[cerrar]

Comparta esta nota con un amigo

E-Mail de su amigo
Su nombre
Su E-Mail

El gobierno de Irán llamó a consultas al embajador británico a raíz de la presunta implicación del Reino Unido en un complot terrorista, informó ayer el Ministerio de Relaciones Exteriores de Londres. La sospecha señala que ciudadanos británicos respaldaron desde el exilio una organización insurgente que actuaría en contra del presidente iraní, Mahmud Ahmadinejad.

El ministro iraní de Inteligencia, Heydar Moslehi, aseguró que los servicios secretos abortaron un intento de atentado con bomba que al parecer pretendía perpetrar en Teherán el grupo opositor en el exilio, Muyahidin Jalq (Combatientes del Pueblo de Irán - MEK). Los iraníes alegaron la implicación de personas en el Reino Unido en supuestos planes del MEK.

El embajador Simon Gass rechazó las acusaciones y destacó que el Reino Unido condena todo tipo de actividades terroristas en todo el mundo. La Cancillería británica, por su parte, dijo que con esta declaración el asunto quedaba cerrado. Desde que se celebraron las últimas elecciones presidenciales, en las que resultó reelecto Ahmadinejad, en el país persa se desataron sangrientas protestas y las relaciones bilaterales entre el Reino Unido e Irán no atraviesan su mejor momento. En el marco de los disturbios del año pasado, el gobierno iraní acusó a los británicos de haber brindado respaldo constante a las protestas.

La actual acusación se produce después de que este sábado se arrestara a miembros de la agrupación Organización de Muyahidines del Pueblo de Irán por intentar perpetrar actos de sabotaje en el primer aniversario de las elecciones. Irán considera que dicha agrupación es terrorista tras haberla vinculado con los asesinatos de numerosos funcionarios iraníes de alto rango, incluyendo los del presidente y el primer ministro en 1980.

Muchas veces la Inteligencia iraní estableció conexiones entre el Reino Unido, Estados Unidos y actos terroristas cometidos en su país. Pero hasta el momento nunca fueron presentados documentos convincentes y ambos países occidentales han negado categóricamente cualquier tipo de implicación.