El Programa de Financiamiento Productivo del Bicentenario cuenta con 8000 millones de pesos para fondear inversiones de largo plazo. Los proyectos son analizados por una Unidad Evaluadora compuesta por los ministerios de Industria, Economía y Agricultura, donde se define si son elegibles. Luego de atravesar un riguroso proceso de análisis las iniciativas son habilitadas. A partir de ese momento, los empresarios recurren a los bancos. Las entidades bancarias evalúan el riesgo de los proyectos, acceden al financiamiento que ofrece el Banco Central y finalmente otorgan los fondos. La celeridad en la entrega de los certificados de elegibilidad no coincide con el monto efectivamente financiado por los bancos, quienes mantienen una actitud pasiva. El margen de ganancia es reducido y el riesgo que conllevan las iniciativas es más elevado que financiar capital de trabajo. Los bancos acceden a los recursos que ofrece la autoridad monetaria a un precio del 9 por ciento y deben prestarlos a una tasa fija del 9,9 por ciento por un plazo máximo de cinco años. En la actualidad las tasas que fija el mercado para este tipo de iniciativas son variables y se ubican por arriba del 14 por ciento. Hasta ahora el BCRA realizó tres subastas donde se adjudicaron 1025 millones de pesos: 650 millones los solicitó el Banco Nación y el Banco Credicoop, 140 millones. La participación de la banca privada es muy escueta.