“La idea consistiría en vender en bloque las acciones de empresas del Fondo de Garantía de Sustentabilidad a fondos de pensión internacionales, que podrían elegir colocar directores con el objetivo de maximizar el valor de las compañías. El dinero en efectivo para el FGS significaría un ingreso de divisas y se podría reinvertir con una estrategia de renta fija, ya sea deuda corporativa, papeles comerciales o hasta un bono de infraestructura”, propuso en octubre del año pasado Francisco Cabrera, ministro de Desarrollo Económico porteño, en el Coloquio Anual de IDEA. Cabrera dirige la Fundación Pensar, think tank del PRO. “El Estado ha utilizado las acciones del FGS para intervenir en las empresas, lo cual me parece peligroso”, calificó. El funcionario se refería así a la designación de directores estatales en las empresas privadas donde la Anses tiene participación con plenos derechos políticos que comenzó en julio de 2011. Uno de los casos más emblemáticos había sido por entonces el ingreso de Axel Kicillof al directorio de Siderar. “En el mundo, los fondos de pensión ponen directores en las empresas, de ninguna manera pretenden defender un sector, lo que pretenden es que a la empresa le vaya lo mejor posible y obtener potenciales mejores recursos para los pensionados (por lo general extranjeros, que invierten en esos fondos)”, había dicho Cabrera como antesala a la propuesta de vender las acciones en manos del Estado. Ahora, si la oposición macrista gana en octubre, no le será tan fácil llevar a cabo su objetivo.