al Banco Central un súper redescuento de 500 millones de pesos, pedido que va camino de convertirse en un escándalo de proporciones insospechadas. La operación viola todas las normas impuestas por el organismo monetario, como dictaminaron las áreas técnicas de la entidad. Sin embargo, viene siendo negociada a paso acelerado, a espaldas del directorio, por su presidente Aldo Pignanelli y el vicepresidente segundo, el menemista Ricardo Branda, en línea directa con Enrique Cristofani, titular del Banco Río en Argentina. El Río ya recibió en los últimos días 328 millones de pesos como parte de esa controvertida operación, decisión que fue tomada con carácter excepcional por Pignanelli.
El organismo monetario tiene como regla que ningún banco extranjero reciba redescuentos (préstamos en pesos) si no aporta desde su casa matriz el equivalente en dólares para capitalizar a su filial. Pero el Santander Central Hispano no quiere poner un solo dólar más en la Argentina. Aun así pretende que el Banco Central lo auxilie, habilitando una complicada ingeniería financiera para no traer dólares al país.
Días atrás, Cristofani se dirigió en nombre del Río a la Superintendencia de Bancos de la autoridad monetaria, donde fue recibido por Víctor Bescós, vicesuperintendente, en ausencia del titular del organismo, Felipe Murolo, quien se encontraba en Córdoba por motivos personales. Murolo y Bescós fueron designados recientemente en sus cargos a sugerencia del ministro Roberto Lavagna, en reemplazo del anterior superintendente, Guillermo Lesniewier, hombre de la vieja guardia de la entidad, integrada por los ex presidentes Pedro Pou y Roque Fernández. La Superintendencia es un ente clave, que se encarga de inspeccionar a los bancos para determinar su real situación de liquidez y solvencia. Tras la caída de Lesniewier, Pignanelli trató de encaramar allí a Alejandro Henke, otro discípulo de Pou, hoy mano derecha del titular del Central. Pero su pliego fue rebotado por el Senado.
Bescós se encontró el lunes pasado con Cristofani, desconociendo la agenda. Durante la reunión, el titular del Río le presentó la documentación que describe la ingeniería financiera con la que el banco español pretende recibir la ayuda del Banco Central sin ingresar dólares al país. La propuesta consiste en que Banco Río cierre un contrato con Cargill, uno de sus principales clientes en el país, para que la exportadora multinacional de cereales pague a través de sus filiales en el exterior deuda en dólares que el Río mantiene con un pool de bancos corresponsales, obviamente en el extranjero. A cambio, el Río le otorgaría créditos en pesos a Cargill Argentina –que los necesita para pagar salarios e impuestos–, actuando teóricamente como prefinanciador de exportaciones. Pero hay varios problemas:
- Cargill no ingresa los dólares de las exportaciones al país, cuando está obligado a hacerlo, sino que los mantiene en el exterior y los deriva desde una filial extranjera.
- El Banco Central emite pesos para prestárselos al Río, que a su vez se los presta a Cargill, sin que el banco aporte genuinamente dólares.
- El Río refinancia su deuda en dólares con acreedores extranjeros gracias a la financiación en pesos que le otorga el Central.
- Se incrementa la emisión monetaria sin respaldo, porque los dólares quedan en el exterior.
La operatoria está perfectamente descripta en una carpeta de siete páginas. Apenas terminó de echarle una mirada al esquema, Bescós comentó a Cristofani lo obvio: que le parecía “muy difícil” que la operatoria pudiera ser aprobada porque no cumplía las reglas fijadas por el Central para el otorgamiento de redescuentos.
El mecanismo también viola el régimen cambiario, que obliga a los exportadores de más de 500 mil dólares a liquidar sus divisas ante el Banco Central. En el caso de Cargill, por ser exportador de cereales debeingresar al país los dólares cobrados en el exterior como máximo 15 días después de despachado el embarque.
La respuesta de Cristofani fue directa: “Esto ya lo conversamos con Pignanelli y Branda, y ellos están de acuerdo, nos dijeron que avanzáramos”. Esto es lo que contó Bescós en una reunión de directorio el martes de la semana pasada. En esa reunión, en ausencia de Pignanelli, quien se encontraba de viaje en Estados Unidos, Branda admitió que conocía la operación, al igual que Pignanelli. Pero relativizó el compromiso que, según Cristofani, habrían asumido ambos ante el Río: “Sólo les dijimos que avanzaran, no les dimos la aprobación”, se excusó. Tras esa reunión se volvió a pedir un dictamen técnico, a la Gerencia de Exterior y Cambios, que no sólo ratificó los impedimentos legales de la operatoria. También advirtió el peligro de que autorizándola se abriera una puerta legal para que los exportadores no liquidaran sus divisas en el país, lo que volvería al dólar incontrolable.
Sin embargo, Pignanelli aprobó en los últimos días un redescuento por 328 millones de pesos para la entidad española, una decisión que, con carácter excepcional y amparándose en un procedimiento de crisis, había tomado él a la espera de la aprobación posterior del directorio. Que se sepa el Santander Central Hispano no realizó ninguna capitalización de su filial local, ni canceló deuda con dólares aportados por la matriz para ser merecedor de tal redescuento. Sí acordó con sus acreedores, el 10 de mayo pasado, extender por un año el vencimiento de un bono de 20 millones de dólares.
A diferencia de su competidor español, el BBVA Francés, que lleva recibidos unos 1500 millones de pesos de asistencia del Central, aportando el equivalente en dólares desde su casa matriz, el SCH ya dejó en claro que no girará un solo dólar más a su filial local. Como explicó un alto directivo español, el Río debe manejarse como una “caja cerrada”.
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