EL MUNDO › ESCENARIO
› Por Santiago O’Donnell
Sí, se puede. Una paz duradera en Medio Oriente es posible. Aunque israelíes y palestinos siguieron matándose esta semana, la historia enseña que ningún encono es eterno. Hay un camino. No es sencillo recorrerlo, pero después de tantos muertos empieza a asomar un escenario propicio.
Por eso conviene escuchar al ex presidente norteamericano Jimmy Carter. Uno tiende a pensar que Carter es un tipo creíble. Durante su presidencia hizo de los derechos humanos su principal bandera. Ayudó a forzar la caída de varias dictaduras, entre ellas la argentina, cambiando el apoyo previo de la Casa Blanca por una campaña de denuncia acompañada por sanciones económicas. Después de su presidencia, Carter se dedicó a construir casas para gente pobre en todo el mundo, algunas con sus propias manos (foto), para dar el ejemplo, otras por medio de su fundación, Habitat for Humanity. También se dedicó a fortalecer democracias en distintos países a través de otra fundación, el Carter Center, que, entre otras actividades políticas y académicas, se ha constituido en uno de los veedores electorales más creíbles de la sociedad civil internacional.
También tiene alguna credibilidad para hablar específicamente sobre Medio Oriente. Junto a Beguin y Sadat dirigió el proceso que derivó en los acuerdos de Camp David y la consiguiente paz entre Israel y Egipto, que ya lleva 30 años, y por la cual los tres recibieron el Premio Nobel. El año pasado demostró que sigue siendo un interlocutor creíble, cuando negoció una tregua entre Israel y Hamas que duró cinco meses, por lejos el período más largo de los últimos años sin cohetes por un lado ni bombardeos aéreos o terrestres por el otro.
Por eso vale la pena escucharlo. Por eso y porque dice cosas fuertes, cosas que otros líderes no dicen pero podrían pensar, o al menos considerar. El lunes Carter dijo en Today que se puede confiar en Hamas.
La entrevista provocó reacciones diversas. Los grandes medios la ignoraron. Los blogs conservadores y proisraelíes se hicieron un festín. Lo menos que dijeron es que Carter es un idiota útil al servicio del terrorismo, y que además está gagá.
Por su parte, el gobierno de Obama guardó un prudente silencio sobre el reportaje mientras enviaba señales a dos puntas. Por un lado, el presidente reconocía “errores” y extendía la mano al mundo musulmán a través de Al Arabiya. Por el otro, la canciller apoyaba la prerrogativa israelí de vengarse de la muerte de uno de sus soldados, víctima de una bomba que estalló el martes en el lado israelí de la frontera con Gaza, olvidando o ignorando que ese mismo día un granjero palestino había sido acribillado por balas israelíes en el sur de la Franja.
Por eso, sin más demoras, conviene leer la parte central del intercambio entre Carter y la periodista de la cadena NBC.
Vieira: –Ok, hablemos un poco sobre la inauguración. Por primera vez, el presidente Obama se dirigió al mundo musulmán y le ha extendido su mano. Ningún presidente había hecho eso. Después, los primeros llamados que hace son a los líderes de Medio Oriente. ¿Lo complacieron ambas acciones?
Carter: –Sí, creo que fueron muy importantes. Su primera llamada, dicho sea de paso, fue para, para...
Vieira: –La cabeza de Fatah, creo yo.
Carter: –La cabeza de Fatah y también a Arabia Saudita y Egipto y también Jordania. Esos tres o cuatro llamados fueron muy importantes. Y ha hecho la elección extremadamente importante de su enviado especial, George Mitchell, un negociador duro, competente y agresivo. Hace mucho tiempo que no tenemos eso.
Vieira: –¿Y qué tiene que hacer Mitchell? Hoy viaja, ¿no?
Carter: –Sí. Hablé con él ayer. Esta mañana parte rumbo a varios países de Medio Oriente. Bueno, él necesita explorar, en su primera visita, los elementos que componen la situación presente. Yo estuve ahí en diciembre y me reuní con los principales líderes de, de...ya sabes, los involucrados en el proceso, incluyendo los libaneses. Y también estuve mucho tiempo en abril. Pero creo que lo primero que necesita hacer es enterarse de lo que pasa y de lo que se puede hacer, en su opinión, después de la debacle que presenciamos en Gaza.
Vieira: –Bueno, hablemos un poco de eso. Porque el tema es cómo empezar un proceso de paz cuando puede no ser lo que más le convenga a Hamas ahora. Mucho de su poder deriva de este conflicto. Así que pueden no estar interesados en deponer las armas y sentarse a negociar. Por otra parte, Israel tiene colonos en Cisjordania que necesitan salir de ahí. Ellos han dicho claramente: “No vamos a ningún lado”.
Carter: –Bueno, Israel tiene dos opciones básicas. Una es la solución de un Estado único, que sería un desastre para Israel y sus vecinos. En este momento van por ese camino. La otra opción es la solución de dos Estados, que todos apoyan públicamente. Ya sabes, Estados Unidos, el cuarteto internacional (N. de R.: Estados Unidos, Europa, Rusia y Naciones Unidas) y los países árabes la recomiendan y demás. Pero me temo que el asunto marcha en la dirección opuesta... Hemos tenido la oportunidad de reunirnos dos veces con los líderes de Hamas. Tanto en Gaza como el liderazgo superior en Damasco, Siria.
Vieira: –Y lo han criticado mucho por eso, señor, porque a Hamas se lo considera un grupo terrorista.
Carter: –Para algunos lo son. Y han hecho algunas, algunas cosas malas. Pero, por ejemplo, el año pasado tuvimos una tregua, que yo ayudé a orquestar, en junio pasado, el 19. El año anterior los cohetes habían matado a un israelí y en promedio morían 49 palestinos por mes. En cuanto entró en efecto la tregua, Hamas la obedeció completamente. No hubo fuego de cohetes serio durante los siguientes cuatro o cinco meses. En cambio, Israel no reinstauró el aprovisionamiento para los palestinos y Gaza. Pero Hamas se ha comprometido ante mí, y públicamente, a que aceptarán cualquier tregua que negocien los líderes de Fatah, Mahmud Abbas, y los israelíes, siempre y cuando el acuerdo sea sometido al pueblo palestino por vía de un referéndum. Así que ése es un gran paso adelante.
Vieira: –¿Pero usted cree que se puede confiar en Hamas?
Carter: –Sí, yo creo que sí. Porque está en su propio interés. No porque sean benevolentes o algo así. Pero sí, creo que sí. Es más: nunca han traicionado un compromiso que me han hecho o que han hecho públicamente.
Vieira: –Usted sabe, el presidente ha dicho que considera a Hamas un grupo terrorista. Quiero decir, no ha hecho sugerencia alguna de que va a hablar con ellos. ¿Usted cree que debería ir y hablar directamente con el liderazgo?
Carter: –No directamente, pero ciertamente Mitchell puede hacerlo.
Vieira: –¿Piensa que lo va a hacer?
Carter: –No sé, él decide. Pero no hay camino a la paz en Medio Oriente sin el involucramiento de Hamas. Tiene que darse cuenta de que Hamas controla la Franja de Gaza, que incluye a un millón y medio de palestinos, y tiene un apoyo sustancial aun en Cisjordania, que tiene dos millones y medio de palestinos. Así que Hamas tiene que estar involucrado.
Vieira: –Pero Hamas ha dicho que su objetivo es destruir a Israel. ¿Cómo se lo puede involucrar en un proceso de paz cuando han dicho que su objetivo es destruir a Israel? No reconocen a Israel.
Carter: –No estoy acá para defender a Hamas, sino para decir que se han comprometido, ante mí y públicamente: si un acuerdo es negociado entre Fatah e Israel, entonces Hamas lo va a aceptar, si se submite a referéndum del pueblo palestino. Y ése es un paso adelante muy bueno. Y creo que lo harán porque es su interés. Y Hamas ha cumplido completamente el cese del fuego que negocié en junio. Durante, cinco meses no hubo cohetes disparados hasta que Israel atacó Gaza otra vez el 4 de noviembre.
Vieira: –Si pudiera negociar un tratado en Medio Oriente, ¿qué lugar ocuparía entre sus logros?
Carter: –Bueno, ya negocié uno entre Israel y Egipto... Ni una sola palabra ha cambiado en 30 años. Y, por supuesto, Egipto fue la principal, yo diría la principal amenaza militar para Israel. Y el tratado se mantuvo completamente. Pero me gustaría ver una paz más abarcativa, basada en los lineamientos del cuarteto internacional. Basado en lo que dice Naciones Unidas, basado en la política estadounidense. Y también basado en lo que los líderes de Israel dicen que quieren. Esto es, la solución de dos Estados...
Carter no está solo. El enviado especial para Medio Oriente del cuarteto internacional, Tony Blair, y el primer ministro de Turquía, Tayyip Erdogan, declararon ayer en sendas entrevistas que Hamas debe ser incluido en el proceso de paz.
La cancillería francesa también quiere involucrar a Hamas, informó esta semana el diario Le Monde. La idea francesa es romper con el ostracismo de Hamas incitarlo a adoptar una actitud más constructiva, que permita el proceso de reconciliación interpalestina, escriben los periodistas del diario. “Hubo un ligero corrimiento en el vocabulario oficial francés. Hamas es ahora calificado de ‘interlocutor’, según los términos empleados por el canciller Bernard Kouchner”, señala el artículo. La diplomacia francesa estaría dispuesta a soslayar la falta de reconocimiento que hace Hamas del Estado israelí para empezar a negociar –siempre y cuando el movimiento islamista renuncie a la violencia–. Y lo haría porque prevé que Obama camina en la misma dirección, señalan los periodistas.
Por eso da la sensación de que, con el nuevo liderazgo estadounidense, un acuerdo de paz para Medio Oriente es posible en un tiempo no muy lejano. Porque Carter pudo, porque Obama podría y porque sí se puede.
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