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El duhaldismo incorporó un nuevo método de presión para que el menemismo acepte ir a las generales sin pasar por las internas: anunció que el propio Eduardo Duhalde será el encargado de designar la fórmula presidencial en caso de que la Justicia finalmente invalide el sistema de “neolemas”.
El Presidente ostentará esa facultad desde la conducción de la denominada Comisión de Acción Política (CAP). Se trata de un cuerpo creado ad hoc durante el último congreso partidario con el claro propósito de “domesticar” al menemismo, o al menos forzarlo a aceptar las reglas de juego impuesta por su adversario histórico.
¿De qué manera? Con un mensaje inequívoco: si no se acepta la modalidad de neolemas, que promueve la presentación de todos los candidatos del PJ sin pasar por internas, será la CAP la que designará a dedo al binomio presidencial.
La CAP tiene entre sus integrantes a gobernadores y autoridades partidarias que, más allá de los matices, a la hora de votar no lo harían por Carlos Menem o Adolfo Rodríguez Saá sino por Néstor Kirchner, el candidato oficial. De hecho, esa comisión cobró vida durante un congreso de clara hegemonía duhaldista.
En términos estratégicos, la CAP es una respuesta política a la ofensiva judicial del menemismo, que ya logró un fallo de la jueza María Romilda Servini de Cubría rechazando los “neolemas” e impulsando la designación del candidato del PJ a través del tradicional método de internas.
Oficialmente se defendió la negativa a la puja por la supuestas irregularidades que presentaban los padrones del PJ. Desde la vereda de Menem se dice que en verdad Duhalde evita las internas porque tiene miedo de ser derrotado.
Lo cierto es que el mandatario asumirá en la CAP en lugar de Eduardo Camaño, quien anunció su paso al costado ayer en la quinta de Olivos. El cambio se podrá justificar desde la formalidad: la sensatez de que sea el Presidente y no el titular de la Cámara de Diputados el que lleve las riendas de un cuerpo que también integran gobernadores.
Pero esa lógica de jinetas no excluye la necesidad de un mayor compromiso del Presidente en la pelea interna con su archirrival. Claro, con esta batalla política perdida, el menemismo por ahora atina a responder judicialmente. Ya ni habla del congreso de Lanús salvo para cuestionar su legalidad, pese a que allí estuvieron sus propios representantes.
–En verdad Menem quiere que sea Servini la que lo elija candidato –chicaneó ayer Kirchner.
Duhalde por ahora tiene a Rodríguez Saá como un aliado involuntario. El puntano avaló la resolución del congreso aunque marcó diferencias con al conformación de la CAP ya que allí no hay ningún referente de su palo. Menem, en cambio, mantiene su pelea casi solitaria por la realización de las internas. Casi por la irrupción en escena de Rubén Manusovich, quien también pugna ahora por una primaria entre justicialistas.
La asunción de Duhalde en la CAP ya había sido acordada durante la última semana con Kirchner, aunque dejando abierto el momento para hacerla efectiva. La resistencia del menemismo a la “mediación política” evidentemente aceleró la jugada, elegantemente camuflada ayer con una suerte de “operativo clamor” bonaerense.
Es que varios jefes distritales hicieron su procesión a Olivos para transformar en hecho aquello de que un “bonaerense –por Camaño– debe ser reemplazado por otro bonaerense”. Por la noche, en la habitual reunión que el peronismo provincial realiza en su sede porteña de Avenida de Mayo, el nombramiento de Duhalde fue formalizado aunque ahora deberá ser aceptado públicamente por el Presidente. El encuentro también sirvió para detallar el cronograma de campaña en territorio bonaerense acordado ayer mismo con Kirchner y que se iniciará el próximo martes en el microestadio de Lanús.