EL MUNDO › REVELACIONES DE HéCTOR TIMERMAN SOBRE LA LIBERACIóN DE SU PADRE
› Por María Laura Carpineta
“Nunca pensamos que el régimen lo iba a soltar”, recordó el embajador argentino en Washington, Héctor Timerman, un día después de conocerse los documentos secretos del gobierno norteamericano sobre la liberación de su padre, Jacobo Timerman. Cerca de un centenar de informes, transcripciones de conversaciones y cables diarios de la embajada norteamericana en Buenos Aires revelaron esta semana las presiones que ejerció el gobierno de Jimmy Carter sobre la dictadura argentina para conseguir la libertad del entonces director del diario La Opinión. Videla no quería hacerlo, pero no aguantó la presión de Estados Unidos en un momento en que el régimen estaba débil”, señaló Timerman hijo, al teléfono.
La dictadura pasaba por uno de sus peores momentos y esa debilidad quedó plasmada en el informe realizado por la embajada norteamericana el 20 de octubre de 1979, casi un mes después de la liberación y expulsión del país de Jacobo Timerman. “Los principales líderes militares originalmente habían votado 6 a 3 en contra de la liberación de Timerman. Para revertir esa decisión, el presidente Videla, el ministro de Justicia civil y toda la Corte Suprema amenazaron con renunciar. Unos días después, el general de línea dura Benjamín Menéndez intentó un golpe porque, dijo, el gobierno de Videla había comprometido la ‘revolución’”, informó el embajador Raúl Castro.
Héctor Timerman seguía de cerca las negociaciones entre los hombres de Videla y el gobierno de Washington, el de Tel Aviv y el rabino Marshall Meyer. “El canciller Pastor le dijo a Raúl Castro, que si Timerman firmaba una carta prometiendo no hablar de la Argentina en el exterior, lo iban a liberar. Castro respondió que no podían censurarlo a Timerman, pero igual se lo comunicó a Marshall Meyer y al embajador de Israel”, contó.
Los dos hombres pidieron permiso para visitarlo e intentaron convencerlo. “Mi padre se negó, dijo que se había aguantado la cárcel, la tortura y que lo único que tenía era su trayectoria. El embajador israelí le dijo que estaba cometiendo un error, que hasta Freud firmó una carta para salvarse y nadie se lo recrimina. Pero mi padre se mantuvo en su posición y les dijo que prefería que no vinieran más si le iban a pedir hacer algo así”, relató su hijo el embajador..
La negativa del director de La Opinión y la sentencia dictada en julio de ese año por el entonces jefe de Policía bonaerense, el general Ramón Camps –“Timerman nunca será liberado”–, le habían quitado cualquier esperanza a la familia del periodista. Por eso, su liberación, el 25 de septiembre de 1979, sorprendió a todos, inclusive a él. “Ese día llegan un montón de militares y le invaden el departamento donde lo tenían detenido. Le dicen que se tiene que ir y él no quiere, tiene miedo, está solo. Se lo llevan en un coche y después lo suben a un helicóptero”, relató desde Washington su hijo.
A partir de ahí, recordó, comenzó una situación tragicómica. “Cuando llega a Ezeiza mi padre no se quiere subir al avión. No confía en ellos y quiere una visa que le asegure que el Estado de Israel lo va a recibir”, relató. Los militares estaban en tal estado de desesperación que mandaron a buscar al cónsul israelí, pero éste tampoco logró convencer a Timerman, que no acepta nada menos que una visa sellada. Al ver que es imposible convencerlo, vuelven a la capital en busca del sello.
“Finalmente, el avión despega con destino a Tel Aviv. Mi padre estaba sentado solo, callado. Había pasado recién una hora, cuando se le acerca un hombre y le dice al oído: ‘Timerman, yo sé lo que usted pasó’. Cuando el periodista abre la mano tenía un billete de cien dólares.”
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