Lunes, 8 de junio de 2009 | Hoy
EL MUNDO › SE IMPUSIERON AL MOVIMIENTO CHIíTA HEZBOLá EN LAS LEGISLATIVAS
El bloque moderado y prooccidental liderado por Saad Hariri reivindicó la victoria frente a la alianza prosiria e iraní liderada por Hezbolá. Los analistas prevén la formación de un gobierno de unidad. Hoy se conocen los resultados oficiales.
El Líbano celebró ayer elecciones legislativas y, de acuerdo con las primeras estimaciones, al cierre de esta edición el bloque moderado y prooccidental liderado por Saad Hariri se impuso frente a la alianza prosiria e iraní liderada por el movimiento chiíta Hezbolá. Por eso, ayer por la noche, para los simpatizantes del movimiento 14 de Marzo, Beirut ya era una fiesta, entre las bocinas de las motos, los fuegos artificiales y los disparos al aire que podían oírse por toda la capital.
De este modo, y sin esperar la publicación de resultados oficiales, que se difundirán recién para la tarde de hoy, aunque con el visto bueno del Ministerio del Interior, Hariri, líder del movimiento 14 de Marzo, proclamó su victoria. “Felicitaciones a todos, felicitaciones a la democracia”, declaró eufórico el líder de la mayoría parlamentaria saliente y con amplias chances de permanecer en el poder. “Este es un gran día para el Líbano. Aquí no hay vencedores ni vencidos, los únicos ganadores son la democracia y Líbano”, agregó el líder sunnita, al tiempo que instó a los diferentes bandos a abstenerse de provocaciones.
Y es que las palabras conciliadoras de Hariri son parte intrínseca de la lógica política en este pequeño país de Medio Oriente donde casi todo es resultado de intrincadas negociaciones, debido a un tejido social que se delinea en la convivencia, principalmente, entre musulmanes sunnitas, chiítas, árabes cristianos y drusos, todo ello atravesado, a su vez, por la influencia de la vecina Siria.
Por eso, en el Líbano el equilibrio en el poder alcanza rango constitucional, y en la Carta Magna se especifica que, dentro del régimen parlamentario que existe en el país, el presidente debe ser cristiano, el primer ministro musulmán sunnita y el presidente del Parlamento, chiíta. Debido a ello, buena parte del caudal electoral suele ser cautivo de acuerdo con las diferentes pertenencias étnicas y religiosas.
Sin embargo, en las elecciones de ayer, fuentes gubernamentales anónimas citadas por el periódico israelí Haaretz señalaron que la batalla se dio por conquistar el voto entre las áreas de mayoría cristianas, divididas ya que el líder Michel Aoun, cristiano, que respaldó al bloque prosirio encabezado por el movimiento chiíta Hezbolá. Anoche, el partido que lidera Aoun, Corriente Patriótica Libre, reconoció la derrota.
La coalición de Saad Hariri, respaldada por Estados Unidos y sus aliados en la región, Egipto y Arabia Saudita, gobierna el Líbano desde el 2005, cuando su padre, Rafik al-Hariri, primer minstro por ese entonces, fue asesinado. Antes de esa fecha, y durante más de tres décadas, siempre habían gobernado las fuerzas prosirias. Ayer, de acuerdo con los resultados preliminares, el movimiento 14 de Marzo se posicionaba para obtener al menos 70 de los 128 escaños de la nueva asamblea, por encima de los 58 de la alianza encabezada por Hezbolá.
Jimmy Carter, ex presidente estadounidense y miembro de un equipo de observadores internacionales, enfatizó a su turno la necesidad de aceptar los resultados. “No tengo dudas respecto de la transparencia de estas elecciones: el proceso fue absolutamente limpio. Mi única preocupación es que todas las partes acepten los resultados”, señaló ayer desde Beirut.
Pero según las primeras declaraciones, el norteamericano no tendría de qué preocuparse, ya que militantes de grupos cercanos a la alianza liderada por Hezbolá citados ayer por Haaretz bajo anonimato habrían reconocido el veredicto de las urnas. “Hemos perdido las elecciones”, señaló un alto dirigente al periódico de Tel Aviv.
Las elecciones libanesas de ayer, además, fueron un espaldarazo para las aspiraciones del presidente estadounidense, Barack Obama, en la región, quien contaba con una victoria del bloque moderado para impulsar, con el apoyo de Beirut, una estrategia de acercamiento entre Israel y Siria.
De acuerdo con analistas locales, lo más probable es que vuelva a darse un gobierno de unidad nacional. “Un gobierno de unidad nacional no sólo es probable, sino que en un país como el Líbano es altamente necesario”, precisó el líder druso antisirio Walid Jumblatt.
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