La economía crecerá este año más cerca de un 6 que de un 5 por ciento. La inflación seguirá sin despegar y el superávit fiscal alcanzará a 3 puntos del PIB. Con ese desempeño, el Gobierno avanzará sin sobresaltos en la negociación con el FMI, hasta cerrar un acuerdo en el transcurso del próximo mes. Sin embargo, el entendimiento quedará limitado al 2004, porque Néstor Kirchner no querrá asumir los compromisos que le exige el organismo para un convenio a más largo alcance. Esa es la versión que reúne mayor consenso entre bancos, economistas de la city y el establishment. Son optimistas, pero advierten que la recuperación encontrará su techo más temprano que tarde, y entonces el Gobierno tendrá que hacer los deberes a los que hoy se resiste.
Un economista que mantiene contactos permanentes con la misión del FMI comentó a Página/12 que “existe muy buena predisposición” del organismo para firmar un acuerdo en las próximas semanas. Lo mismo sostienen en Economía, adonde aseguran que el clima de negociación es mucho más relajado que otras veces, y notoriamente distinto a la última oportunidad, cuando prácticamente ninguna de las hipótesis del Gobierno era aceptada por los técnicos del FMI. El cambio de humor, sin embargo, alcanzaría para ponerse de acuerdo en las proyecciones macroeconómicas, pero no en las metas a cumplir. Eso es lo que llevaría, de acuerdo con la versión de aquel economista, a que el acuerdo sea de un año en lugar de tres.
La meta fiscal es un obstáculo básico. Este año el Gobierno obtendría un superávit cercano a 3 puntos del PIB, debido a que la recaudación aumentó por encima de las proyecciones y el gasto se mantuvo en línea con lo presupuestado. La meta comprometida era de un excedente de 2,1 por ciento, más un superávit de 0,4 punto en las provincias. Siguiendo el razonamiento de los hombres de la city, si el Gobierno no tuvo problemas este año para sobrecumplir la pauta fiscal, en 2004 no tendrá que hacer ningún gran esfuerzo para elevar el superávit a 3,2 o 3,5 puntos del PIB, un nivel que para el Fondo sería aceptable.
Desde la visión de los economistas del Plan Fénix, por el contrario, el esfuerzo sería mayúsculo y pondría en serio riesgo la recuperación económica, dado que no habría recursos para invertir con fuerza en obra pública ni para mejorar salarios. De hecho, el gasto social de este año ya fue –en términos constantes– un 10 por ciento más bajo que el de 1998.
Pero los economistas del sistema financiero aseguran que la meta fiscal de 2004 se terminará acordando en 3,5 puntos. El problema serían los años siguientes. El Fondo pediría que en 2005 el superávit ascienda a 4,5 puntos del PIB y en 2006, a 5 o 5,5 por ciento. “La estrategia del Gobierno de sumar capital político con medidas de fuerte aprobación popular se contradice con esos objetivos fiscales”, reconoció un consultor. Entonces, concluyó, se pactaría un convenio a un año, para más adelante volver a conversar.