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› EL ECUATORIANO LUCIO GUTIERREZ BAJA EL TONO
Un Chávez que se hace el Lula
Luego de haber ganado las elecciones del domingo y de cara al ballottage del 24 de noviembre, el militar retirado Lucio Gutiérrez moderó ayer su discurso, buscando votos del centro.
Lucio Gutiérrez, el ganador de la primera vuelta presidencial en Ecuador, ya ha sido comparado suficientemente con el venezolano Hugo Chávez. Ahora él quiere parecerse más a Luiz Inácio Lula Da Silva. Este coronel nacionalista, que supo liderar un golpe fallido en alianza con grupos indígenas en abril del 2000, dijo ayer que si llega al gobierno mantendrá la dolarización, dialogará con el FMI y mantendrá buenas relaciones con las Fuerzas Armadas. Ahora, la campaña en Ecuador también se parecerá a la de Brasil por los temores que agita el rival de Gutiérrez, el empresario Alvaro Noboa, quien afirmó que con Gutiérrez “volverá el comunismo”. Gutiérrez obtuvo el 20,3 por ciento de los votos y Noboa el 17,39, por lo que el ballottage del 24 de noviembre será más que reñido, sobre todo porque el tercero, el socialista León Roldós, dejó en libertad de acción al 15,5 por ciento que lo votó. Hay un dato inconmovible de los comicios del domingo: la caída de los partidos tradicionales.
“Si Noboa y yo estamos encabezando es porque la gente dijo basta a los mismos políticos de siempre. El pueblo ecuatoriano quería un cambio, el pueblo ha estado dirigido por una vieja clase política que ya no quiere más”, dijo ayer Gutiérrez. “Somos las figuras del cambio. Aquí, los ecuatorianos castigaron en las urnas a los políticos tradicionales”, declaró por su parte Noboa, dueño de más de 110 empresas. Los números hablan bastante a las claras. Los candidatos de los partidos tradicionales, el socialdemócrata Rodrigo Borja y el socialcristiano Xavier Neira, obtuvieron el 14,4 y el 12,72 por ciento, respectivamente. Neira contó con el padrinazgo del ex presidente León Febres Cordero, quien alguna vez estuvo a punto de ser candidato para esta elección y no tuvo empacho en decir: “Aceptamos sin discusión y con altura la derrota. El pueblo tiene derecho a escoger y ha escogido a dos impreparados. El pueblo se equivocó”, sentenció en conferencia de prensa.
“Yo no soy el Hugo Chávez del Ecuador. Soy el Lucio Gutiérrez del Ecuador”, declaró ayer el militar, quien además utilizó su uniforme durante toda su campaña. Las comparaciones fueron hechas desde hace ya tiempo y coincidencias no faltan, porque tiene un discurso de izquierda y en su momento encabezó un golpe para lograr lo que ahora se propone por la vía de las urnas. Para completarla, Gutiérrez, como Chávez, está emergiendo de la caída de los partidos tradicionales.
Pero parece que el candidato más votado de Ecuador sintió la cercanía del triunfo y mostró ayer toda la moderación que era posible para anunciar que a partir de ahora llamará a un “gran acuerdo nacional”. De Chávez, Gutiérrez está pasando a emular a Lula. El líder de la Sociedad Patriótica 21 de Enero (fecha del golpe fallido del 2000) dijo, primero, que piensa mantener “las mejores relaciones con las Fuerzas Armadas. Participé en un evento muy polémico, pero no me quedé en el poder; pude haberlo hecho, pero no lo hice”, declaró en referencia a la fractura dentro de los militares, entre oficiales y suboficiales, que terminó con el fracaso del golpe. Después le pidió perdón al socialista León Roldós por algunas expresiones duras contra él en la campaña, apuntando al 15,5 por ciento que obtuvo anteayer.
También aclaró que tratará de convencer a los movimientos indígenas que lo apoyan de que “la dolarización no puede dar marcha atrás”, cuando uno de sus caballitos de campaña era precisamente la crítica a la economía dolarizada. Dijo también que respetará el acuerdo que permite la presencia en la base de Manta (oeste) de un centro de operaciones de Estados Unidos desde 1999 para luchar contra el narcotráfico, que los indígenas rechazan tajantemente. Y por último, Gutiérrez cree que mantendrá “buenas relaciones” con el FMI, ante el que insistirá para lograr un acuerdo de contingencia por 240 millones de dólares que se necesitarán “porque va a haber problemas financieros iniciales en Ecuador mientras ponemos la casa en orden”. Como si todos estos gestos de moderación fueran pocos, declaró que buscará consensos sobre la cuestión del ALCA, firmemente rechazado por los indígenas. “En la actualidad no estamos preparados para abrirnos deuna manera total, esto debería ser por etapas. No propongo decir ‘no’ al ALCA y adoptar la política del avestruz escondiendo la cabeza sino prepararnos por etapas”, finalizó.
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