EL MUNDO › UN 60 POR CIENTO VOTO A FAVOR DE LA NUEVA CARTA MAGNA, SEGUN DATOS DE BOCA DE URNA
Una mayoría de bolivianos aprobó el texto constitucional de Evo Morales. Pero en la Media Luna –Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija– el voto por el No superó el 60 por ciento, con lo que los prefectos avisaron que se opondrán a su implementación.
› Por Sebastián Ochoa
Desde La Paz
Según los datos de boca de urna, la nueva Constitución fue aprobada por el 60 por ciento del electorado. Pero en los departamentos de la Media Luna (Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija) el No superó el 60 por ciento, lo que anoche motivó grandes concentraciones en estas regiones para gritar “No” y “Autonomía”, un tipo de administración que incluye el nuevo texto pero que no conforma a la oposición al gobierno del Movimiento Al Socialismo (MAS). El presidente Evo Morales anoche celebró los resultados. “Hoy se refunda Bolivia. Es por el esfuerzo de los movimientos sociales, la lucha del movimiento campesino indígena, el más marginado, el más humillado durante la república, ahora son reconocidos como personas que tienen el mismo derecho que todos los bolivianos. Vamos bien, sólo nos falta mayor coordinación con nuestros prefectos y alcaldes. Ahora tenemos la obligación de implementar la nueva Constitución.”
La votación puso otra vez de manifiesto las diferencias entre el campo y la ciudad. En áreas urbanas, el Sí llegó al 52 por ciento; el No al 48 por ciento. En las zonas rurales, el Sí a la nueva Constitución tocó el 82 por ciento, mientras el No tuvo el 18 por ciento. Según la red ATB, el 58,7 por ciento votó Sí; el 41, 3 por ciento eligió No; el 9,7 prefirió no ir a la cita democrática; el 2,6 por ciento fueron votos nulos y 1,7 blancos. La Corte Nacional Electoral (CNE) había habilitado 3.800.000 personas para que marcaran la papeleta.
En Oruro, el Sí a la nueva Constitución consiguió el 68,2 por ciento; mientras votó No el 32,8 por ciento. En La Paz, el Sí fue del 74 por ciento; el No del 26 por ciento. Potosí cosechó el 76,3 por ciento de Sí; el 23,7 por ciento de No. En Cochabamba, el Sí alcanzó el 61,1 por ciento; el No el 38,9 por ciento. La negativa a la nueva Carta Magna se impuso en Chuquisaca (50,6 por ciento de No; 49,4 por ciento de Sí), Pando (60,7 por ciento de No; 39,3 por ciento de Sí), Santa Cruz (63,8 por ciento de No; 36,2 por ciento de Sí); Beni (65,1 por ciento de No; 34,9 por ciento de Sí) y Tarija (65,2 por ciento de No; 34,8 por ciento de Sí).
En el referéndum también se consultó a la población sobre el límite de la propiedad agraria: cinco mil o 10 mil hectáreas. El Sí a las cinco mil hectáreas obtuvo el 78,4 por ciento de los votos. La opción por los 10 mil llegó al 21 por ciento. Morales tuvo unas palabras al respecto. “Se acabó el latifundismo, se acabaron los terratenientes. Aquí terminó el Estado colonialista, el colonialismo interno y el externo. Aquí ha terminado el neoliberalismo, la subasta de nuestros recursos naturales. Gracias a la conciencia del pueblo lo recuperamos para toda la vida.”
A las ocho de la mañana, el presidente de la CNE, José Luis Exeni, inauguró el día de elecciones con la lectura de “Democracia de alta intensidad”, según el título del texto. Indicó que el proceso constituyente se inició en 1990, cuando “los indígenas de tierras bajas izaron la bandera de la Asamblea Constituyente en la denominada ‘Marcha por el territorio y la dignidad’”. En los últimos días, la oposición denunció que en el padrón figuraban electores habilitados para votar más de una vez. Exeni destacó que “sin ser perfecto, es el padrón más auditado, más saneado y más confiable de nuestra historia democrática”.
El referéndum de ayer tuvo 350 observadores internacionales. Jeniffer Mc Coy, coordinadora de la misión del Centro Carter, se refirió a las amenazas de la oposición, que se resistiría a la implementación del nuevo texto constitucional. “Todos han decidido participar de estas elecciones, tanto los que van por el Sí como los que van por el No. Tienen que respetar la voluntad del pueblo”, dijo Mc Coy a Página/12.
En el acto de apertura estaba Samuel Doria Medina, ex constituyente y jefe de Unidad Nacional (UN). Los legisladores de este partido opositor habían acordado con el gobierno nacional las reformas al proyecto de Constitución aprobado ayer. Pero Doria Medina, propietario de la cementera Fancesa, es militante del No. “Creo que hoy puede haber grandes sorpresas, porque el pueblo no quiere experimentar con su futuro, con su propiedad, con la justicia y la democracia”, anheló. El fantasma de que el gobierno empezará a expropiar fue uno de los ejes de campaña de los grupos opositores. También repudiaron la entrada en vigencia de la Justicia comunitaria, que se podría activar en simultáneo o en diferido con la Justicia ordinaria. Mediante campañas televisivas donde predominaba el rojo de personas linchadas, se anunciaba que “la Justicia comunitaria legaliza los asesinatos”, cuando la nueva Constitución www.nuevaconstitucion.bo) garantiza el respeto a la vida.
La resistencia a la aplicación de la nueva Constitución fue avisada por cívicos, prefectos, políticos opositores y votantes del No. El ministro de Defensa, Walker San Miguel, dijo a este diario que “llegar aquí le ha costado mucho al pueblo, que aspira a cambiar el país. El gobierno no tiene que preocuparse por la oposición, porque no tiene oposición. Sólo algunos grupos opositores errantes, fragmentados. Quizás después de este referéndum encuentren la manera de rearticularse”.
Varios voceros de la Media Luna (Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija) adelantaron que si en “sus” departamentos triunfaba el No, la nueva Constitución tendría la puerta cerrada. “Las bolivianas y bolivianos acataremos lo que el pueblo decida a nivel nacional, porque la convocatoria del referéndum es a nivel nacional. Cuando en algún momento a algún líder cívico se le ocurra hacer una convocatoria, por parte del Congreso, en circunscripción familiar o circunscripción de barrio o de comparsa, en ese momento podemos considerarlo. Pero este referéndum es de circunscripción nacional, resultado nacional y acatamiento nacional”, dijo el vicepresidente, Alvaro García Linera, en un desayuno con periodistas. Anoche Morales remató: “No hay ningún empate felizmente, hay un solo ganador, el pueblo boliviano. No hay ninguna Media Luna, sólo hay luna llena, de la unidad de los bolivianos”.
Los rumores de fraude habían empezado días antes del referéndum. La oposición denunciaba irregularidades en el padrón y aseguraba que se quitaba con agua la tinta indeleble que la CNE pone a los votantes en el meñique así no votan otra vez. “Quienes se sienten derrotados hablan de fraude. Saludo a los derrotados, tienen derecho a hablar. Pero felizmente hay observadores internacionales que garantizan la transparencia de esta votación”, dijo Morales desde Villa Tunari, el pueblo cochabambino donde queda su urna.
En el barrio La Florida, en el sur de la ciudad de La Paz, habita gente de muchos recursos económicos. Varios votan en el colegio General René Barrientos, bautizado en honor al dictador que ordenó ejecutar a Ernesto “Che” Guevara. “Ojalá que no se apruebe esa Constitución. Es una basura, está plagada de sangre. Si se aprueba, Bolivia será un país comunista. Este referéndum fue hecho a base de fraude para que el gobierno quede permanentemente en el poder. Esa actitud de tiranos han demostrado cuando con gentes encapuchadas apresaron a líderes cívicos. Soy abogado, y me parecería una basura que empiecen a funcionar dos poderes judiciales. Si uno está en el campo y se produce algún lío, lo van a colgar. Si está en la ciudad, van a tratarlo acorde a la Justicia ordinaria. La justicia debería ser igual para todos”, dijo un anciano leguleyo. Se fue y volvió a los segundos. “Periodista, por favor no va a nombrar mi nombre. Ya estamos en esa época”, pidió.
Luego de votar, el aymara Máximo Cari sostuvo que “algunos no aceptan nuestra cultura de la hermandad. Es gente racista que no acepta que podemos ser iguales. Pero el pueblo boliviano quiere cambiar. Hasta 1952 los indígenas ni siquiera podíamos entrar a la plaza Murillo. Nuestros abuelos han sufrido que los trataran como a animales”.
Cari vivió en Córdoba en 1972, “durante la democracia de Perón. Aprendí mucho en esa época. Todos hablaban de política, de lucha, era una fuerza grande el peronismo, como es ahora el MAS. Los radicales de derecha eran poquitos, pero al tiempo vino el golpe militar en Argentina y Chile. Por eso el gobierno debería aplicar mano dura a los radicales conservadores”.
Orlando Guzmán Sandoval depositó un No desilusionado. “Nadie leyó esta nueva Constitución, como tampoco nadie leyó la actual. No estoy conforme con el tema tierra –opinó–. Bolivia necesita ya una reforma agraria. La que hizo en 1952 el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) sólo llegó al altiplano y a los valles. Pero no llegó al oriente, donde hay personas que tienen hasta un millón de hectáreas. Hoy querían hacernos votar por un límite de tierra. Pero no sirve de nada porque la nueva Constitución respeta a los latifundistas que ya están.”
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