ECONOMíA
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El que no llora no mama
Es más caro el gasoil, más onerosa desde hace días la energía eléctrica, se recauda menos en pasajes y desde julio están obligadas a pagar los 100 pesos no remunerativos a su personal. Sin embargo, el negocio de manejar una caja diaria que en conjunto suma varios millones tiene su atractivo, adicional al de gozar de una subvención. Tan así es que a principios del 2001 las empresas consiguieron un decreto de Fernando de la Rúa que renegociaba los contratos revisados sin éxito durante la gestión menemista. Por el acuerdo delarruista –firmado en un momento en que la subvención estatal no se estaba pagando– estas privatizaciones se prorrogaron hasta el 2019. A todas las que tienen máquinas diesel se les encareció –y mucho– el combustible, del mismo modo que el reciente ajuste en la tarifa eléctrica suma una complicación: TBA, por citar un ejemplo, debe pagar 1,2 millón más por año para afrontar este gasto. El conjunto se queja del presuntamente alto costo laboral –alrededor del 60 por ciento de los gastos fijos–, con convenios que garantizan a un maquinista una remuneración cercana a los 1400 pesos por mes. Pero, a diferencia de otras privatizadas, no tienen grandes deudas en dólares, salvo la operadora de subtes, Metrovías, que compró a Brasil 80 coches a razón de 2 millones de dólares cada uno, contrayendo un compromiso muy difícil de afrontar tras la devaluación.
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