Desde París

El rumor de fondo fue confirmado ayer. Desde hace unas semanas se evoca con prudencia la eventualidad de una serie de signos enviados por la nueva dirigencia de las FARC hacia el mundo exterior. Una fuerte cercana al palacio presidencial francés hizo pública la existencia de contactos renovados entre París y las FARC. La fuente, que pidió se preservara su identidad, dijo que París había “multiplicado más iniciativas para volver al diálogo con el nuevo equipo dirigente de las FARC. Hemos tenido éxito y creemos que logramos reanudar el diálogo con algunos miembros del secretariado”.

Nada trascendió sobre la naturaleza de esa conversación, pero el interlocutor, que suministró la información a la prensa francesa, agregó que los esfuerzos proseguían “con discreción”. Con respecto a la rehén franco-colombiana Ingrid Betancourt, la fuente presidencial explicó que las informaciones recabadas permitían pensar que Ingrid estaba con vida. “Los testimonios que recibimos muestran que su estado de salud es malo, pero no dramático. Digo esto con extrema prudencia, porque todo esto no llega sin verificación y de manera relativamente indirecta.”

La información es tanto más importante cuanto que Francia había perdido todo contacto con las FARC, luego de la muerte del número dos de la guerrilla, Raúl Reyes, quien era además el lazo de las FARC con el mundo exterior. Reyes murió en Ecuador durante un operativo del ejército colombiano, cuyas características desencadenaron una de las mayores crisis regionales que haya conocido América latina. Su muerte se produjo además en un contexto en que todas las partes concernidas estaban negociando la liberación de un grupo de rehenes. Las FARC había habían liberado a seis personas y estaban en plena negociación cuando Reyes cayó en Ecuador. Los contactos se rompieron en ese momento. A ese episodio le siguió la novela por entregas, cuyo principal eje narrativo fue el contenido de la computadora de Raúl Reyes. Según la versión dada por el Estado colombiano y, curiosamente, por diarios como El País, la computadora era como una suerte de diario íntimo donde Reyes tenía consignados hasta los nombres de las mascotas en la selva.

Bogotá logró rápidamente dar golpes decisivos a las FARC y luego intervino en la muerte de Manuel Marulanda, el fundador de las FARC. Entre tanto y ante las informaciones insistentes que aseguraban que Ingrid Betancourt estaba en peligro de muerte a raíz de su delicado estado de salud, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, envió a Colombia un avión con una misión médica con el propósito de que las FARC permitieran que Betancourt y otros rehenes fueran atendidos. La misión permaneció una semana en Bogotá y regresó a París luego de que, mediante un comunicado firmado por Iván Márquez, un miembro del secretariado de las FARC, calificara el intento de Sarkozy de “improcedente”. Márquez dijo que el desplazamiento del avión francés era también el resultado de “la mala fe” del presidente colombiano, Alvaro Uribe. Francia no salió del juego y, durante el mes de abril, el canciller francés, Bernard Kouchner, realizó una gira por Colombia, Ecuador y Venezuela.

La semana pasada, Uribe reiteró que facilitaría el asilo en un país extranjero a los guerrilleros que liberasen a los rehenes. Francia reiteró entonces su posición: “Hacer todo lo que facilite” esa liberación. En lo concreto, ello equivalía a reactualizar la idea ya adelantada por el Ejecutivo francés que consiste en recibir en el territorio nacional a los guerrilleros de las FARC como exiliados políticos. Los breves detalles ofrecidos ayer por la fuente de la presidencia francesa son importantes. Es la primera vez que, desde hace varios meses y al cabo de los trastornos sustanciales que intervinieron en el proceso, uno de los actores exteriores de la crisis de los rehenes revela que la dirigencia de las FARC nombrada luego de la muerte de Reyes y Marulanda salió del silencio en el que estaba sumida.