Vie 09.01.2009

EL MUNDO  › BOGOTA AUTORIZO LA MEDIACION DE PIEDAD CORDOBA

Ansiedad por seis rehenes

Las FARC habían anunciado la liberación de secuestrados para estos días. Pero se está dilatando. Mientras la guerrilla pide la presencia de otro país, el gobierno colombiano la rechaza. Ambos aceptan a la Cruz Roja.

› Por Katalina Vásquez Guzmán

Desde Medellín

Ansiosos por las anunciadas liberaciones de secuestrados. Así están los familiares, medios de comunicación y facilitadores. Pero guerrilla y gobierno parecen no tener afanes. La mañana de ayer, las FARC reiteraron la solicitud de presencia de “alguna personalidad democrática de un país hermano o de la comunidad internacional que también sirva de garante” en la entrega de seis secuestrados, avisada desde el 21 de diciembre pasado. Al mediodía, la senadora Piedad Córdoba y el comisionado de Paz, Luis Carlos Restrepo, se reunieron para tratar el tema. Todos coincidieron en aplaudir la participación de la Cruz Roja, pero aún no se concretan fechas ni lugares. Tan sólo se rumorea que la entrega no pasará de quince días.

Bogotá informó que autoriza a Piedad Córdoba para recibir a los rehenes y ella dijo que el gobierno está en “buena tónica”. Pero ninguno confirmó o desmintió la presencia de la comunidad internacional en la misión humanitaria para que recobren la libertad el soldado, los tres policías (de quienes no se conoce identidad) y los políticos Alan Jara y Sigifredo López. Al terminar la reunión, Restrepo informó a los medios que “el gobierno nacional reitera su confianza en el CICR (Comité Internacional de la Cruz Roja) y seguirá brindando todas las garantías para concretar la liberación de secuestrados anunciada por las FARC. Igualmente autoriza a la senadora para que forme parte de dicha misión”.

Córdoba destacó que en el encuentro trabajaron “sobre la importancia del CICR en todo este proceso de las liberaciones”, y advirtió que “como garantía de que no se darán shows de carácter político ni electorales”, no habrá presencia de medios en la entrega de rehenes. Además, la senadora liberal dijo que queda a la espera de lo que logren acordar el comisionado y el presidente Uribe en una próxima reunión.

El Comité Internacional de la Cruz Roja, por su parte, nada tiene que decir sobre la participación de terceros. “El Comité tiene mucha experiencia en este tipo de misiones y va a brindar todo su apoyo. Sin embargo, las discusiones sobre la composición del equipo que participe, que haya o no otro gobierno distinto del colombiano implicado, no son competencia del CICR”, le dijo a Página/12 el portavoz del CICR en Bogotá, Yves Heller.

En la carta dirigida a Piedad Córdoba y al movimiento Colombianos por la Paz, con fecha del 30 de diciembre y divulgada ayer en la web de la Agencia de Noticias Nueva Colombia (Anncol), el secretariado del estado mayor de las FARC explica que está “de acuerdo en que el CICR participe de tal gestión humanitaria. Es una buena garantía, aunque insuficiente”.

Al respecto, Heller le dijo a este diario que “el hecho de las FARC hayan dicho que quieren nuestra presencia quiere decir que hay confianza en el Comité, en el emblema”. Eso, a pesar de lo que aconteció en julio pasado, cuando Ingrid Betancourt, tres norteamericanos y once militares fueron rescatados por la fuerza pública colombiana en una falsa misión humanitaria donde se usó el símbolo de la Cruz Roja.

A ese episodio, condenado por algunos como perfidia, se refieren los rebeldes en el comunicado de ayer, cuando agregan que la participación del CICR no basta “si tenemos en cuenta las manipulaciones y abusos que este gobierno ha acometido a su nombre y bajo la protección de su distintivo con fines de engaño”. El portavoz explicó que “el CICR ha sido muy claro sobre lo que pasó con Jaque. Nunca tuvimos una implicación. Hubo un uso indebido del emblema y eso no se puede repetir”, y agregó que de todas formas para ellos el nuevo anuncio de la guerrilla “es positivo”.

Los familiares cruzan los dedos para que prontamente se aclare quiénes serán los integrantes de la misión que traerá de vuelta a sus familiares. Claudia Rugeles, esposa de Alan Jara, le dijo a este diario que “nos parece que las exigencias de la guerrilla son viables y le pedimos al gobierno las garantías necesarias para que se dé la liberación”. Su esposo, ex gobernador del departamento del Meta, lleva más de siete años secuestrado, y su estado de salud, según le contaron los compañeros de cautiverio liberados el año pasado, empeora. “Supimos que tenía problemas en uno de sus ojos y que sufría de paludismo”, contó la señora. Sumado a los largos años de espera y lucha para conseguir la libertad de su marido, el estado de salud de Jara y los demás rehenes es motivo para que sus familias no quieran más alargues. “Que en el curso de los siguientes días se definan los puntos para poder ir por ellos y tenerlos en casa”, señala Rugeles.

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