ECONOMíA
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Tan cítrico como irónico
Roberto Lavagna agasajó ayer a la prensa con un brindis por las fiestas de fin de año. Pero el ministro se permitió, una vez más, hacer gala de su ironía. Como los periodistas acreditados en el Palacio de Hacienda le habían otorgado el día anterior el Premio Limón (galardón que recibe el funcionario que peor atiende a la prensa), Lavagna hizo arreglar la mesa central con una veintena de limones, ubicados muy elegantemente. Además, el jefe de Hacienda apareció con una corbata amarilla, también alusiva a su premio. A la hora de las definiciones, sostuvo que su preocupación para el próximo año es consolidar la recuperación del aparato productivo. Una de sus tareas, indicó, será conseguir una mejora en la asignación del crédito. Por otra parte, descartó una reforma tributaria para el próximo año, pero reveló que su cartera trabaja en un segundo paquete de leyes antievasión, que tendrá “menos impacto que el primero”. Las diferencias que surgieron entre su cartera y la de Trabajo por la reforma previsional también demoraron una definición. “Todo lo que tenga que ver con reformas estructurales queda para el primer semestre del próximo año”, afirmó. Finalmente, Lavagna volvió a pedir la aprobación del impuesto a los cigarrillos. Cuando se le marcó que es un tributo regresivo, volvió a la ironía: “Yo no quiero que la gente fume”.
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