Miércoles, 1 de abril de 2009 | Hoy
EL MUNDO › TRASPASAN EL CONTROL DE BASORA
Seis años después de la invasión internacional que culminó con la caída del gobierno de Saddam Hussein, las tropas británicas comenzaron a abandonar Irak. En una ceremonia celebrada en la ciudad portuaria de Basora, entregaron el control de la provincia sureña a las fuerzas estadounidenses. El traspaso de poder tuvo lugar en medio de nuevos atentados, los más importantes en la ciudad de Mosul, en el norte de Irak. Un atacante suicida mató a siete personas, entre ellas cuatro policías, al inmolarse frente a una comisaría.
No muy lejos de ahí, una bomba, escondida detrás de un camión, explotó en medio de la calle. El saldo fueron otros quince policías y diez civiles heridos. En otro barrio de la convulsionada ciudad, un atacante mató a dos soldados iraquíes. En los primeros años de la invasión, el norte de Irak se había mantenido con una de las zonas más seguras del país. La mayoría kurda de esa región había sido uno de los principales defensores de la invasión estadounidense y apoyaban una ocupación duradera. Sin embargo, la alianza de la Casa Blanca con grupos sunnitas y chiítas moderados y los continuos ataques turcos desde la frontera –cuestionados pero tolerados por Washington– fueron resquebrajando esa débil estabilidad.
En el sur iraquí, en cambio, la situación mejoró visiblemente. Por eso los casi 4100 soldados británicos estacionados en el aeropuerto de Basora desde el año pasado comenzaron a preparar su retirada esta semana. La mayoría habrá dejado el país árabe a finales de mayo. El repliegue ya había empezado hace tiempo. En 2003, en el momento más caliente de la invasión y en los meses posteriores, el contingente militar comandado por Londres logró alcanzar los 45 mil soldados.
Desde entonces, 179 soldados británicos murieron en combate y otros cientos volvieron a sus hogares heridos. Sin embargo, ayer el mayor Andy Salmon, hasta ahora el alto comandante británico en Irak, celebró la participación del Reino Unido en la guerra y dijo que sus tropas se deben ir con la frente en alto y el orgullo de haber “reestablecido la paz”.
Salmon transfirió la autoridad de la que será la División Sur Multinacional al general estadounidense Michael Oates. Para junio, sólo unos 400 militares británicos quedarán en la zona. Se dedicarán solamente a trabajos administrativos y a ejercicios de entrenamiento con la marina iraquí.
La ceremonia de traspaso se realizó en el aeropuerto de Basora. La bandera de la división sudeste de la Fuerza Multinacional, con los colores de los Royal Marines de Su Majestad, fue arriada en presencia de oficiales británicos, iraquíes y estadounidenses, entre estos últimos el comandante en jefe de la Fuerza Multinacional en Irak, el general Ray Odierno. La bandera británica fue reemplazada por la de la X División de Montaña del ejército de Estados Unidos, el contingente que tomó el relevo hasta su retirada definitiva de Irak, a fines de 2011.
A partir de ahora, el rol de Estados Unidos en el sur iraquí será diferente del que habían tenido sus pares británicos. Se enfocará más en el entrenamiento de la policía iraquí y en operativos para mantener abierta la ruta de suministros entre el sur de Irak y Bagdad. Según la cadena BBC, durante la jornada de ayer ya se notaba un predominio de soldados estadounidenses sobre los británicos.
Con la situación de la seguridad más estabilizada, las fuerzas que se queden el próximo año y medio se dedicarán a entrenar y asesorar a sus pares iraquíes. Sin embargo, el Pentágono advirtió que, con la crisis económica actual, esa tarea podría tardar más. “La fuerte caída de los precios del petróleo podría frenar la velocidad con que las fuerzas iraquíes se tornarán independientes y plenamente capaces de desarrollar operaciones de contrainsurrección, en particular, a corto plazo”, señaló un informe difundido ayer.
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