Las novedades metodológicas en la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), mediante las cuales se recalcularon las series de distribución del ingreso para el período 2003-2007, proporcionan resultados ligeramente distintos a su versión previa, aunque lo suficiente como para mostrar un reparto del ingreso más equitativo. Los datos sobre la brecha de ingresos por población total son muy similares para el final de este período (primer trimestre 2007), aunque la divergencia inicial (cuarto trimestre de 2003) genera que cambie la evolución “punta a punta”. Más allá de la diferencia a nivel estadístico, que no es escandalosa, ambas series marcan las limitaciones que tuvo el explosivo crecimiento económico en 2003-2007 en materia de mejora en la desigualdad. Los cambios en la EPH para el período se mantendrán en paralelo con los datos “viejos”, y no tendrán incidencia en indicadores como pobreza o desempleo.

Además de los datos de distribución del ingreso para 2007-2009, el Indec volvió a publicar los de 2003-2007. Están calculados con los cambios metodológicos, que se impusieron, según el organismo, para subsanar graves errores técnicos. Las “bases paralelas” llegan hasta el primer trimestre de 2007, último período en que se publicó la “vieja” EPH. Para la opinión pública, ese momento fue el comienzo de la intervención del Gobierno en el organismo. Además de las modificaciones técnicas, la comparación entre las dos series genera cierta divergencia estadística. De “punta a punta” entre 2003-2007, la diferencia entre los ingresos acumulados por el decil más pobre y el más rico presenta una baja mayor si se la mide con la nueva serie. Es decir, la “nueva” EPH presenta una evolución más equitativa de distribución del ingreso.

El cuarto trimestre de 2003 para la vieja serie marca que el 10 por ciento más rico se llevó 27,8 veces la porción que correspondió para el primer decil. Fue 36,4 frente a 1,3 por ciento de los ingresos totales, respectivamente. La regresividad en la distribución se amplía para el nuevo método en este trimestre. El 37,4 por ciento del total para el decil más rico y el 1,2 para el más humilde definen que la diferencia entre uno y otro sea de 30,8 veces. Las nuevas estimaciones marcan un escenario inicial más regresivo para el gobierno que comenzaba Néstor Kirchner.

Sin embargo, la diferencia se invierte de aquí en adelante. En líneas generales, la nueva metodología marca una diferencia entre los deciles más extremos menor que en el método “viejo”. En el último registro que comparten ambas series (primer trimestre 2007), la diferencia es levemente más progresiva para la nueva estimación, que marca una brecha de 28 frente a la vieja, de 28,3. En este período, el decil más pobre se llevó el 1,2 del total contra el 34,4 según la vieja metodología. Para el nuevo método, los valores son 1,2 frente a 33,8, respectivamente.

La diferencia entre ambas series es muy reducida, limitada a unos pocos decimales, pero los primeros valores de 2003 muestran divergencias fuertes. Esto genera que entre 2003 y 2007 la evolución de la distribución del ingreso por total de población fuese regresiva para la vieja medición (de una brecha de 27,8 a 28,3), mientras que para la nueva fue progresiva (de 30,8 a 28).

La diferencia entre ambas series a nivel cuantitativo es reducida. Sin embargo, el punto inicial diverge de tal forma que permite que la distribución del ingreso “punta a punta” haya variado en forma cualitativamente desigual. Para el nuevo método. de manera progresiva, mientras que para el viejo, regresiva. Más allá de las diferencias estadísticas –menores–, el proceso muestra, más bien, el limitado alcance en materia de lucha contra la desigualdad que el impresionante crecimiento económico del período 2003-2007 pudo llevar a cabo.

Informe: Javier Lewkowicz.