Jue 17.10.2002

ECONOMíA • SUBNOTA  › OPINION

Una burbuja simpática

› Por Julio Nudler

Esta vez, la burbuja muestra su cara amable. Con el dólar en repliegue, aunque los intereses en pesos continúan bajando, se abrió una ventana para la especulación financiera. La misma, en el fondo, de toda la vida: las tasas locales son altísimas en dólares. Lo único que hay que saber para ganar coyunturalmente mucha moneda fuerte en esta tómbola es cuánto tiempo durará la siesta del tipo de cambio. No es un acertijo fácil, porque en esto el análisis racional de las variables no ayuda mucho. Pero si la incertidumbre no fuese tanta, tampoco sería tan alta la retribución para los temerarios.
De pronto, cuando ven al FMI acercarse a la Argentina con gesto algo más condescendiente, los exportadores que retuvieron dólares se echan a temblar y corren a liquidarlos para ponerse del lado de los ganadores. Pero el cambiante ritmo de esas ventas, aunque provoque oscilaciones en la curva del dólar, no modifica obviamente el monto mismo de las exportaciones, que han venido disminuyendo (aunque sea por razones controvertidas). Por tanto, si lo que se liquidó de menos ayer permite que hoy se liquide más, la sobreliquidación actual dejará menos dólares para mañana.
La pregunta obligada en estas miniburbujas es quién está en condiciones de pagar las altas tasas nominales en pesos y reales en dólares. La economía argentina, como un todo, claramente no puede. Sin embargo, el Banco Central, que representa a su sector público, lo está haciendo con propósitos precisos: reabsorber los pesos que emite a través de la compra de dólares para las reservas. Es como un señoreaje inverso: las reservas no rinden, cuestan.
En la medida en que el BCRA se sienta, tras un eventual acuerdo con el FMI, menos ávido por munirse de reservas, es posible que prefiera dejar que el dólar caiga, si ésa es la tendencia del mercado. Estos días optó por una fórmula combinada, que refleja una actitud más confiada respecto del futuro. En otros términos: con reservas robustecidas por un entendimiento con el Fondo y la política monetaria bajo control, el “dólar defendible” será tanto más bajo. Es como si rigiera una convertibilidad en la sombra.
Para que este progresivo equilibrio no descarrile hacen falta aún más elementos: que aparezca una demanda estable de activos financieros en pesos y se reconstruya el circuito ahorro-crédito. Una oportunidad de especular es bastante menos que eso.

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