Por Daniela Creamer*
Desde Quito

En medio de una profunda apatía e indecisión, ocho millones de ecuatorianos, de una población que supera los doce, concurrirán hoy a las urnas para elegir al nuevo presidente de la República. Estos comicios pueden interpretarse como la ratificación del sistema democrático en Ecuador, donde en los últimos cinco años fueron derrocados dos mandatarios: Abdalá Bucaram en febrero de 1997 y Jamil Mahuad en enero del 2000.
El primero fue reemplazado por el presidente del Congreso, Fabián Alarcón; y el segundo, por su vicepresidente, Gustavo Noboa, actual jefe de Estado, a quien corresponderá entregar el poder al triunfador de estas elecciones. Luego de un mes y medio de proselitismo, sin mayores excesos verbales ni violencia, y con maratónicos recorridos por el país, los 11 candidatos presidenciales concluyeron a medianoche del jueves sus respectivas campañas, con presentaciones de artistas y fiestas populares; pero con propuestas y programas, si los hubo, repetitivos. Las principales ciudades han quedado empapeladas con abundante cantidad de afiches y pancartas correspondientes a los 10.000 candidatos que terciarán en las elecciones, en las que además del binomio presidencial, los ciudadanos deberán nominar a 100 diputados, cinco representantes al Parlamento Andino y más de 1700 cargos regionales.
Las candidaturas tienen, en su mayoría, los mismos rostros, los mismos personajes de hace mas de dos décadas, ya que Ecuador no ha logrado aún renovar su clase política. Como aspirantes al sillón presidencial, se postularon el ex presidente Rodrigo Borja (con tendencia centroizquierdista), que lidera las encuestas con el 17 por ciento de intención de voto; le siguen a poca distancia el ex vicepresidente León Roldós, el magnate bananero Alvaro Noboa (quien fuera el principal contendiente de Mahuad en los pasados comicios), el ex coronel populista Lucio Gutiérrez y el ex diputado derechista Xavier Neira, con preferencias por igual del 12 por ciento, según los sondeos. El ex presidente Oswaldo Hurtado, que creo un nuevo partido llamado Patria Solidaria, tiene, según las encuestas, un porcentaje bajo. Y Abdalá Bucaram, exilado en Panamá por la imposibilidad jurídica de regresar al país debido a juicios pendientes, proclamó como candidato a su hermano mayor, Jacobo Bucaram, quien busca capitalizar el populismo de su mentor.
En ausencia de un favorito, se prevé que, además de ausentismo, habrá un alto índice de votos nulos y en blanco, precisamente por la obligatoriedad de sufragar. En caso de no haber un ganador con mayoría –lo que parece ser un hecho, según estos indicadores– está prevista una segunda vuelta electoral el próximo 24 de noviembre para elegir entre los dos candidatos con mayor preferencia electoral. El nuevo presidente asumirá el mando de la nación en enero del 2003.
Un aspecto nuevo en esta carrera política ha sido la presencia femenina que, por primera vez, cuenta con una postulante a la presidencia, Ivonne Baki, y tres candidatas a vicepresidente: María Dolores Padilla, Eva García y Gloria Gallardo. Además, los indígenas, que han tomado más protagonismo político desde los “levantamientos” iniciados en 1990, tienen su propio representante en esta contienda electoral. Antonio Vargas, perteneciente a una etnia indígena de la región amazónica, intervino en un posible triunvirato con motivo de la abrupta salida del presidente Mahuad.
Para vigilar el proceso, arribaron a Ecuador en días pasado 16 delegados de la Misión de Observación Electoral de la Unión Europea y más de 70 de diversos países (como Estados Unidos) y organismos internacionales, cuyo objetivo es supervisar la pureza y organización del sufragio, administrada por la más alta institución nacional, el Tribunal Supremo Electoral y los provinciales.

*De El País de Madrid. Especial para Página/12.