Jue 30.12.2010

EL MUNDO  › EL PLAN DE OBAMA PARA AFGANISTáN NO FUNCIONó

Estrategia fracasada

El 2010 fue, lejos, el más mortífero de los nueve años de guerra en Afganistán para los 140 mil soldados de la OTAN. La táctica de los talibán les ha permitido ganar terreno.

La estrategia estadounidense, marcada por refuerzos importantes en 2010, por el anuncio de una retirada progresiva a partir de 2011 en Afganistán, y por un diluvio de misiles dirigidos contra Al Qaida en Pakistán, no produjo efectos decisivos en el frente de la “guerra contra el terrorismo”. Al menos 707 soldados de la fuerza internacional murieron durante este último año, según el balance de la AFP a partir de las cifras dadas por el sitio web independiente icasualties.org.

Esto convierte a 2010, de lejos, en el más mortífero de los nueve años de guerra en Afganistán para los 140 mil soldados de la fuerza de la OTAN, dos tercios de ellos norteamericanos, que luchan contra los talibán, cuya táctica de guerrilla les ha permitido ganar terreno incluso en el norte. La mayoría de soldados fallecidos, 493, fueron estadounidenses. Según icasualties.org, desde el comienzo de la guerra, a finales de 2001, murieron en este conflicto 2271 soldados de la coalición, de los cuales 1440 eran norteamericanos.

En 2009, que ya había sido el año más sangriento para la coalición de fuerzas internacionales, fallecieron 521 soldados. Unas cifras que no dejan de crecer desde el inicio del conflicto: 60 en 2004, 131 en 2005, 191 en 2006, 232 en 2007, 295 en 2008, 521 en 2009 y las 707 del presente año. Según la ONU, el número de víctimas civiles en los 10 primeros meses de 2010 creció un 20 por ciento con respecto al mismo período del año anterior. Un total de 2412 civiles murieron y 3803 fueron heridos, la mayoría en atentados suicidas.

El diario estadounidense The Wall Street Journal publicó el lunes unos documentos confidenciales de la ONU en los que se constata una clara degradación de la seguridad, sobre todo en el norte y el noroeste del país, aunque sigue siendo el sur afgano la zona más hostil a las tropas internacionales. El objetivo de Estados Unidos de retirar las tropas de combate a partir de 2011 y de confiar a las fuerzas afganas la seguridad del país antes de fines de 2014 es, en opinión de los expertos, excesivamente optimista, por no decir utópico.

Una imagen quedará grabada en este fin de año 2010: la visita relámpago del presidente Barack Obama en plena noche y mantenida en secreto por “razones de seguridad”. El jefe de Estado no salió de la base norteamericana ni se trasladó a Kabul para reunirse con su homólogo afgano, Hamid Karzai. Según la Casa Blanca, no lo hizo como consecuencia del mal tiempo.

Esa visita furtiva provocó burlas de los talibán, que evocaron una “huida de Afganistán en plena noche”. A principios de diciembre, el comandante de las fuerzas internacionales, el general norteamericano David Petraeus, estimó que el plazo de 2014 es una “perspectiva razonable”, aunque agregó que no hay “nada seguro”.

En cuanto a las zonas tribales de Pakistán, fronterizas con Afganistán, siguen siendo el cuartel general de Al Qaida en el mundo y la base de retaguardia de los talibán afganos. Los innumerables misiles lanzados por aviones teleguiados de la CIA mataron a algunos dirigentes de los rebeldes islamistas, rápidamente reemplazados, pero no lograron neutralizar la fuente de kamikazes susceptibles de atacar a los países occidentales, como lo demuestra el fallido atentado de Times Square en Nueva York el 1o de mayo pasado, ideado en Pakistán según los investigadores, y los atentados frustrados en Europa señalados por los servicios de inteligencia.

En el ámbito político, la falta de legitimidad del presidente afgano y la impopularidad del jefe de Estado paquistaní, añadidas a la corrupción que gangrena sus gobiernos, siguen sembrando dudas en Occidente.

En Afganistán, las tensiones aumentaron aún más entre Karzai, ya reelecto en 2009 gracias a fraudes masivos, y la comunidad internacional, empezando por Estados Unidos. Los comentarios de diplomáticos estadounidenses revelados por el portal Wikileaks sobre su “paranoia”, su “debilidad” y la corrupción de sus allegados traducen esa recíproca desconfianza. Dichas tensiones influyen negativamente en los afganos, escasamente movilizados en las legislativas de septiembre (apenas 40 por ciento de participación), en las que también hubo fraudes masivos.

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