No podría ser mejor el momento financiero que acompañará a Roberto Lavagna en su viaje a Washington, con el dólar y las tasas de interés en el tobogán y ante una recuperación sensible de las reservas del Banco Central. La moneda estadounidense cerró ayer en el segmento libre a 3,52 pesos para la compra y 3,56 para la venta, el valor más bajo en cuatro meses y medio. La última vez que el dólar terminó en ese escalón fue el 13 de junio último. La caída también resultó de cuatro centavos en el tramo oficial: 3,43 y 3,51 pesos, compra y venta respectivamente. El mayorista cedió a 3,56 pesos. En este contexto, la ganancia del BCRA en el mercado cambiario va camino a constituirse en record.
Para explicar el declive del tipo de cambio, los financistas identifican tres elementos centrales: el pronto acuerdo con el Fondo Monetario –a pesar de la cautela que transmiten desde el Palacio de Hacienda–; la fuerte liquidación de los exportadores en la ventanilla de la entidad monetaria y la mejora financiera en Brasil, donde el real se apreció ayer diez centavos, a 3,72 por dólar. Los anuncios del ministro fueron realizados cuando ya habían terminado las operaciones de los distintos mercados financieros, por lo que recién hoy se sabrá si tienen algún efecto.
En lo que va del mes, el Central obtuvo 496 millones de dólares por sus intervenciones en el mercado. Cuando sólo queda la jornada de hoy, aquella ganancia aparece como la más importante desde la devaluación. En agosto, la utilidad del BCRA había sido de 443 millones. El saldo de ayer resultó positivo para el Central en 50,2 millones de dólares, tras una liquidación de 69,9 millones por parte de los exportadores (la mitad de parte de las cerealeras) y una demanda de divisas muy floja, por un total de 19,7 millones por parte de bancos, importadores, empresas y público en general. Al lunes pasado –últimos datos disponibles–, las reservas del BCRA se encontraban en 9772 millones de dólares. Cada vez queda más claro que si Lavagna cambiara de estrategia y desistiera de seguir ganando reservas, el peso podría revaluarse mucho más. El propio ministro admitió que la paridad podría llevarse a tres pesos por dólar si se volcaran al mercado todos los dólares que ingresan por el superávit comercial, aunque el camino elegido era robustecer las reservas por cualquier eventualidad. Ayer, Lavagna volvió sobre el tema y explicó que “este es un dólar alto, que tiene un componente de incertidumbre todavía alto, aunque menor que antes. De lo contrario, el Central no estaría comprando divisas”. Y vaticinó que “en consecuencia, este no es el dólar de mediano plazo en la Argentina”.
El control de cambios impuesto por el Banco Central sumado a los límites que impone el corralito le dan al Gobierno la certeza de que podrá mantener la tranquilidad financiera. Incluso, la emisión monetaria que pone en marcha para comprar los dólares que traen los exportadores es a su vez esterilizada con la emisión de Letras (Lebac) a tasas de interés cada vez más bajas y a plazos más largos. Esta tarde, por caso, el Central volverá a licitar títulos a entre 14 y 182 días por un total de 350 millones de pesos y 70 millones de dólares.
Por otra parte, en el Gobierno calculan que los exportadores aún tienen granos por vender al exterior de 1500 a 2000 millones de dólares en el último bimestre del año. Un monto suficiente para mantener a raya al dólar ya que aseguraría un rango de liquidaciones diarias de divisas similar al actual.