EL MUNDO
Cómo romper la unidad palestina con presiones y conversaciones
El segundo grupo en importancia de la OLP dejó el Comité Ejecutivo en protesta por el arresto de su líder Ahmed Saatad.
El primer ministro israelí Ariel Sharon seguramente recibió con agrado la noticia: el Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP) ayer anunció su retirada de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), en protesta por el arresto de su líder Ahmed Saadat por la Autoridad presidida por Yasser Arafat. El anuncio ocurrió un día después de que se supiera que Sharon se había reunido por primera vez el miércoles con la plana mayor de Arafat; ayer, además, el primer ministro anunció que habrá más reuniones a su regreso de Estados Unidos.
El FPLP, pro sirio, es la segunda organización en importancia dentro de la OLP, después de la facción de Al Fatah de Arafat. El FPLP condenó en enero el arresto de su líder Ahmed Saadat por la Autoridad Palestina; y ayer puso la liberación de Saatar como condición para retomar sus actividades en el comité ejecutivo de la OLP. Las tensiones no son nuevas dentro del mosaico palestino, pero el momento de la ruptura, con una parte de los palestinos en estado de rebelión contra Arafat, sugiere que éste último debe prepararse para una pulseada muy dura.
Pero al menos una luz parece asomarse en el horizonte. Cuando toda iniciativa de diálogo parecía frustrarse con el resurgimiento de las hostilidades, Sharon –por propia iniciativa, según se informó ayer– mantuvo sus primeras conversaciones directas Ahmed Qorei, líder del Parlamento palestino, Mahmud Abbas, vicepresidente “extraoficial” de Arafat, su asesor Nohammed Rashid, todos funcionarios clave en las negociaciones que resultaron en los acuerdos de Oslo de 1993. La reunión constituyó un renovado intento de instaurar un cese de fuego los antagonistas, después de un mes revolucionado por atentados y contramedidas. Los funcionarios israelíes negaron afirmaciones palestinas de que la conversación de tres horas celebrada en Jerusalén hubiese tocado temas diplomáticos, y dijeron que se habían limitado a discutir la violencia. Los palestinos pidieron a los israelíes que cesaran los asesinatos selectivos de sus líderes acusados de terrorismo, levantar el asedio de las ciudades bajo autonomía palestina y permitir que Arafat salga de la localidad cisjordana de Ramalá, donde permanece confinado desde comienzos de diciembre. Israel ha dicho que mantendrá recluido al líder palestino hasta que entregue a los asesinos del ministro de Turismo Rejavam Zeevi en octubre y a los organizadores del fallido tráfico de armas iraníes a bordo del “Karine A”, rumbo a la Autoridad Palestina que fue interceptado por Israel. Sharon respondió que Israel cambiará su política sólo si el líder palestino satisface las exigencias israelíes de acabar con los atentados suicidas y si arresta a los culpables del asesinato del ministro Zeevi. Asimismo, Sharon adelantó que se reunirá nuevamente con altos funcionarios palestinos cuando regrese de su visita a Estados Unidos y luego que se haya reunido con el presidente estadounidense, George W. Bush, el 7 de este mes.
Estados Unidos, el principal país mediador en el conflicto israelopalestino y aliado de Israel, no prevé reanudar su tarea de mediación en Medio Oriente hasta tanto Arafat tome medidas efectivas contra el terrorismo. Bush no ha suavizado su “decepción” con el jefe palestino, a quien ha considerado el responsable del fracaso a la hora de “combatir el terror”. En este sentido el subsecretario de Defensa de Estados Unidos, Paul Wolfowitz, dijo ayer que Arafat estaba “profundamente implicado en el terrorismo”, lo que hace que el problema palestino sea “una tragedia”. En tanto, el acorralado Arafat se dirigió a los más de 15.000 palestinos que se concentraron ayer en la ciudad cisjordana de Naplus en una muestra de apoyo, y les manifestó que sólo “la retirada israelí de nuestras tierras” pondría fin a las fricciones.