“En India debemos reconocer que ha habido avances, pero al mismo tiempo resaltar que hay mucho por hacer. La parálisis es cínica y cómoda. Hace varios años advertimos que la India se iba a convertir en el país con más afectados por el sida. Pero el gobierno tomó cartas en el asunto y hoy en ese aspecto es un jugador menor. Al mismo tiempo, en India hay 1200 millones de personas, de los cuales debe haber sólo 300 mil que viven muy bien. Tenemos que evitar estar criticando todo y decir que nada puede hacerse. Hay que celebrar cada pequeño logro”, se refirió a su país de origen el Premio Nobel Amartya Sen, ayer en el congreso de responsabilidad social. Valoró también rasgos del modelo chino, aunque advirtió que todavía hay en ese país violación de “libertades básicas”.

Sen consideró que en la cuestión educativa y sanitaria los chinos han realizado importantes avances, aunque lo hayan hecho no a partir de la colaboración de las empresas sino con el Estado en un papel protagónico. “India puede aprender de China el hecho de combinar el mercado de manera exitosa junto al Estado, en lugar de ver al Estado como un enemigo del mercado. En India hubo progreso económico, también en educación y en pobreza, pero no tiene nada que ver con lo que uno esperaría. Falta una mayor presencia del Estado. De todos modos, la gente en China sigue siendo arrestada y muchas veces no recibe un juicio justo. Tengo amigos en China que han sufrido violaciones en ese tipo de libertades básicas”, indicó.

En un campo que no suele abordar, Amartya Sen criticó también a los medios de comunicación. Admitió que en India existe diversidad en las señales de televisión y en otros medios, aunque advirtió que en general en las democracias de Occidente “el debate público está muy limitado por la manera en que se organizan los medios de comunicación”. “En Estados Unidos, el poder que tiene la cadena Fox para definir el rumbo del debate es muy importante. No se ha armado un sistema de medios que refleje de forma correcta las noticias. Los medios deberían ser más receptivos con respecto a lo que le pasa a la gente”, consideró el economista.

“El reconocimiento de los derechos humanos no es una insistencia en que todos estén todo el tiempo a la altura de las circunstancias. Pero sí un reconocimiento de que uno tiene la obligación de considerar hacer algo. Otras razones podrían ser fuertes y llevarnos a no actuar, pero nunca puede dejarse de lado la opción de sí hacerlo”, definió Sen el sentido de la responsabilidad.