ECONOMíA › KIRCHNER ADELANTO QUE BAJO A 8,5 POR CIENTO
› Por David Cufré
La tasa de desocupación experimentó una fuerte caída en el segundo trimestre. Se ubicó en 8,5 por ciento, el nivel más bajo en quince años. El descenso fue de 1,9 punto respecto del 10,4 por ciento de igual período del año pasado y de 1,3 punto en relación al 9,8 por ciento del primer trimestre de este año. Pero el dato más significativo fue otro: por primera vez desde la crisis de 2001 el desempleo quedó también en un dígito al considerar como desocupados a los beneficiarios del Plan Jefas y Jefes de Hogar. En este caso, la tasa retrocedió a entre 9,8 y 9,9 por ciento (desde 12,8 por ciento de un año atrás y 11,1 del primer trimestre). La importancia de ese número es que confirma el fin de la vigencia de la doble indemnización, que el Gobierno anunció para cuando el desempleo fuera menor a 10 por ciento bajo cualquier hipótesis.
La información fue adelantada ayer por Néstor Kirchner, al participar de la muestra ExpoSepyme. El Indec tiene agendada la difusión de los datos sobre desocupación para el próximo miércoles. El Presidente indicó que en abril el desempleo fue del 8,3 por ciento, en mayo del 9,0 y en junio del 7,8, lo cual promedió 8,5 por ciento en el trimestre. También reveló que por primera vez el índice fue de un dígito tomando como desocupados a los beneficiarios de planes sociales. En este caso, estuvo “entre 9,8 y 9,88 por ciento”, señaló.
“Son datos tremendamente importantes que marcan la evolución de la inversión, el empleo, el trabajo y el crecimiento económico”, se entusiasmó Kirchner.
La tasa de 8,5 por ciento es la más baja desde octubre de 1992, cuando estaba en 7,0 por ciento. En octubre de aquel año saltó a 9,9 por ciento y luego ya escaló a registros de dos dígitos hasta el cuarto trimestre del año pasado, cuando marcó 8,7 por ciento. En el pico de la crisis, la desocupación fue de 21,5 por ciento en mayo de 2002. El fuerte retroceso desde aquel punto máximo muestra que el modelo de sustitución de importaciones y crecimiento liderado por las actividades productivas fue exitoso en la generación de puestos de trabajo. En la convertibilidad, en cambio, hubo períodos de alto crecimiento en el nivel de actividad con suba simultánea del desempleo. Por ejemplo, en aquellos años de 1992 a 1994, el período “dorado” del modelo.
Un desempleo de 8,5 por ciento –o de 9,8 si se toman como desocupados a los beneficiarios de planes sociales– sigue siendo elevado si se lo compara con la media histórica. En la década del ’70, la desocupación promedió 3,5 por ciento –fue de 2,3 en octubre de 1978–, mientras que en los ’80 se movió entre 4 y 6 por ciento. Esto indica que todavía existe camino por recorrer para llegar a una situación de normalidad para una economía como la Argentina.
En este momento, después de la importante recuperación del empleo, aparecen otros dos problemas más acuciantes en el mercado laboral: la informalidad, que pese a haber bajado en los últimos años todavía afecta al 40 por ciento de la población ocupada, y la caída en el poder adquisitivo de los salarios. Esto último explica la brecha entre tasa de desempleo y nivel de pobreza: una gran cantidad de trabajadores consiguieron empleo desde mediados de 2002 en adelante, pero los salarios no alcanzan para sacar del pozo a un número significativo de ciudadanos. La pobreza aún afecta al 26,9 por ciento de la población.
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