EL MUNDO › CON ESTA ENTREGA FINALIZAN LOS GESTOS HUMANITARIOS UNILATERALES DEL GRUPO REBELDE COLOMBIANO
Pablo Emilio Moncayo tenía 19 años cuando fue secuestrado, hoy 31. Ayer se reencontró con sus familiares. Ahora Colombia está a la espera de un acuerdo entre la guerrilla y el gobierno para un canje de prisioneros.
› Por Katalina Vásquez Guzmán
Desde Medellín
A los 31 años, el secuestrado con más años en poder de la guerrilla, Pablo Emilio Moncayo, fue liberado ayer por las FARC en una zona selvática del suroriente de Colombia. Con esta entrega finalizan los gestos humanitarios del grupo rebelde y se quedó a la espera de un intercambio de prisioneros con el gobierno, que le devuelva la libertad a 22 militares y policías que continúan retenidos en los campamentos de la guerrilla. Por eso los momentos de desbordada felicidad al caer la tarde, cuando Pablo Emilio se reencontró con su familia, contrastaron con el dolor de quienes siguen en la selva.
El estado de salud del militar, que tenía 19 años cuando fue secuestrado siendo cabo del ejército colombiano, es bueno, según informo el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR). Moncayo fue “entregado por las FARC-EP a delegados del CICR, a la senadora Piedad Córdoba y a monseñor Leonardo Gómez Serna, en la zona rural del departamento de Caquetá”, informaron apenas el liberado estuvo en su poder a las 17 horas (19 de Argentina). El operativo para traerlo de regreso arrancó temprano en la mañana en el aeropuerto de la ciudad de Florencia, capital de Caquetá. Por el mal tiempo, inicialmente se retrasó tres horas la partida del helicóptero de Brasil que, como el pasado domingo en la liberación del soldado Josué Daniel Calvo, prestó su tripulación y aeronave para el acto humanitario.
La ansiedad reinaba en las pistas del aeropuerto. Los familiares del ex secuestrado y los activistas de Colombianos por la Paz y otras organizaciones llegaron desde el amanecer, cuando aún caía el aguacero que retrasó el regreso de Moncayo. En la selva, la aeronave tuvo que permanecer horas mientras cesaba la lluvia. Gustavo Moncayo, profesor de escuela conocido como Caminante por la Paz, se tocaba la cabeza cubierta de canas a lo largo del día mientras esperaba el momento anhelado por 4480 días, tiempo que sumó el secuestro de su hijo. Pasado el mediodía pudo comunicarse telefónicamente con él, gracias a un teléfono satelital que la misión llevó hasta el punto de liberaciones, cuyas coordenadas entregaron las FARC a la senadora liberal Piedad Córdoba. A esa hora también se divulgaron imágenes exclusivas de los últimos momentos del sargento en cautiverio difundidas por el canal Telesur.
Vestido con uniforme del ejército y rodeado de vegetación selvática, Pablo Emilio caminaba desesperadamente en círculos, miraba el reloj en su mano y buscaba entre las nubes el helicóptero Cougar que lo sacaría de doce años de secuestro. Estas imágenes provocaron malestar en el gobierno colombiano que protestó por el hecho. “Dentro de los acuerdos que se hicieron con la misión humanitaria, está el no emplear cámaras de video o fotografía, para evitar la divulgación de imágenes durante el operativo de liberación”, precisó en un comunicado de prensa el comisionado de paz, Frank Pearl, quien además pidió explicaciones al canal Telesur. “El gobierno nacional rechaza que un medio de comunicación como Telesur se preste para hacerle propaganda a un grupo terrorista y secuestrador como las FARC. Este medio de comunicación debe explicarle al país por qué estaba en un punto del territorio colombiano en compañía de guerrilleros de las FARC.”
Al fin, cuando Pablo Emilio apareció ante las cámaras de televisión, la emoción desbordó el aeropuerto de Florencia. El grito de emoción al ver el helicóptero con Moncayo libre interrumpió las canciones de Silvio Rodríguez y Serrat que los familiares entonaban en los últimos minutos de espera. Al borde de la noche, el reencuentro más esperado se vio en todo el país hasta en pantallas gigantes en las plazas de las principales ciudades. Gustavo, con la remera blanca que siempre usa desde que exige la libertad de su hijo y sin las cadenas que ataba a su cuello, y Pablo Emilio vestido de militar, se fundieron largos minutos en un abrazo. El liberado dijo sus primeras palabras. “Agradezco a Dios, a mi papá por su labor titánica y a las gestiones de los presidentes de Ecuador (Correa), Venezuela (Chávez) y Brasil (Da Silva).”
El presidente Alvaro Uribe dijo a los medios que el liberado es bienvenido. Con él llegaron también las coordenadas del lugar donde se encuentra el cadáver del mayor del ejército Ernesto Guevara, que las FARC prometieron devolver junto a los dos liberados.
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