EL MUNDO › UN PARTIDO ANTIORTODOXO SE CONVIERTE EN UNA POSIBLE BISAGRA DE PODER EN ISRAEL
La derecha laica salta al primer plano
El Shinui, un partido ultralaico que rechaza los privilegios de los ultraortodoxos en la política, el ejército y la economía de Israel, fue el gran ganador en las elecciones israelíes de ayer, junto con Ariel Sharon. Y la izquierda pacifista retrocedió.
Como se esperaba, el premier Ariel Sharon, líder del partido nacionalista Likud, se aseguró un segundo mandato para un período de cuatro años en las elecciones legislativas israelíes de ayer, pero la sorpresa fue el ascenso del partido anticlerical Shinui, y con él se potencia la vía hacia una coalición de gobierno laica, si el laborismo se baja de su negativa a un nuevo gobierno de unidad con el Likud. Escrutado el 99 por ciento de los locales electorales, el partido de Sharon obtenía la mayoría de 37 diputados del total de las 120 bancas de la Knesset (Parlamento), mientras que su ex aliado, el Partido Laborista, liderado por Amran Mitzna, ganaba 19 bancas. Shinui se ubicaba en el tercer lugar con 15 bancas y el ultraortodoxo Shas, el cuarto lugar, con 10. El partido Frente Izquierdista Meretz sólo obtenía siete bancas, lo que provocó la renuncia de su líder Yossi Sarid. La misma cantidad fue para la Unión Nacional, de derecha. Sharon se congratuló de la “histórica” victoria y llamó a los partidos a formar un gobierno de unidad nacional. Eso sí, dijo no tener intención de formar coalición con la extrema derecha.
Los israelíes acudieron a las urnas por tercera vez en cuatro años para elegir entre 27 partidos a los 120 diputados del Parlamento, en medio de fuertes medidas de seguridad que implicaron el despliegue de 30.000 soldados y policías en los 8.000 centros electorales y lugares más frecuentados de todo el país. De los 4,3 millones de israelíes judíos y árabes convocados a participar en la elección, sólo el 69 por ciento acudió a la cita, lo que para Israel representa un alto abstencionismo: fue a votar un diez por ciento menos que en 1999. Al emitir su voto, muy temprano ayer en Jerusalén, Sharon ya había dado por “segura” su victoria. En tanto, Mitzna, que votó en la ciudad portuaria de Haifa, donde es alcalde, reiteró que no iba a declinar en su decisión de negarse a un gobierno de coalición con el Likud. La coalición Likud/Laborismo se quebró en noviembre pasado, lo que precipitó las elecciones. Anoche el liderazgo laborista seguía negándose a una alianza, pero el partido puede romperse bajo el impacto de la derrota en unas elecciones que fueron precipitadas por su abandono del gobierno de unidad nacional.
El anuncio de los resultados oficiales provisionales está previsto recién para la noche de mañana. Según los resultados a boca de urna que difundieron los medios locales, el Likud obtuvo 37 escaños, siendo que en las elecciones de mayo de 1999 había logrado sólo 19 escaños. El Partido Laborista, que contaba con 25 diputados en la precedente Knesset, obtuvo 19. Detrás se ubicó el Shinui, con 15 escaños, un enorme avance en relación a 1999, cuando sólo obtuvo 6 escaños. Así, el gran ganador del escrutinio fue el Shinui, que se quiere convertir en el partido de la clase media. Sin embargo, esta fuerza no tiene definida su postura en cuanto a la solución del conflicto con los palestinos, aunque dice encarnar “un equilibrio” entre la derecha y la izquierda.
El partido ultraortodoxo Shas obtenía 10 escaños, en comparación con 17 en 1999, convirtiéndose en la cuarta formación del nuevo Parlamento, delante de los ultranacionalistas de la Unión Nacional, que lograban 7 escaños, igual número que en 1999. En cambio, el Meretz cayó de 10 a 7 diputados.
El partido Shinui, liderado por el periodista Yosef Lapid y caracterizado principalmente por sus posturas anticlericales, fue la sorpresa de la jornada, volviéndose la tercera fuerza política. El número de votos que obtuvo lo convierte en el principal contrincante del partido Shas de los sefaradíes, que ha visto su poder reducido de 17 a 12 escaños, en su capacidad para convertirse en agrupación bisagra. “Lucharemos contra la imposición religiosa, alistaremos en el ejército a todos los judíos (en alusión a los ortodoxos que no sirven en el ejército) y lucharemos contra la corrupción”, declaró Lapid. Este felicitó a Sharon por la victoria y lo exhortó a la creación de un coalición de gobierno laica. “La primera prioridad para nosotros es la constitución de un gobierno de unión nacional con el Likud y el Partido Laborista”, señaló Lapid. El líder del Likud se enfrenta a una difícil situación: forzado a formar un gobierno de unidad nacional, para conseguir mayoría en un Parlamento de 120 diputados, corre el riesgo de quedarse sin los laboristas. En este escenario Sharon podrá buscar formar un gobierno de la derecha religiosa y nacionalista junto a los extremistas de Israel Beiteinu, los ultraortodoxos del Shas y el Mafdal (Partido Nacional Religioso). Pero este sería un gobierno inestable, sembrado de contradicciones, y derivaría en nuevas elecciones en el plazo de un año.