EL MUNDO › EN EL ATAQUE ASESINARON A MáS DE OCHENTA PERSONAS E HIRIERON A UNAS 120
› Por Omar Waraich y Jerome Taylor *
Desde Islamabad
Qamar Suleman acababa de salir de su casa para dirigirse al barrio de Garhi Shahu, en Lahore, para las oraciones de los viernes, cuando escuchó tiros y explosiones al final de su calle. Como miembro de los Ahmadis, una secta islámica minoritaria muy perseguida que los de la línea dura dicen que son herejes, inmediatamente pensó lo peor. Corrió hacia la mezquita de Darul Zikr, donde miles de sus amigos y familiares estaban reunidos, llegando justo en el momento en que los hombres armados se cobraban las primeras víctimas. “A los primeros que les dispararon fue a los muchachos a cargo de la seguridad afuera de la mezquita –le dijo a The Independent.–. Eran sólo muchachos jóvenes. Ni siquiera estaban armados.”
Fue parte de un doble ataque ayer sobre la secta Ahmadi. Los terroristas suicidas y hombres armados con AK47 y granadas irrumpieron en dos mezquitas de Lahore a poca distancia una de otra, asesinaron a más de 80 personas e hirieron a unas 120. La policía dijo que los atacantes eran por lo menos siete, incluyendo tres suicidas y un hombre armado que estaba montado en un minarete y disparaba balas a la multitud de fieles abajo. “Era como si hubiera una guerra a mi alrededor –dijo Luqman Ahmed, que estaba en la segunda mezquita, en el vecindario de Model Town–. Seguí rezando. ‘Que Dios me salve de este infierno’.”
El ataque a esta mezquita, cerca del centro de la segunda ciudad de Pakistán, terminó relativamente rápido, con comandos entrando en el edificio para encontrar montones de cadáveres en distintos pisos. Se cree que dos de los cuatro hombres armados escaparon. En Garhi Shahu, se creía que el número de muertos era mayor. Tres militantes mantuvieron a varias personas como rehenes dentro de la mezquita en un sitio que duró cuatro horas. “Lucharon contra la policía durante un tiempo, pero al ver que iban a ser derrotados se detonaron”, dijo Sajjad Bhutta, el principal oficial de la policía de Lahore.
Los atacantes eran un recordatorio brutal de que a pesar de la reciente ofensiva de Pakistán en las áreas tribales cerca de la frontera afgana, los militantes todavía tienen la habilidad para atacar profundamente dentro del país. La identidad de los atacantes permanece incierta, aunque se sospecha que fueron extremistas Punjabi relacionados con el talibán paquistaní y asociados con Al Qaida.
“Esta es obra de los militantes locales”, le dijo Salmaan Taseer, el gobernador de Punjab a The Independent. Sin embargo, la policía dijo que por lo menos uno de los atacantes era una adolescente de las áreas tribales que hablaba pashto. Varios medios también recibieron un texto de mensaje del talibán paquistaní y el “Punjabi wing” de Al Qaida, un grupo hasta ahora desconocido. “Esto es una advertencia final a los Ahmadis –-decía el mensaje–. Abandonen Pakistán o prepárense para la muerte a manos de los devotos de Mahoma.”
La secta Ahmadi es quizá la peor tratada de los sufrientes grupos minoritarios de Pakistán. En la década de 1970, inclinándose a la presión de los de la línea dura, Pakistán declaró que no era musulmanes. Desde entonces, han sufrido ataques periódicos, con muchos –incluyendo el actual líder espiritual– obligados a huir del país. Pero los ataques gemelos de ayer causaron la mayor pérdidas de vidas en la secta en un solo día.
Esto mostró un expansión de los blancos aceptables para los militantes. Ataques similares coordinados marcaron a Lahore durante tres años de olas de terror, pero generalmente se enfocan en instalaciones de seguridad o personal, no en grupos minoritarios. “Las borrosas líneas entre el talibán y los militantes sectarios sunnitas colocan a las comunidades heterodoxas como los Ahmadis en el doble de peligro”, dijo Ali Dayan Hasan, de Human Rights Watch.
Pero mientras los límites de los grupos armados van desapareciendo y la violencia se vuelve cada vez más indiscriminada, la dirigencia política paquistaní se ahoga en luchas internas. Ayer la puja entre los políticos era por quién asumía la culpa de los nuevos atentados. Mientras el gobierno local del hermano del ex primer ministro y actual líder opositor, Nawaz Sharif, denunciaba la falta de apoyo del gobierno central, éste y la oposición local acusaban a Shahbaz Sharif de ser muy blandos con los grupos sectarios en la provincia de Punjab.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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