Acosado por la investigación judicial que involucra a importantes asesores, el premier Silvio Berlusconi prometió que su partido no presentará candidatos “implicados de manera cierta” en casos de corrupción en las elecciones regionales del 28 y 29 de marzo. El premier dijo que no existe una nueva Tangentopoli –operación anticorrupción que acabó con la Primera República, en 1992– y que su gobierno “no acepta lecciones de moralidad” de la oposición de izquierda.

Berlusconi señaló que en las listas del Pueblo de la Libertad (PDL) de las próximas elecciones regionales “no habrá ningún personaje comprometido de forma certera” en temas de corrupción. “Se trata de casos aislados que perseguiremos y sancionaremos.” Y destacó el jefe de gobierno: “Somos los únicos que podemos cambiar Italia”, siendo él mismo hostigado por una investigación que alcanza a su principal asesor y jefe de la Protección Civil, Guido Bertolaso.

Las malas noticias se vienen apilando para Il Cavaliere, aunque trate de minimizar los escándalos. La denuncia de sobornos otorgados al abogado británico David Mills, a fin de que prestara falsos testimonios en dos juicios entablados a finales de los ’90 contra Berlusconi, tendrá lugar esta semana en dos cortes de justicia, mientras que aún se espera que el caso se reabra en Milán, donde Berlusconi deberá prestar su declaración, mal que le pese.

A esto se le suma el escándalo de corrupción que hace semanas estalló en torno de la protección civil, donde varios de sus asesores, entre ellos Bertolaso, son acusados de supuestas irregularidades en la construcción de obras gestionadas por la misma institución, como la sede de la cumbre del poderoso G-8 en 2009.

Bertolaso ha sido, sin lugar a dudas, el gran descubrimiento de Berlusconi desde su regreso al poder en 2008. Su nombramiento como jefe del servicio de protección civil italiano personificó la promesa del primer ministro de acabar con los problemas de la abultada burocracia y corrupción que afectan al país de la península europea.

Fue Bertolaso quien se paró al lado de Berlusconi en Nápoles hace dos años, luego de las elecciones generales, donde prometió limpiar las montañas de basura que atestaban la ciudad, y cumplió. Fue Bertolaso quien en abril pasado acompañó al primer ministro a la ciudad devastada por el sismo de L’Aquila, donde día tras día prometió a las víctimas del desastre la asignación de nuevas casas y la rápida reconstrucción de su pueblo.

Berlusconi vendió a su jefe de la protección civil como alguien sumamente honesto, trabajador y fiable. Como un puritano de armas tomar, quien complementaría los vicios de su gestión. De hecho, gracias al patrocinio de Il Cavaliere, la protección civil italiana se convirtió en el servicio de emergencia más privilegiado de la región –para el disgusto de varios– y estuvo en vías de ser privatizado, según informó el diario británico The Independent.

Inevitablemente, Bertolaso no fue lo que parecía. Después de varias intervenciones al teléfono del funcionario y a varios de sus amigos en el negocio, la Fiscalía en Florencia afirmó que encontró cantidades de audio que señalan que Bertolaso actuó durante su gestión en complicidad con varios desarrolladores corruptos, los cuales agregaron decenas de millones de euros a sus facturas de construcción. Mientras tanto, el hombre de Berlusconi era sobornado por su discreción con los servicios de una famosa prostituta brasileña llamada Mónica y con un importante reembolso de dinero.

A partir de lo investigado, el plan para privatizar el servicio de Bertolaso se encuentra ahora frenado en el Congreso nacional. El gobierno de Berlusconi decidió retirar la semana pasada la privatización de la institución al anular un artículo dentro del decreto presentado al Parlamento que convertía a la protección civil en una sociedad por acciones.

De acuerdo con el último informe del Tribunal de Cuentas que cita el diario El País, el caso que salpica a Bertolaso y al viceministro Gianni Letta sería la punta del iceberg. En 2009, las denuncias de corrupción crecieron un 229 por ciento respecto del año anterior y la mala administración costó al erario 60 mil millones de euros, afirma el Tribunal.

A un mes de las elecciones, la oposición se encuentra desarticulada y nadie entre sus filas ha saltado a desafiar al jefe de Estado y a que se responsabilice por las acciones de su principal asesor. Sin embargo, una encuesta de la cadena Sky24 señaló que dos de cada tres italianos juzgan el caso protección civil más grave que Tangentopolis. El caso hizo caer la popularidad de Berlusconi al mínimo de 46 por ciento.