EL MUNDO
La economía está OK pero irá mejor y no es necesario que haya guerras
El presidente George W. Bush trazó un panorama optimista con la mirada puesta en una nueva megarreducción de impuestos.
En el mejor de los mundos posibles no cabe otra cosa que seguir haciendo lo mismo. Eso es lo que piensa George Bush de la economía norteamericana, de Irak y de Corea del Norte. Para lo primero, Bush dijo ayer desde su rancho de Crawford que “seguimos creciendo a pesar de todo”, y que el martes, en Chicago, anunciará las políticas para fortalecer la economía, que será lo mismo que antes: reducción de impuestos para las grandes empresas. Para Irak, Bush declaró que a Saddam Hussein “le está llegando la hora de la verdad”, aunque el actual despliegue militar norteamericano en el Golfo Pérsico relativice la dureza de la amenaza. Y para Corea del Norte, cuyo programa nuclear reactivado parece bastante más peligroso que las elusivas armas de destrucción masiva de Saddam, el presidente reiteró que se trata de una crisis “diplomática y no militar”.
“La economía sigue creciendo aunque hayamos pasado por una recesión, un ataque terrorista y una pérdida de confianza de parte de las empresas debido a algunas malversaciones. Pero debo reconocer que hay ciertas incertidumbres”, indicó Bush. Los indicadores de los últimos tiempos del 2002 que se acaba de ir no son muy alentadores: el índice de confianza del consumidor volvió a caer en diciembre y se acercó a los niveles de octubre (que son los más bajos desde 1993), varios analistas consideran que el crecimiento económico, que fue del cuatro por ciento del PBI en el tercer trimestre, caerá a entre 0,5 y 1,5 por ciento para el último trimestre de 2002 y el Departamento de Trabajo publicó ayer mismo que, al 21 de diciembre pasado, había 3,42 millones de personas sin empleo, una cifra que representa el seis por ciento de la población económicamente activa.
“La semana próxima, cuando hable sobre un paquete de estímulo económico, hablaré sobre cómo crear empleos, de la mejor forma de crear empleos, así como de qué manera ocuparse de aquellos que no tienen un empleo”, dijo Bush. Según analistas, en lo que está pensando Bush es en nuevos recortes de impuestos por unos 300.000 millones de dólares en 10 años, que se agregan a los 1,35 billones de dólares de reducciones en una década lanzada en 2001 poco después de la asunción de la actual administración. Los que defenderán las viejas medidas serán los nuevos funcionarios económicos: el secretario del Tesoro, John Snow, y el consejero económico de la Casa Blanca, Stephen Friedman.
Bush también habló de la preocupación fundamental de su administración en estos momentos: Irak. “Yo creo que Saddam Hussein debe entender que llegó la hora de la verdad”, señaló Bush y afirmó luego que esperaba no tener que llegar a la guerra para desarmar al régimen de Bagdad, aun cuando Irak es “un peligro para el pueblo estadounidense. Es un peligro para nuestros amigos y aliados”. Ayer, un destructor norteamericano se estaba acercando al canal de Suez, supuestamente hacia el Golfo Pérsico, y hay informaciones de envío de soldados a la región, pero muy lejos de las cifras que se manejan para una eventual invasión sobre Irak en un plazo relativamente cercano.
Y por último, el presidente norteamericano se refirió también a otra preocupación que a su administración no le hubiera gustado tener, a diferencia de la de Irak: Corea del Norte. “Creo que la situación en Corea del Norte se resolverá de manera pacífica”, destacó y que para ello Estados Unidos está trabajando con sus países amigos para mostrarle a Corea del Norte “que no va en sus mejores intereses desarrollar armas de destrucción masiva”. Reiteró que la crisis con Pyongyang “es un problema diplomático, no un problema militar” y desmintió que Corea del Sur esté enfrentada con Estados Unidos sobre el tipo de presión que se pretende ejercer sobre Pyongyang para que detenga la reactivación de su programa nuclear. Bush dijo que la decisión de suspender en noviembre los envíos de combustible a Corea del Norte había sido tomada en común con Japón, Corea del Sur y la Unión Europea. Fuentes de la Casa Blanca dijeron que Washington no tiene intención de exigir la suspensión de la ayuda alimentaria a Corea del Norte, una medida que también es rechazada por Corea del Sur.
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