Juan Carlos Schmid es el secretario de Capacitación y Formación de la CGT, secretario general del Sindicato de Dragado y Balizamiento y un dirigente cercano a Hugo Moyano.

–¿Qué temas deberían ser considerados en el acuerdo económico y social que convocó la Presidenta?

–Nosotros tenemos claro que no puede ser un acuerdo solamente de precios y salarios. Basándome en la experiencia previa, siempre se habló que debían contemplarse el acceso al crédito, la regularización del empleo no registrado, la distribución del ingreso, la administración de la apertura comercial y la inversión. También están la participación de los trabajadores en las ganancias, la modificación del mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias, las asignaciones familiares y, además. la Presidenta dijo recientemente que quería discutir la Ley de riesgos de trabajo.

–¿La inflación no está en agenda?

–Muchos de estos temas están directamente vinculados con los precios: qué tipo de inserción en el exterior tenemos también tiene que ver con cómo se forman los precios. Hay que tener en cuenta el notable aumento de precio en los alimentos. No se puede hablar de un desborde inflacionario, pero el sector empresario tiene que ver cómo maneja sus responsabilidades a la hora de formar precios en sectores como los alimentos. Tenemos que ver la estructura del mercado argentino. Nosotros creemos que es posible lograr el desarrollo con el trabajo y el mercado interno como ejes. Eso no significa no pensar en el sector externo que ha sido una limitación histórica en el país. Hay que ver qué está dispuesto a aportar cada sector, qué están dispuestos a poner en juego el Gobierno y los empresarios.

–¿El acuerdo podría contemplar límites a los aumentos salariales?

–No existen pisos ni techos para las negociaciones salariales. Todavía no conocemos la agenda oficial, pero en los últimos años siempre existió una pauta de referencia, una guía. Esa indicación puede existir. Pero no se puede olvidar que hay una enorme dispersión salarial y de condiciones laborales entre los trabajadores de distintos sectores. Los salarios se negocian en los convenios colectivos de trabajo y para el piso salarial está el Consejo del Salario Mínimo.

–¿Dónde están las principales dificultades para alcanzar un acuerdo?

–Es complicado. La experiencia anterior duró más de un año y medio, y no prosperó. No sólo por el lockout del campo, sino que también hubo dificultades a la hora de definir la composición del Consejo por parte de las cámaras empresarias que tienen un universo muy heterogéneo. Es un proceso largo y, como se conversó en el Consejo Directivo de la CGT, tiene que madurar.

–¿Cuál sería el objetivo de incluir a los políticos opositores en el dialogo económico y social?

–Tiene que quedar claro que el acuerdo tripartito no tiene funciones parlamentarias y en todo caso lo que surja podría ser elevado al Parlamento. Esto también lo dijimos durante el intento anterior. Los partidos políticos quieren entrar a participar, porque es un lugar de fuerte repercusión política. Pero si no pueden ponerse de acuerdo en el Presupuesto 2011 imagine si nos ponemos a discutir precios y salarios, entre otras cuestiones relevantes. No estamos haciendo un Pacto de la Moncloa, éste es un acuerdo criollo, con nuestras características. Además, las experiencias europeas ya nadie las menciona porque se las llevaron puestas los ajustes neoliberales.

–¿La CGT estuvo trabando el acuerdo por los recientes allanamientos en algunas obras sociales?

–Son cuestiones que van por caminos separados. En el Consejo Directivo puede existir malestar por esos hechos, pero los sindicatos seguimos teniendo la voluntad de dialogar y nunca escuché a Hugo Moyano decir que íbamos a boicotear el acuerdo. Se suspendió la reunión de la semana pasada porque no había nada nuevo que informar. Mientras esperamos la convocatoria seguimos con las aproximaciones informales.