El subsecretario de Defensa del Consumidor, José Luis López, tuvo que renunciar después de un confuso episodio en un comercio de Almagro. Un panadero denunció que inspectores de esa oficina le pidieron coima, y terminaron presos. El trasfondo político.
› Por David Cufré
Esta vez no apareció dinero dentro del baño, ni hubo una valija llena de dólares, ni ejecutivos de una multinacional que confesaran haber pagado coimas para ganar contratos de obras públicas. Esta vez fue un panadero del barrio porteño de Almagro que denunció a tres inspectores de la Subsecretaría de Defensa del Consumidor por pedirle dinero para no labrar un acta en contra de su negocio. El resultado de su acusación, respaldada por testigos, fue la detención de los inspectores y la inmediata expulsión del cargo del responsable del área, el subsecretario José Luis López. Guillermo Moreno, jefe directo del funcionario y su acérrimo enemigo, fue quien le pidió la renuncia anteanoche, avalado por el ministro de Economía, Miguel Peirano. Ambos resolvieron que de ahora en más Moreno asuma las funciones del despedido, sin nombrar reemplazante.
Anteanoche, después de comunicarle por teléfono que debía renunciar, el secretario de Comercio Interior se dirigió a las oficinas de López –quien en ese momento se encontraba en un acto político en Junín– y echó a los gritos a secretarias y colaboradores. Tras ello, Moreno armó un vallado con sillas y sillones frente a la puerta del despacho del funcionario expulsado, puso una faja de clausura y ordenó que un policía se quedara en custodia para impedir el ingreso de cualquier persona. El objetivo, de acuerdo con la versión del propio Ministerio de Economía, fue resguardar eventuales pruebas que pueda recolectar la Justicia.
El Palacio de Hacienda comunicó ayer oficialmente que López fue echado por ser responsable político del cuerpo de inspectores que contaba entre sus filas a los tres denunciados por cohecho. Como prueba, señaló que el ex subsecretario creó ese equipo fiscalizador a pesar de que Moreno le ordenó expresamente no hacerlo. Según la versión oficial, era un órgano “ad hoc”, independiente del plantel de inspectores históricos de la subsecretaría, armado por López con una partida especial autorizada por la ex ministra Felisa Miceli. También indicó que Moreno se opuso a que los 27 nuevos verificadores salieran a la calle por su falta de preparación, y reveló que en su accionar cometieron diversas irregularidades, como presentarse ante los comerciantes sin la credencial correspondiente.
Economía completó la información con su versión de los hechos en la panadería de Almagro. Los inspectores Darío Rolón, Marcelino Gómez y Gladys Iriarte se presentaron en una panadería de Avenida Rivadavia al 4000, uno de ellos sin credencial, y discutieron con su propietario, quien abandonó el local para buscar a un policía en la calle, cerca del negocio. El panadero denunció haber recibido un pedido de coima por parte de los verificadores. Lo respaldaron empleados del local y clientes ocasionales, por lo cual el efectivo de la Federal decidió detener a los inspectores y llevarlos a la Comisaría 10ª. La causa recayó en el juzgado de Instrucción número 40, a cargo de Alicia Iermini. Ayer por la tarde, Rolón, Gómez e Iriarte fueron liberados.
Moreno y López fueron enemigos políticos desde un primer momento. Fuentes de Economía que vivieron de cerca la relación entre ambos recordaron a Página/12 que lo primero que hizo el secretario cuando fue designado en Comercio Interior fue exigirle al subsecretario que le dejara el despacho –el más grande y luminoso del edificio de Diagonal Sur– y lo envió a otro más pequeño del cuarto piso. La anécdota refleja hasta qué punto llegaba el enfrentamiento. López, por su parte, reportaba directamente a Miceli, quien lo había designado en el cargo. El ahora ex funcionario milita en la Corriente Nacional y Popular 25 de Mayo, que conduce Ricardo “Pacha” Velasco, esposo de Miceli. A López también lo respaldaba el diputado Agustín Rossi, jefe de la bancada kirchnerista, a quien acompañó como candidato a senador provincial en la boleta que compitió –y perdió– frente a Rafael Bielsa en la interna por ese espacio en Santa Fe.
Allegados a López retrucaron ante este diario la versión oficial. Primero, señalaron que los hechos en la panadería de Almagro fueron confusos y que, según los inspectores, el panadero entró en cólera cuando le señalaron que había cometido una infracción. Sobre la infracción en sí, dijeron que se trataba de la falta de exhibición de precios y que todo lo que podían hacer los verificadores era labrar un acta. No existía riesgo de clausura ni de una multa significativa. En cuanto al cuerpo creado por el subsecretario de Defensa del Consumidor, señalaron que lejos de ser rechazado por Moreno, el secretario avaló las designaciones a planta con su firma en los expedientes correspondientes, trámite imprescindible, ya que Moreno era jefe de López. Asimismo, indicaron que el equipo de inspectores fue presentado públicamente en mayo pasado en conferencia de prensa y que fue el mismo que esta semana retiró juguetes de origen chino por eventuales riesgos a la salud.
Moreno, en tanto, decidió disolver el cuerpo de controladores. “Vos y tu gente se tienen que ir porque hay tres personas tuyas presas”, fue lo último que le dijo a López en la noche del jueves. “No son personas mías, sino de la secretaría, y primero que nada hay que aclarar qué pasó”, intentó defenderse el subsecretario, con el resultado conocido.
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