Las discrepancias ideológicas de las entidades del campo con el Gobierno son, para el 43 por ciento de la opinión pública, lo que motivó la protesta agropecuaria por el aumento de las retenciones. Dicho resultado surge de una encuesta realizada por la consultora Ibarómetro, a partir de una muestra en el área metropolitana y de otra en zonas agropecuarias de la pampa húmeda (Rafaela, Pergamino y Río Cuarto). Lo llamativo es que el mismo porcentaje, con décimas de diferencia, se repite en ambas áreas: en el campo y la ciudad. En cambio, mientras en las zonas rurales el 29 por ciento respondió que el paro “es una demanda justa”, en el área metropolitana sólo el 21 por ciento comparte esa opinión. Es significativo, de todos modos, que según la encuesta la “justicia” del reclamo no surja como motivo principal de la protesta en ninguna de las dos áreas.

La consulta a la opinión pública incluyó, como una tercera alternativa, que el paro hubiera sido convocado por el sector agropecuario “para mantener sus privilegios”. Dicha respuesta fue elegida por el 25,6 por ciento de los encuestados urbanos y por el 18,2 por ciento en el área rural. En la zona metropolitana quedó como la segunda opción más votada.

En el rubro en que las opiniones en el área urbana y rural se diferencian más claramente es en relación con la responsabilidad que se le atribuye al sector agropecuario en los aumentos de precios de carne y verduras. En la zona metropolitana, el 55,7 por ciento consideró que el sector tiene “mucha o bastante responsabilidad”, contra el 38,3 por ciento que le adjudica “poca o ninguna responsabilidad”. En el área rural, las opiniones están más parejas, aunque con un leve predominio de los que le imputan “poca o ninguna responsabilidad”: 46,5 por ciento contra 44,5 que respondieron “mucha o bastante”.

La tercera pregunta de la encuesta fue directamente a la evaluación de la medida: si está de acuerdo con que el Estado cobre retenciones a las exportaciones de soja, cereales y carne. Con un 20 por ciento de encuadrados entre los que “no saben” en ambas áreas geográficas, el resto se repartió de forma disímil. Entre los urbanos, los que están de acuerdo superaron por poco a los que no lo están: 41,7 contra 38,1 por ciento. En zonas rurales, en cambio, hubo un contundente predominio de los que rechazan la injerencia estatal en la renta rural: 49,8 contra 30,4 por ciento. Pero aun en este caso, es notable que no haya un repudio total a las imposiciones a la exportación primaria.

Si la encuesta de Ibarómetro refleja fielmente la opinión pública sobre el paro del campo (la consulta fue hecha el 13 de marzo, el día de inicio de la medida de fuerza), se diría que la protesta tendría menos consenso del que se supone, sobre todo en áreas rurales. Por la exposición mediática de las movilizaciones y cortes de rutas y por las expresiones que se difunden acerca de la opinión en las ciudades que viven de la producción agropecuaria, lo que se recibe es la sensación de un apoyo total en áreas rurales. La encuesta de Ibarómetro describe otra realidad. Y aunque ni la versión de los medios ni los resultados de una encuesta puedan considerarse totalmente confiables, los datos contradictorios abren, por lo menos, un interrogante.